La hermosa Ivonne
Oscar González Bonilla
02 de Agosto de 2019
Por invitación telefónica de Ezequiel Parra Altamirano, compañero de oficio y caro amigo también, acudí este jueves al motel La Loma de la capital nayarita con el sano propósito de estar presente en la conferencia de prensa que ofrecerían Ivonne Ortega Pacheco y José Encarnación Alfaro Cázares, dupla que se conjuntó con interés de participar en el proceso interno por la dirigencia del comité ejecutivo nacional del Partido Revolucionario Institucional.
Con exquisita calma, cuando menos con veinte minutos de antelación de la hora citada, once de la mañana, arribé al sitio del encuentro. En ese momento bajó escaleras un par de colegas y me dijo que en salón de arriba se desarrollaba reunión de seleccionados militantes priistas nayaritas con la pareja ideal para dirigir al PRI nacional.
Una vez avistado el lugar de la conferencia, me arrellané en sillón de entrada del hospedaje. Llegaron los representantes de los diferentes medios de comunicación locales. Transcurrido el tiempo, uno de ellos me hizo saber, con el reloj de pulso a la mira, que ya eran las once de la mañana en punto. Le dije: esto va para largo. Sólo que los aspirantes decidan suspender su participación en la reunión con militantes dará inicio la anunciada conferencia de prensa.
Me interesaba conocer en persona a Ivonne Ortega, personaje político sobre quien puse atención sobre todo cuando fue gobernadora de Yucatán. Una mujer encantadora que descolló en el terreno político, con belleza y grandes atributos físicos. A ella, en ese entonces, recuerdo que sus detractores políticos la sobajaban dizque por falta de inteligencia, es solo un cuerpo hermoso, señalaban. Ahora sus adversarios priistas la denostan por ser madre soltera. ¿Y eso qué? Ella es dueña de su cuerpo y con él puede hacer lo que considere más conveniente. Por ejemplo, hubo mujer casquivana que tuvo 17 hijos sin estar en matrimonio, pero ésta tenía incontinencia familiar.
De repente baja Pepe Alfaro y se instala en la mesa propia para dos conferencistas. Empieza alocución referente a las actividades de proselitismo. ¡Oh, desilusión! No estará Ivonne, a quien ansiaba conocer. Con todo y gesto de desaprobación en primera fila me di a la tarea de escuchar. “La elección será el domingo 11 de agosto. En juego hay dos proyectos distintos, por una parte la fórmula que trata de imponer la cúpula del partido: el expresidente Enrique Peña Nieto y once gobernadores (priistas) que en colusión con el actual gobierno (federal) se pudieron de acuerdo para imponer la dirigencia del partido” (a Alejandro Moreno Cárdenas “Alito”).
Luego entonces, por agradable sorpresa llega al lugar de la conferencia Ivonne Ortega, ataviada con blusa blanca y figuras tejidas en colores en la parte superior, muy a la usanza de la mujer yucateca. También portaba un pantalón de mezclilla azul que engalanaba sus atributos físicos. En realidad una mujer hermosa, amén de sagaz e inteligente. Desde ese momento llevó la batuta sobre contestación a las diversas interrogantes de los reporteros nuestros.
Variopintos fueron los temas allí tratados. Ivonne considera que la militancia priista está cansada de la imposición vivida durante muchos años. Ha dicho que en estos momentos el PRI está dividido, confrontado, enojado y dolido. Con base en estas versiones me preparé con dos sustanciosas preguntas, en ellas incluida sobre de dónde obtiene recursos económicos para la realización de proselitismo por el país, habida cuenta que ha sido denunciada ante tribunal electoral por propios priistas de haber realizado precampaña y actual campaña ostentosas.
Sin embargo, me quedé con la escopeta cargada. Totalmente desencanchado no me atreví a preguntar con el prejuicio de no contribuir al desorden. No hubo quien diera el uso de la voz a los reporteros, condición que aprovecharon algunos para preguntar no una, sino hasta tres veces en forma discontinua. Era arbitraria la participación, quien tuvo más saliva trago más pinole. Fue entonces que me retiré de la cercanía a los conferencistas.
Entablé breve diálogo con compañeros reporteros. Y una vez satisfecho mi deseo de conocer en persona a Ivonne Ortega Pacheco decidí emprender la huida. Sólo cuando me hallaba muy alejado del sitio de la conferencia, al revisar material fotográfico y de audio, advertí que en el lugar olvidé mi grabadora digital.
Fue entonces que recordé a mi gran amigo ya fallecido Arturo “El Guacho” Zúñiga Estrada, reportero gráfico, que me decía: Tú, cabrón, aparte de ciego y sordo estás pendejo. Aunque siempre me molestó su dicho, hoy comprendo que sigue teniendo razón.
Comentarios