De nuevo el capital transnacional dobla a Donald Trump
Octavio Camelo Romero
09 de Junio de 2019
No obstante que el Presidente de México le extienda la mano derecha a Donald Trump en lugar de alzar el puño de la mano izquierda, el Presidente de los Estados Unidos ha puesto a la economía mundial al borde de la crisis. El Presidente Trump tiene una forma peculiar de hacer política que trastoca la forma tradicional de la relación entre el Capital Transnacional y el Gobierno, así como, un modo distinto del habitual en las relaciones diplomáticas con el resto de los países del mundo. Por eso, el trumpismo se sale de los cánones tradicionales y los enfrenta, los critica y hasta proferir denuéstos. Ante tal situación, la relación hegemónica y tradicional de los intereses del Capital Transnacional sobre el Gobierno, y en general sobre el Estado norteamericano, de pronto aparece como una relación ajena y opuesta, a través de la cual el Gobierno de Trump atenta contra los intereses creados de los Capitales Transnacionales de los Estados Unidos de América. Como casos insólitos se presentaron la negativa al Tratado de libre Comercio entre México-USA-Canadá, TLCAN, la Guerra Comercial USA-China, etc.
Aparentemente en la relación Capital-Gobierno Trump toma la batuta y subordina al Capital-Transnacional no solo a sus intereses, sino también a sus ocurrencias y a sus formas de gobernar. Sin lugar a dudas este sería un fenómeno inédito en dicha relación. Pero no nos sorprendió, porque en la relación dialéctica cada polo juega temporalmente el papel de dominante mientras el otro, de dominado.
Por su parte, los ministros de finanzas y los gobernadores de los bancos centrales de las 20 economías más grandes del mundo, el G-20, están preocupados por el panorama de la economía mundial que, en medio de las crecientes disputas comerciales entre China y Estados Unidos, se visualiza crítica.
La creciente disputa comercial USA-China ha sacudido a los Capitales Transnacionales de ambas regiones del planeta, que temen que los países estén avanzando por un camino que dañe gravemente las líneas de suministro global y frene una economía mundial que ya se está desacelerando. Las dos mayores economías del mundo están embarcadas en una guerra arancelaria cada vez más agresiva que las ha llevado a elevar mutuamente los gravámenes sobre sus bienes importados, incluso mientras negocian. En el corto plazo la situación comercial entre China y Estados Unidos se percibe severa con muchos desafíos. Y en el largo plazo ninguno de los caminos será de fácil acceso.
Las relaciones entre Estados Unidos y China se han deteriorado desde que el presidente Donald Trump acusó a Pekín de incumplir los compromisos de cambio en su manera de hacer negocios con el resto del mundo. Washington elevó los aranceles a los productos chinos y amenazó con nuevos gravámenes, mientras que Pekín tomó medidas compensatorias e impuso también aranceles. Sin embargo, Donald Trump y Xi Jinping se reunirán en una cumbre de líderes del G-20 a fines de este mes, y se espera que el trumpismo rectifique.
Por su parte, los Capitales Transnacionales Americanos doblegaron al Presidente Donald Trump para que, por un lado, México, Estados Unidos y Canadá alcancen un acuerdo con el propósito de que la Unión Americana elimine los aranceles al acero y al aluminio que impuso a los productos de sus dos socios comerciales y, por el otro, se firmara el tratado de libre comercio T-MEC. Sin embargo, bajo la misma presión, volvió a doblar a Trump para que suspendiera la amenaza de gravar con un 5 por ciento a las importaciones mexicanas, en fin.
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