Homenaje al maestro Bernardo Narváez Ávila
Sergio Mejía Cano
03 de Mayo de 2019
Este jueves 02 de mayo, en las instalaciones de la Delegación Estatal del ISSSTE bajo la dirección de su delegado el doctor Roberto Fierros Aroza, se rindió un merecido homenaje al destacado maestro, historiador, periodista y escritor nayarita, don Bernardo Narváez Ávila por haber y estar aportando datos históricos del estado de Nayarit a través de sus más de 40 libros impresos que han ofrecido un gran deleite y recuerdos a quienes los han leído.
El currículum vitae del maestro Narváez Ávila es muy amplio, pues tiene en su haber toda una gama de servicios prestados para el bien del estado que lo vio nacer allá por el año de 1948 en el barrio de Acayapan, siendo sus padres Anastasio Narváez Durán y la señora Natividad Ávila Navarro.
Bernardo Narváez es profesor normalista, maestro en lengua y literatura, maestro en pedagogía y obtuvo el doctorado en esta materia en el año de 1984; y entre sus actividades académicas se ha desempeñado como maestro de primaria y secundaria durante 12 años, y ha impartido cátedra en la escuela secundaria Artículo 123, así como en la secundaria Federal número 13, también ejerció su cátedra en la escuela de trabajo social y en la Universidad Autónoma de Nayarit, así como en la Universidad del Valle y en la Normal Urbana y Normal Superior de Nayarit, y también en la Universidad del Álica. Fue profesor titular “C” de tiempo completo de la Unidad 181 de la Universidad Pedagógica Nacional, también fungió como director del Centro de Actualización del Magisterio de Nayarit entre los años de 1995 a 1997, fue coordinador de difusión cultural de la UPN de 1982 a 2010, y coordinador también de la Life-UPN.
Entre sus actividades docentes ha impartido las asignaturas de redacción e investigación documental, ensayos didácticos, técnicas y recursos de investigación, filosofía e historia de las ideas; en fin, ha desempeñado varios cargos de nivel académico, cosa que no le quitó tiempo para ejercer la escritura tanto en libros como en periódicos de los que fue fundador de algunos de ellos, así como de revistas, boletines y semanarios, lo que le ha dejado una gran satisfacción debido a que ha dejado plasmado en sus libros los gratos recuerdos de su infancia, su adolescencia, juventud y madurez haciendo un recorrido desde cuando Tepic era una ciudad romántica, tranquila en donde, comenta el maestro Narváez, por vivir en las cercanías de los lavaderos de Acayapan y desde luego al río Mololoa podían disfrutar él y sus amigos de darse chapuzones diariamente con toda la seguridad de aquel entonces en que las aguas del río eran cristalinas y sin ningún ápice de contaminación.
Comentó el maestro Narváez Ávila en el momento en que tomó la palabra antes de que el doctor Fierros Aroza le entregara el reconocimiento por su larga trayectoria literaria y docente, así como comunicador en prensa escrita y de radio, que en 1975 inició sus servicios como maestro en la Décima Tercera Zona Militar; y en 1975 inició la renovación de los programas de Literatura Hispanoamericana en la UAN.
Añadió que desde sus primeros años de vida se familiarizó con el lenguaje oral y escrito, ya que desde sus primeros años siempre existieron los libros en su hogar, en la primaria, hasta llegar al Doctorado en Pedagogía y aun a la fecha sigue leyendo y escribiendo; y enfatizó que los libros son unos de sus mejores amigos, sus aliados, ya que gracias a ellos ha tenido notas destacadas; sin embargo, afirmó que es aún mucho lo que le falta por aprender, pues en los libros hay ideas, genios, sentimientos, imágenes de quien escribe y desde luego de quien lee, de quien habla y escucha, ya que los libros, abundó, nos llevan por muchos caminos de manera ordenada, trabajadora y productiva.
Resaltó Narváez Ávila que en 1973 conoció a la maestra María Consuelo Estrada López con quien contrajo matrimonio habiendo dos hijos de esta unión.
Su fuente de inspiración para escribir libros le llegó luego de conocer al maestro José Carrillo y García, egresado de la Universidad de la Sorbona de París, Francia a quien oyó comentar que llevaba siete libros escritos, por lo que fue una gran motivación para pensar que algún día él también escribiría al menos un libro; y otro motivo para escribir libros se le dio cierta vez al estar en un stand de la Mexicanidad, cuando se llevaba a cabo en La Alameda y parque Juan Escutia, cuando miró un libro que le pareció “malo”, por lo que se comprometió con su señora esposa a que él escribiría uno mejor.
Sea pues. Vale.
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