Tepic, Nayarit, jueves 21 de noviembre de 2024

Si se bañan se convertirán en peces

Sergio Mejía Cano

23 de Abril de 2019

Este pasado martes de la Semana Santa estuve en Guadalajara, en el vecino estado de Jalisco. Abordo el Macrobús después de visitar a una tía, y me toca sentarme al lado de una señora de la tercera edad, la que en cuanto me siento me dice que en días habituales qué esperanzas de que hubiésemos encontrado asientos libres, aunque fueran preferenciales, pero que gracias a esta semana casi no había usuarios.

Después de un rato de ir rodando, de pronto me da un ligero codazo para llamar mi atención y en cuanto la volteo a ver me dice que ya no hay temor de Dios, que estos son días de guardar, pero que ahora la mayoría de la gente sale a vacacionar sin importarles para nada sufrir algún castigo, y añade que hasta su familia, hijos y nietos se habían ido fuera de la ciudad y que ella nada más cumplió con darles la bendición. Le digo a la señora que ahora es así y que recordara que también las posadas eran para mucha gente sinónimo de pachangas; y además, para muchas personas son los únicos días del año que tienen oportunidad de salir a relajarse de la vida cotidiana, del estrés del trabajo y de lo común de los días normales, pues hay gente que puede disfrutar de domingo a domingo, otras personas tienen asueto nada más de jueves a domingo de la también llamada semana primaveral, y hay comercios, empresas o negocios que únicamente les dan a sus trabajadores jueves y viernes santos y nada más, y de ahí a que los centros vacacionales estén saturados; y coincidió conmigo esta venerable anciana en que para la mayoría de la gente en realidad no se disfrutan tanto estos días precisamente debido a la aglomeración en la mayor parte de las playas u otros lugares turísticos.

La señora que me tocó de compañera de viaje en el mentado Macrobús cerró la plática persignándose y diciendo: “que Dios los perdone” y tan, tan, ya no volvió a decir nada. Sin embargo, su creencia me hizo recordar a una tía abuela que allá a finales de la década de los años 50 del siglo pasado que al igual que en los templos católicos cubría con mantos de color oscuro todas sus imágenes religiosas que tenía en su casa y que eran muchas y no permitía que se oyera radio y que ni nos riéramos ni gritáramos y mucho menos correr por su casa en donde una Semana Santa nos dejaron encargados a mis hermanos y a mí; y hasta nos prohibió bañarnos el jueves y el viernes, pero mi hermana mayor de todos modos se bañó y nos hizo bañarnos a mis otros dos hermanos y a mí; y que se prende la tía abuela diciéndonos una sarta de improperios porque habíamos pecado y que no nos sorprendiera que nos convirtiéramos en peces por habernos bañado.

Fue hasta 1963 cuando tomé plena conciencia de lo que es el hermoso Mar en Melaque, Jalisco, pero persistía en mí la idea de que la gente se convertía en pez si se bañaba y creía que en el Mar era más factible esto, así que mi imaginación me hizo esperar a ver en qué momento los bañistas en la playa se comenzaban a convertir en peces, pero al ver que pasaban los minutos y nada de nada, pues ahí voy a que me revolcaran las olas, y desde entonces erradiqué de mi mente esa idea de que no había que bañarse en los días santos so pena de convertirse en peces la gente.

No dudo que aún hoy en día en pleno siglo XXI haya personas que sigan teniendo esas creencias y que no oigan radio ni vean televisión y desde luego sepan de algún tipo de noticias, porque tal vez por eso a pesar de que se anunció ampliamente que no pasaría el camión recolector de basura desde el jueves hasta el domingo de la Semana Santa, aun así sacó su basura ya sea afuera de sus casa o a ir a amontonarla en una esquina, hecho que han aprovechado canes y mininos para desbaratar muchas de las bolsas dejando regada gran parte de la basura que contenían estos recipientes. Así que buena tarea les espera a los trabajadores de la limpieza del municipio de Tepic, aunque como señalan algunos vecinos que lo más probable es que dejen mucha basura tirada debido a que los empleados de los camiones recolectores no cuentan con los implementos necesarios para recoger la basura que se esparce en el suelo, precisamente por la acción de perros y gatos y hasta de gente que hurga la basura para ver qué encuentra que le sirva, ya que muchos de los pepenadores en las calles de la ciudad abren las bolsas y algunas veces no las vuelven a cerrar o dejar como estaban.

Pero en fin, al parecer ya esta semana de Pascua todo volverá a la normalidad y a seguir con nuestra vida habitual. Sean felices.

Sea pues. Vale.

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