El capital transnacional ahoga el desarrollo de México
Octavio Camelo Romero
21 de Enero de 2019
Más que bienestar a los mexicanos, el capital transnacional ha traído al país corrupción en todas sus manifestaciones y niveles gubernamentales, ha sumido a los trabajadores nacionales en la desocupación y la pobreza, ha distorsionado el desarrollo natural del capitalismo mexicano, ha sumergido a la nación en una profunda crisis existencia, política, ideológica, económica y cultural. Aquella gran idea de la décadas 60 y 70 de convertir a México en la primera potencia industrial latinoamericana, quedó reducida a dejar al país como apéndice del capitalismo norteamericano, situación en la cual el PRI y el PAN jugaron un papel protagónico, desde Miguel de la Madrid hasta Enrique Peña Nieto. La dependencia industrial ha llegado al extremo de convertir a los exportadores mexicanos en importadores, pues primero deben importar buena parte de los componentes del producto que se va a producir con vista a la exportación. Con semejante situación la industria extranjera, fundamentalmente la de los países desarrollados, es la verdaderamente beneficiada, y la nacional queda en calidad de apéndice. Como consecuencia, la industria nacional muestra un relativo estancamiento y cede a los servicios el ser el factor de crecimiento económico del país.
El actual presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, pretende rectificar rumbos en la política nacional, en el modelo de país y en el desarrollo del país. Pretende desarrollar a la agricultura y a la ganadería hasta lograr la soberanía agroalimentaria. Pretende fomentar la inversión privada en la creación de puestos de trabajo. Pretende reformular la educación para que todos los jóvenes tengan acceso a ella y se convierta en promotora de desarrollo, etc. Sin embargo, los instrumentos del capitalismo transnacional ya hicieron presencia en los medios locales para presionar al gobierno y evitar desenlaces.
Por lo pronto la OCDE ya dijo que “participará con la actual administración federal en la construcción del nuevo proyecto educativo para México, y que a partir de esta semana se iniciarán reuniones para impulsar una nueva ley de educación superior.” Y en relación con la Reforma Educativa peñanietista, hace un llamado a no tirar todo por la borda, ni la reforma de 2012 ni sus ideas sobre educación superior, ¿qué ha funcionado y qué es lo que puede permanecer?
La OCDE propone un sistema educativo más competitivo que esté vinculado a la formación de capital humano. Y para eso, plantea el involucramiento del sector privado con la universidad. Pide que se dé mayor participación privada en la construcción de una visión estratégica para garantizar mayor calidad de los egresados. Sin embargo, la orientación dada por esta institución al servicio del capitalismo transnacional no ha servido para sacar al país de su estatus de crisis permanente.
Según fuentes, entre 2009 y 2017 CONACYT usó el Programa de Estímulos a la Innovación (PEI) para destinar 7 mil 367 millones de pesos a 512 a grandes empresas nacionales y trasnacionales, entre las que se cuentan titanes corporativos como IBM, Intel, Ford, General Motors, Monsanto, Bayer (antes de que ésta última adquiriese a la anterior), Continental, Volkswagen, Sanofi, Nissan, Kimberly Clark e Industrial Minera México. Además, sólo en el sexenio pasado, entre el citado PEI, programas de becas y otros fondos, alrededor de 50 mil millones de pesos fueron transferidos a los proyectos de investigación de diversas empresas. En fin.
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