Una clara discriminación
Sergio Mejía Cano
07 de Noviembre de 2018
Si hay algo en lo que coinciden la mayoría, si no es que todas las personas que han acudido a las zonas siniestradas por las crecidas de los ríos Acaponeta y San Pedro, sobre todo en la región de Tuxpan, es en que tanto fotografías como videos que se han mostrado en los medios informativos y en las redes sociales, se quedan cortos en cuanto a la realidad de la magnitud de los daños que, a pesar de que ya pasaron más de 10 días de lo sucedido, aun así pareciera el cuento de nunca acabar y más por la gran cantidad de lodo que arrastró la riada.
Pero como por lo regular a una tragedia le sigue otra y otra, para muchos de los damnificados esto al parecer apenas comienza debido a que ya de entrada se les está negando ayuda económica para resarcir sus viviendas muchas de las cuales sufrieron pérdida total.
Mucha gente ahí presente, coincide también en que aparte de lo lamentable de lo que se ve la situación, a esto ahora hay que sumarle los malos aromas que emanan de algunos puntos en los que se han retardado las excavaciones para retirar esa gran cantidad de lodo que bien pensado no se sabe cómo fue que llegó porque por lo regular las lluvias por más fuertes que han sido en su momento a lo largo de la vida, jamás había ocurrido algo así ni cuando el huracán Kena que si bien pegó más abajo del estado, de todos modos en esta zona ahora devastada también han caído fuertes torrenciales pero que no han arrastrado tanto lodo, ¿por qué?, es lo que mucha gente se pregunta; y abunda: y Acaponeta y sus alrededores no es la primera vez que se inunda, pues es bueno recordar aquella gran inundación de 1968 en que el agua cubrió gran cantidad de casas por haberse salido el río, pero después de muchos días de lluvia y no dos nada más; sin embargo, en aquella inundación fue pura agua y si acaso hubo lodo no fue tan en grandes cantidades como en esta ocasión.
Y por si fuera poco lo que están padeciendo miles de damnificados, ahora en el Congreso Estatal les salen con que el Fondo Nacional para Desastres Naturales (FONDEN), no cubrirá los daños a inmuebles. Mira tú, qué suave; si el sistema mismo lo dice que es un fondo nacional para los desastres naturales, ¿qué no acaso los damnificados no son nacionales y por ende pertenecen a la Nación? ¿No lo dijo alguna vez el entonces presidente del país José López Portillo que “la solución somos todos? Así que la Nación también somos todos, y en estos casos no puede ni debe haber este tipo de discriminación porque quienes resultaron afectados en sus viviendas no tuvieron ninguna culpa de lo que les aconteció más que el hecho de haber construido cerca de donde podría pasar el agua en caso de una crecida, pero ¿para saber cuándo y cómo?
Según el pretexto para no ayudarles en sus bienes inmuebles es que no tienen escriturados sus terrenos por haber construido en zonas ejidales; sin embargo, aquí es donde está el meollo del asunto, ya que si son terrenos ejidales por fuerza debe de haber escrituras comunales, y si la gente afectada no tiene escrituras en forma particular, deben de existir las del ejido y entonces apoyarse en estas para que reciban la ayuda requerida, porque ¿de qué otro modo podrán a volver a encarrilarse en la vida si se presume que mucha gente sufrió pérdidas totales en todo?, así que mientras van recuperando documentación se ocupan recursos económicos pero sobre todo un techo en donde pernoctar. Y sí se puede, pues no el propio diputado local Leopoldo Domínguez González siendo presidente municipal de Tepic, para poder desalojar a la gente que se había aposentado en lo que ahora es la Plaza de los Mariachis o de los Músicos, no les mandó a construir unas casitas para poder quitar a esa gente y por fin poder arreglar dicha plaza y todo mundo contento, aunque al parecer menos los beneficiados porque según alguien comentó que tenían que dormir de pie porque acostados no cabían en esas casitas; pero casitas al fin y al cabo.
Pero lo peor es que el diputado local Leopoldo Domínguez afirma que el FONDEN no cubre tampoco los daños al campo ni a la pesca, ¿entonces qué, que se rasquen con sus propias uñas los afectados? Esto es una clara discriminación porque el dinero del FONDEN no tiene por qué condicionar a quién sí y a quién no se tendrá que ayudar, porque con el hecho de ser damnificados tienen todo el derecho a ser apoyados con ese dinero del FONDEN, por lo que los legisladores nayaritas locales y federales tienen que comenzar a abrir esa posibilidad de ayuda.
Sea pues. Vale.
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