El sector primario se desenvuelve asimétricamente
Octavio Camelo Romero
24 de Septiembre de 2018
Para algunos sabios, la actividad económica se encuentra dividida en tres sectores productivos básicos: primario, secundario y terciario. El sector primario, abarca las actividades enfocadas en la obtención o extracción de materias primas a partir de los recursos naturales. El sector secundario se encarga de procesar y transformar estas materias primas en productos para el consumo. Y el sector terciario engloba todas las actividades económicas relacionadas con los servicios. En este sentido, el sector primario comprende las actividades productivas de la extracción y obtención de materias primas como la agricultura, la ganadería, la apicultura, la acuicultura, la pesca, la minería, la silvicultura y la explotación forestal.
Hoy México está frente a la generación y apropiación de excedentes extraordinarios de ciertas esferas de actividad primaria, como son las de explotación de recursos naturales. La “renta diferencial”, esta es, la renta agrícola, la renta minera, la renta petrolera, se manifiesta con ciertas características distintivas, provenientes del control de las propiedades, de la naturaleza de los arrendadores y de la ubicación del recurso natural. Esta “renta diferencial” se distingue del sobre-excedente derivado de una ventaja tecnológica y del derivado de la fluctuación de precios de mercado en relación con precios de producción. Esta “ganancia extraordinaria” proviene de las circunstancias que hacen posible un costo individual menor al socialmente reconocido en el mercado como costo de producción.
En el caso de la minería, se sabe que el 70% del territorio mexicano es apto para desplegar actividades mineras. Y que de 2007 a 2012 se obtuvo una inversión acumulada estimada en más de 20 mil millones de dólares en la minería. Sin embargo, supimos que en Zacatecas los integrantes de 10 ejidos rentaron sus tierras a consorcios y empresas mineras para explotación del subsuelo. Los ejidatarios de El Vergel, Las Mesas, Cedros y El Refugio en el Municipio de Mazapil rentaron 5,400 hectáreas a la firma canadiense Gold Corp para operar la mina a cielo abierto “Peñasquito”, por cierto la más grande de oro y plata en su tipo en América Latina. Los canadienses habían acordado pagar $0.50 por metro cuadrado. Pero los campesinos renegociaron a través del Tribunal Agrario un nuevo pago. Y se supo que en Tabasco el Grupo La Veta de San Migue y el Grupo Industrial colombiano compraron 7,000 hectáreas de tierra a $30,000.00 cada una. También supimos que 2 millones de campesinos emigraron al país vecino como consecuencia del bajo ingreso agrícola. Y que el 60% de los ejidos de los estados del norte están rentados. Indiscutible que estas situaciones son consecuencia de la liberación de las ataduras del campo y de la dominación del Capital en el agro mexicano.
La Asociación Latinoamericana de Integración, ALADI, creada por 13 naciones de Latinoamérica y del Caribe en 1980 para impulsar un mercado común entre ellas, dió a conocer algunos datos de la producción agroalimentaria y de su comercialización.
Para ningún mexicano es desconocido que dentro de su dieta están el maíz y el frijol como alimentos principales. Tampoco se desconoce que todavía en la segunda mitad del siglo pasado como país éramos autosuficientes en la producción. Resulta que ahora la ALADI nos dice que México presenta un déficit en la balanza comercial de productos agroalimentarios y que el país importa alrededor del 30% del maíz requerido para la alimentación de los mexicanos. Por si fuera poco, nos informó que también registra bajos niveles de producción y altos índices de importación para el consumo doméstico de arroz y carne de cerdo. La producción mexicana de maíz, arroz, trigo, carnes, lácteos, azúcar y oleaginosas apenas es una tercera parte de la de sus principales competidores, Argentina y Brasil. Buena tarea le espera al próximo presidente de la República, a AMLO. En fin.
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