Tepic, Nayarit, jueves 21 de noviembre de 2024

Gente que vive en Tepic

Sergio Mejía Cano

17 de Septiembre de 2018

Es sorprendente cuando la mayoría de las veces se descubre lo que muchas personas traen tras de sí. Entablo una conversación informal con un señor que lustra calzado en los portales del andador Amado Nervo de la capital Nayarita.

Su nombre es Mauricio Martínez García, quien dice ser oriundo de Ahualulco de Mercado, Jalisco, pero que ya tiene radicando en Tepic desde 1962, aunque no fue la primera vez que conoció esta capital del estado de Nayarit, pues afirma que la primera vez que vino para visitar a una hermana que aquí radicaba ya desde hace mucho tiempo, fue en el año de 1959, pero que en verdad iba con la mira de llegar al norte del país para pasar a los USA, nada más que resulta que en la fecha en que llegó había zafra en Tabamex, por lo que se quedó a trabajar en dicha empresa tabacalera, pero una vez que se terminó el trabajo, se despidió de su hermana y siguió su camino hacia la frontera norte.

Logró pasar hacia el otro lado y anduvo trabajando en las labores del campo durante poco más de dos años, pero lo jaló el terruño por lo que decidió regresar a nuestro país. Corría ya el año de 1962 y de pasada hacia Ahualulco de Mercado, Jalisco, decidió visitar nuevamente a su hermana aquí radicada en Tepic, y fue entonces que su cuñado le comentó que por qué no le calaba en la compañía de Cigarrera La Moderna, que en ese entonces se encontraba en un conflicto laboral y que por lo mismo estaba requiriendo personal pues al parecer ya se estaban acomodando las cosas con los trabajadores. Así que acudió a La Moderna en donde se anotó en una lista para ser contratado, pero como no era de aquí, vio con pesar que le daban prioridad a los nayaritas; y ya en su desesperación por encontrar trabajo, se le prendió el foco y fue a las instalaciones de la CTM que en ese entonces, recuerda, se encontraban en la esquina de Zacatecas y Lerdo, decidido a tomar el toro por los cuernos, así que se entrevistó directamente con el señor Emilio Manuel González Parra para plantearle el asunto de que no le daban trabajo en la Cigarrera por ser fuereño. Y comenta que tal vez le cayó bien a don Emilio por su sinceridad, así que el entonces dirigente de la CTM le dio una recomendación para que lo contrataran de inmediato.

En la Cigarrera lo colocaron en un artefacto al que llamaban “chapil” para posteriormente ser cambiado a otra área; sin embargo, al quererlo proponer para otro puesto se topó con un pequeño detalle para no ascender a otro puesto: no sabía leer ni escribir y mucho menos hacer cuentas. Pero como para entonces ya estaba casado con una nayarita, gracias a su señora esposa aprendió a leer y escribir y las reglas principales de la aritmética. Y fue en una de las áreas en donde había logrado llegar en La Moderna, que conoció a Rigoberto Ochoa Zaragoza (ROZ) con quien lograría estrechar fuertes lazos de amistad, tan fuertes que hoy en día se reúnen él y otros amigos con el exgobernador a desayunar los últimos sábados de cada mes en un restaurante de conocido hotel al poniente de la ciudad.

Don Mauricio afirma que se considera uno de los propulsores de los tianguis aquí en la capital nayarita, pues fue de los primeros que junto con otras personas se pusieron a vender en las calles de Ejido y Santa Teresita; y esto porque en la Cigarrera laboró hasta el año de 1985, año en que renunció porque vio más productivo el comercio informal, así que por lo mismo se dedicó a vender fayuca en diversos lugares del municipio de Tepic, así como en un galerón que estaba en lo que ahora es la colonia 2 de Agosto; comenta también don Mauricio que él fue el que introdujo al mercado los casetes de música ya grabados de fábrica. Añade que con la venta de la fayuca le fue bastante bien por lo que se desentendió de tener otro trabajo mientras estuviera enfrascado en dicho comercio informal.

Sin embargo, como todo acaba, llegó el momento en que la fayuca ya no fue negocio pues se abrió la frontera a todo tipo de productos de los que don Mauricio se dedicaba a vender. Así que entró a trabajar en una empresa de seguridad durante cuatro años y con los que había trabajado en la Moderna, alcanzó las cotizaciones debidas para obtener su pensión; y pronto le apareció la oportunidad de comprar el espacio en que ahora está, así que adquirió el sillón y demás implementos para bolear en donde dice, se encuentra muy a gusto y afortunadamente sin problemas de salud.

Y ahora don Mauricio está tranquilo con su puesto en donde lustra calzado. Sea pues. Vale.

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