Afloran desavenencias
Oscar González Bonilla
09 de Septiembre de 2018
Advertí hace tiempo que Héctor Benítez, a quien el grupo de élite cercano al actual poder estatal, moteja como “El Chino”, ha sido lenguaraz como titular de la Auditoría Superior de Nayarit (ASN), predisposición que en varias ocasiones hice ver a reporteros y amigos de fiar. Alegar que obedece más a designios del Ejecutivo que al Poder Legislativo, de quien supuestamente depende, fue una constante.
Sustenté mi dicho al comparar el discreto trabajo que al frente del Órgano de Fiscalización Superior (así se nombró antes de cambiar a ASN) realizó el licenciado Salvador Iñiguez Castillo, amigo que en fecha reciente por fortuna pasó a mejor vida. Siempre se mostró sobrio, institucional, hombre del sistema de predomino priista, abría la boca sólo para decir lo necesario sobre las investigaciones de auditoría realizadas a los entes de gobierno estatal y municipal, entre otras dependencias oficiales que vigilar el gasto financiero le correspondía.
Comprobé su severidad institucional en cuando menos tres entrevistas periodísticas (encuentros de amigos en los últimos años tuvimos infinidad) que me hizo el favor de concederme como auditor general, precisamente cuando presidente del Poder Legislativo era Armando García Jiménez y Roberto Sandoval Castañeda titular del Ejecutivo de Nayarit, quienes al parecer en complicidad urdieron para finalmente quitar del camino al auditor incómodo, obstáculo para sus fines políticos y pecuniarios.
Iñiguez Castillo nunca emitió un pronunciamiento para señalar por su nombre algún funcionario sujeto a indagatoria, mucho menos a los representantes de los medios de comunicación hacer declaración para evidenciar al ente en revisión contable del dinero público. Fue tan institucional que por tal razón fue obligado a renunciar.
En noviembre de 2013, el auditor general del OFS, Salvador Iñiguez Castillo, por disposiciones de ley presentó al Congreso del Estado, más en concreto a la Comisión de Hacienda y Cuenta Pública de la trigésima legislatura, su informe de auditorías realizadas, pero del documento llamó más la atención la revisión a un por ciento de la cuenta pública de 2012, donde se dan a conocer serias anomalías en el manejo del erario por parte de dependencias, particularmente de la Secretaría de Obras Públicas del Gobierno de Nayarit, cuyo titular era Gianni Ramírez Ocampo.
Se observó como presunto daño a la hacienda pública un monto superior a los 35 millones de pesos, en virtud de no existir documentación comprobatoria del gasto. En lo que respecta a obra pública se encontró que más de 10 millones de pesos corresponden a obras pagadas, pero no ejecutadas, lo cual presume también un daño a la hacienda pública estatal. Lo mismo sucedió con más de diez millones de pesos en la primera etapa de la remodelación y rehabilitación de la Unidad Deportiva Santa Teresita, en Tepic, es decir, se pagó obra que no se realizó.
Se presupone, porque Iñiguez Castillo tampoco de eso quiso hablar, que fue obligado a renunciar al destapar semejante cloaca. La dimisión con carácter irrevocable fue presentada por el auditor general el 20 de noviembre de 2013, al día siguiente se dio a conocer al pleno en sesión de la legislatura. Iñiguez fue defenestrado cuando le faltaban dos años para cubrir el periodo legal de su nombramiento por ocho años.
Hoy algunos diputados pegan de gritos al cielo porque se han enterado que Héctor “El Chino” Benítez desde que asumió la titularidad de la Auditoría Superior de Nayarit sufre de incontinencia declarativa a los medios de comunicación. No le importa guardar las formas, menos la institucionalidad. Se desenvuelve atendiendo más las órdenes del Ejecutivo estatal que del Legislativo, del cual se supone tiene dependencia.
Afloraron las desavenencias entre legisladores y el titular de la ASN al arribar al tema de los trece municipios deudores por la entrega del dinero correspondiente a la retención de éstos del impuesto del doce por ciento que le pertenece a la Universidad Autónoma de Nayarit. Mientras los diputados exigen que el auditor sea más drástico con alcaldes morosos hasta castigarlos con cárcel mediante denuncia penal, Benítez no está de acuerdo y alega no tener atribuciones de tal naturaleza.
También los diputados han hecho públicas declaraciones en el sentido de que hay total descoordinación en declaraciones a la prensa sobre los diversos temas que atañen a ambas entidades. Mientras los diputados de cualesquiera bancadas vierten a los medios información sobre equis tema, “El Chino” Benítez sobre el mismo asunto manifiesta todo lo contrario. Por ejemplo, habló de investigaciones contables a ciertos ayuntamientos que adeudan a la UAN, pero fueron en contra a los acuerdos de la Comisión de Hacienda. Es elevado su afán de protagonismo.
Polo Domínguez, presidente del Congreso del Estado, aseguró que no se trata de callarlo, sino que esté en la misma frecuencia de los diputados. Debe estar en coordinación con su jefe inmediato que es la Comisión de Hacienda para tener un solo discurso, ha dicho.
Octavio Campa Bonilla, diputado priista de la XXV legislatura, me asegura que los diputados no tienen facultad para reconvenir al titular de la Auditoría Superior de Nayarit, simple y sencillamente porque el organismo no depende del Congreso del Estado, entonces además de independiente tiene autonomía propia. ¡Ahora resulta!
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