La nueva democracia burguesa y sus contradicciones internas
Octavio Camelo Romero
26 de Agosto de 2018
La nueva “Democracia mexicana” no es estática, es dinámica y dialéctica aunque este último aspecto muy poco se comprenda. En su esencia es popular porque participan las más diversas fuerzas políticas mexicanas a través de los partidos políticos, de las organizaciones empresariales y sociales, así como de individuos y seguidores de líderes; la democracia es burguesa porque defiende los intereses de la burguesía y, dentro del capitalismo se propone reformar algunas estructuras y políticas del neoliberalismo para dar paso a un desarrollo del país más equitativo, más socialmente justo, con una economía mixta que conjugue los intereses públicos y privados.
Las dos concepciones fundamentales que se observan en la historia sobre el desarrollo o evolución son: a) el desarrollo visto como disminución y aumento, esto es, como movimiento cuantitativo y replicación y, b) el desarrollo considerado como desenvolvimiento cualitativo, es decir, como la unidad y lucha de contrarios mutuamente excluyentes que se superan en una unidad superior cualitativamente distinta a la anterior y dentro de la cual se genera una nueva contradicción.
Es pertinente considerar que toda diferencia entre los conceptos de los humanos debe considerarse como reflejo de las contradicciones objetivas de la sociedad, y que, este reflejo, forma el movimiento contradictorio de los conceptos, impulsa el desarrollo del pensamiento y resuelve los problemas planteados al pensamiento humano. Por tal motivo, la oposición y lucha entre ideas diferentes debe considerarse como natural dentro de la nueva democracia mexicana, Tal oposición y lucha entre las diversas ideas, es el reflejo de las contradicciones entre las clases sociales, entre los estamentos de clases y capas intermedias, entre lo nuevo y lo viejo en la sociedad. Sin embargo, de las varias contradicciones sociales necesariamente una de ellas es la principal para un momento dado, esto es, ocupa el papel dirigente del resto de las contradicciones mientras que las demás ocupan un papel secundario. En estos momentos, la contradicción principal se da entre lo viejo y lo nuevo. Más no obstante, de los dos aspectos de la contradicción, uno es el principal, esto es, el aspecto principal es el que en cierto momento es el activo mientras el otro, es el pasivo. En la contradicción entre lo viejo y lo nuevo de la democracia burguesa mexicana, lo nuevo es el aspecto principal de la contradicción aunque lo caduco se niegue a morir.
Cuánto daño ha causado a la mayoría de los mexicanos la sustitución que hicieron los neoliberales del “Modelo de Desarrollo” por el “Modelo de Crecimiento Económico guiado por el mercado”. Pareciera obsoleto hablar sobre los modelos de desarrollo, sobre esa actividad en la cual los gobiernos mexicanos planeaban su política industrial, económica y social para generar no sólo el crecimiento del producto interno bruto, PIB, sino también desarrollo social, o sea, una mejora en la calidad de la vida de los mexicanos unida a incremento de la actividad económica. Por eso la nueva democracia mexicana tendrá necesariamente que construir no las antiguas relaciones sociales, sino unas relaciones sociales justas, que disminuyan las desigualdades e inequidades, que mejoren las condiciones de vida de los mexicanos, etc. Sin embargo, existe el riesgo de que las viejas prácticas del PRI, algunas ya superadas, vuelvan a existir. Pero eso dependerá del grado de compromiso social con la democracia burguesa. En fin.
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