¿La regeneración del presidencialismo?
Francisco Cruz Angulo
20 de Julio de 2018
Luego de la catarsis popular expresada en las urnas en los pasados comicios federales del 01 de julio en los cuales los electores castigaron severamente a la vieja clase política gobernante mediante la entrega del poder absoluto presidencial y las dos cámaras en el Congreso de la Unión al hoy virtual presidente de la república electo Andrés Manuel López Obrador es necesario abrir los ojos a la realidad y analizar con cabeza fría si sus principales propuestas de gobierno a implementar a partir de su toma de posesión del Poder Ejecutivo Federal el 01 de diciembre serán viables a corto y a mediano plazo.
De entrada de las doce propuestas de su agenda nacional en modo alguno se propone cambiar de régimen político y económico.
En el proyecto programático de su próximo gobierno busca la regeneración del sistema presidencialista, moralizar y rediseñar sus viejas estructuras internas, aminorar la desigualdad social, dinamizar nuestra economía interna, reorientar la inversión pública y privada a las regiones marginadas del país, terminar con la corrupción, la impunidad y los privilegios de la clase política y la pacificación del país, hoy enturbiado por las bandas del crimen organizado.
Este proceso de renovación moral, no de transformación de nuestro régimen presidencialista está inmerso en un modelo de desarrollo económico neoliberal, esto es, la observancia de las reglas macroeconómicas; mantener el equilibrio en las finanzas públicas, autonomía del banco de México, cumplimiento a los tratados comerciales con el resto de las economías mundiales y acotar el endeudamiento externo. En otras palabras, será un gobierno de reconciliación nacional y del fortalecimiento del régimen presidencialista…
¿AMLO podrá conciliar la lucha de los contrarios?-Como en todo proceso de cambio, sobretodo si es promovido o impuesto desde el Poder presidencial aun cuando disponga de legitimidad popular encontrará fuerte resistencia por quienes desde décadas utilizaron el poder político para obtener privilegios económicos y posiciones de poder.
Desmantelar esas viejas estructuras burocráticas del régimen presidencialista sustentado en los partidos políticos, cámaras empresariales, poderosos sindicatos, gobernadores y presidentes municipales que se comportan como caciques serán un permanente obstáculo a la implementación de las nuevas políticas públicas.
En buena medida el próximo presidente de México Andrés Manuel López Obrador allanará el camino de la reconciliación nacional si sus secretarios de estado toman decisiones a partir del diálogo y la búsqueda de acuerdos con los que piensan distintos, concatenar esfuerzos en la concreción de objetivos comunes, fortalecer a las instituciones del estado y hacer partícipe a las organizaciones de la sociedad civil, a los medios de comunicación, a los investigadores de carrera y en especial a los ciudadanos en la toma de decisiones de trascendencia nacional.
Los 12 objetivos programáticos de gobierno y los 50 puntos para el combate a la corrupción y la impunidad y terminar privilegios de la clase política se debe abordar con ecuanimidad y a la luz de la realidad social, económica, política y cultural de nuestro país. No es posible construir edificios nuevos sobre escombros.Las utopías se derrumban como castillo de naipes.
La democracia debe ser una forma de vida en todas las instituciones del Estado mexicano. Nunca más bajo el tutelaje del poder presidencial.
¿Qué papel desempeñará Morena hoy partido hegemónico en el poder? Intentaré despojar esta pregunta en una próxima columna.
De igual forma daré mi punto de vista respecto a sus medulares objetivos programáticos de gobierno lopezobradorista…
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