Cómo iniciar el intento de mejorar el sistema educativo nacional
Carlos Delgado Camacho
10 de Julio de 2018
En el marco de la euforia nacional que embarga a muchos mexicanos por un resultado electoral que en teoría ofrece la oportunidad de que se realicen cambios sustanciales en todos los rubros de la administración pública, personalmente creo conveniente seguir comentando sobre un tema sin duda prioritario como lo es el de la educación pública nacional. Tema que no me cansaré de insistir en cuanto a que no debe seguirse cometiendo el atávico error de dejar su discusión exclusivamente a funcionarios, maestros y académicos de ese ámbito; sino que requiere de la intervención de la propia sociedad a través de los múltiples organismos en que se agrupa y que finalmente, conforman el conglomerado de usuarios que reciben ese servicio a través de sus hijos. Desde hace varios sexenios hemos venido escuchando que se habla y supuestamente se trabaja por la CALIDAD EDUCATIVA, sin embargo los ciudadanos vemos que los resultados de las evaluaciones que se aplican para medir los conocimientos de los escolares muestran contundentemente QUE NO HA HABIDO MEJORA SUSTANCIAL. Lo anterior no tiene nada de extraño, pues si bien en el discurso político los diferentes mandatarios del país han insistido en la necesidad y la urgencia de HACER REALIDAD EL ASUNTO DE LA CALIDAD, muy poco o casi nada se ha hecho para que se concretice en la práctica. Así pues, todo indica que en nuestro país se han invertido inútilmente gran cantidad de recursos y tiempo muy valioso sin lograr los resultados esperados; esto es comprensible en opinión de un servidor, pues si dejamos de lado los resultados MOSTRADOS POR NUESTROS ESCOLARES y nos dedicamos a revisar “hacia arriba”, es decir, si evaluamos a quienes en diferentes niveles de responsabilidad tienen en sus manos el servicio educativo, descubriremos que LOS POBRES RESULTADOS ESCOLARES SON DIRECTAMENTE PROPORCIONALES A LAS PROPIAS DEFICIENCIAS Y CONTRADICCIONES DE LA ESTRUCTURA EDUCACIONAL QUE LOS PROPORCIONA. Basta con platicar un poco con gobernantes, funcionarios del ramo educativo y los propios maestros, para descubrir con pesar que existe una gran discrepancia conceptual entre ellos respecto a lo que creen que es LA CALIDAD EDUCATIVA; situación que tendría que resolverse de entrada para luego proceder en serio a hacer lo que se requiere. En lo que respecta a la REFORMA EDUCATIVA del presente régimen, creo que habría que reconocérsele el gran mérito de haber marcado límites y desplazar al SNTE del papel protagónico que indebidamente había venido desempeñando durante los últimos años en la administración de la educación pública. Reforma que aunque en el discurso del nuevo Presidente Electo parece destinada a ser derogada, creo que cuando menos en ese aspecto que tiene que ver con la selección de los aspirantes y la evaluación de los maestros en servicio debiera preservarse. Esperemos a ver si Andrés Manuel mantiene esa radical postura o la flexibiliza. Por lo pronto y en resumen, creo que hay coincidencia en que una estructura física adecuada; funcionarios educativos preparados; estructura directiva responsable, preparada y comprometida; maestros académicamente capacitados y eficientes; equipos y materiales de estudio suficientes; estudiantes bien alimentados y padres de familia involucrados en el reto; son los principales elementos que tendrán que atenderse y asegurarse para PROMOVER EFECTÍVAMENTE LA MEJORA DE LOS RESULTADOS ESCOLARES. La buena noticia es que en LOS PLANES DEL NUEVO RÉGIMEN todos ellos están contemplados. Pero hay otro tema pendiente que debiera debatirse sin temor para intentar resolverlo también en este sexenio; me refiero a la exigencia de IR TRANSFIRIENDO A LA CONDICIÓN DE EMPLEADOS DE CONFIANZA A QUIENES INTEGRAN LA ESTRUCTURA DIRECTIVA DE LAS ESCUELAS. Esto significa por ejemplo en el caso de la Educación Básica, que quienes fungen actualmente como Jefes de Sector, Supervisores, Directores y/o Subdirectores; dejaran de pertenecer al mismo sindicato que los maestros de base; situación anómala que recordemos, creó el propio gobierno “priísta” mexicano en su momento con fines corporativos y de control ampliamente conocidos. En los países cuya educación figura en los primeros lugares por su calidad, esta aberración administrativa no existe. ¿Por qué? Sencillamente porque se despersonaliza a los mencionados directivos para poder cumplir con su encomienda al ponerlos “al mismo nivel” que sus subordinados. Directivos que como sabemos, en nuestro país son obligados sindicalmente a “hacerse de la vista gorda en cuanto a inconsistencias diversas en el servicio” y que por supuesto, redundan en perjuicio de la eficiencia y la calidad de la que estamos hablando. ¿Interesante este tema o no? Esta opinión podría reforzar el calificativo de “disidente” que por años, le han adjudicado a un servidor quienes han venido detentando el control de la sección 20 y la propia educación nayarita durante cuando menos los últimos 40 años; pero no importa, pues como dice el dicho: “A grandes males, grandes remedios”. Además pregunto… ¿QUÉ NO ESTAMOS EN TIEMPO DE CAMBIOS? Pues ahí está una propuesta concreta para INICIAR EL REORDENAMIENTO DEL SISTEMA EDUCATIVO EN NUESTRO PAÍS PERO EN SERIO. ¿Será posible? Veremos y diremos. Hasta la próxima.
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