Desbordado pesimismo
Oscar Gonzalez Bonilla
16 de Junio de 2018
Un compañero reportero pidió mi opinión sobre el proceso electoral de Nayarit en marcha. Mira, candidatos y partidos me valen sorbete (lo expresé de otra manera, pero quiero suavizar el argumento para no lastimar castos oídos). ¿Acaso la mayoría de nayaritas que habitamos este territorio mejoraremos nuestra condición de vida, si gana la elección fulana o zutano?
Me miró con ojos de asombro, mudo por instante. No. Estaremos en la misma o peor situación. Lo que sí te puedo asegurar es que tanto tú como yo y muchos nayaritas deberemos aplicar mayor esfuerzo en nuestro quehacer cotidiano para obtener lo necesario y no falte comida en la mesa familiar.
No abrigo esperanza alguna -continué- de suceso extraordinario que pueda provocar un vuelco favorable en la situación económica local en caso de llegar Andrés Manuel López Obrador al poder ejecutivo federal, tampoco que arriben al Congreso de la Unión Gloria Núñez, Guadalupe Acosta Naranjo, Sofía Bautista o Pavel Jarero, sólo por citar algunos de los muchos candidatos de los diversos partidos que ansían cargo de elección popular.
Sí creo, como ya lo externé en otra ocasión, que con AMLO en la presidencia de la república habrá cambios importantes en este país en cuanto al combate a la corrupción -pero no se terminará de tajo ni paulatinamente- y a la pobreza extrema. Dos temas que me parecen de suma urgencia, pero habrá otras mejoras significativas en diferentes rubros que requieren pronta atención y mano firme, alto a la violencia que mata con efectiva seguridad pública, por ejemplo.
Sin embargo, López Obrador no es la panacea, tampoco la solución a múltiples problemas por las que hoy atraviesa el gobierno y los habitantes de México. Muchas de sus promesas serán incumplidas, tendrá serios problemas y dificultades para gobernar. Los oligarcas del sector empresarial, entre otros, que han recibido beneficios del gobierno y que se verán afectados, no se quedarán con los brazos cruzados.
Pero el panorama político del país se avizora muy distinto. Después de más de 70 años de PRI y 12 de PAN en la presidencia de la república sin los resultados deseados por la inmensa mayoría empobrecida, los mexicanos nos hallamos ante la histórica ocasión de, a través de nuestro voto, darle oportunidad a un gobierno de izquierda, bueno, más que de izquierda reformista diremos que al poder central llegará un chilaquil, más bien un espectro político que llamaré corriente progresista.
En relación a los candidatos nuestros la situación no es la más envidiable. Desde 1987 que participé como responsable de Prensa local por primera vez en campaña de candidato, he oído las mismas cantaletas por boca de quienes buscan convencer al ciudadano para que vote a su favor. Repetición molesta de promesas y más promesas. Pero el gran defecto es que no explican al ciudadano de a pie cómo le harán para resolver problemas de toda laya que tienen voluntad de superar.
Ante la evidencia que buen número de los actuales candidatos en Nayarit ya tuvieron cargos de elección popular, hay quienes recomiendan analizar de cada uno de ellos su conducta pasada y trabajo realizado en esa responsabilidad. La contundencia de sus hechos políticos, pero además errores u omisiones, son irrefutables (verbigracia Guadalupe Acosta Naranjo, Gloria Núñez, Jazmín Bugarín, Pavel Jarero Velázquez, Ivideliza Reyes Hernández, Miguel Ángel Navarro Quintero, Cora Cecilia Pinedo Alonso y otros).
Se ha comprobado hasta el hartazgo que un candidato con mejor preparación académica y por tanto profesional, pero además propuestas sobresalientes, al llegar al poder no sólo se olvida de cumplir sino del elector que queda en la espera que tan siquiera le ayuden a mejorar sus condiciones de vida. No, la querencia de quienes llegarán como senadores y diputados federales es obtener un jugoso salario que les permita darse estilo de vida frívolo y placentero.
Bueno, la actual elección federal en Nayarit no será referencial para evaluar el gobierno de Antonio Echevarría García que aún no llega a su primer año de administración, pero tampoco habrá elección intermedia local que pudiera definir tal situación, en 2021 el resultado en las urnas sí precisará la calificación que le otorgará con su voto la ciudadanía nayarita.
Yo, hace tiempo tengo bien definido mi voto. ¿Y usted?
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