Mayo fatídico
Sergio Mejia Cano
08 de Mayo de 2018
Madrugada del día 7 de mayo de 1973. Día infortunado para la familia Mejía Hernández, al ser presa del infortunio de perder a uno de sus hijos preferidos: Jacinto Mejía (Chito), en ese entonces garrotero de patio en el Ferrocarril del Pacífico (FCP), y quien se mató al estar haciendo maniobras con la máquina de patio en la zona de las industrias en Guadalajara, Jalisco, precisamente en la espuela de la empresa Exportadora de Jalisco.
De esto hace 45 años ya; sin embargo, parecería que sucedió ayer mismo pues la noticia, el asombro y el dolor de ese día aún perduran, por parecer un hecho increíble debido a la capacidad física de mi tío Chito, pues su agilidad era asombrosa al igual que muchos de sus contemporáneos que sabían trampear las unidades de arrastre en movimiento con mucha facilidad; de ahí el asombro y la incredulidad de muchos que lo conocieron, ya que no daban crédito a que hubiera dado un mal paso y ser atrapado por las unidades de arrastre dentro de la industria que contaba con una espuela con terraplén alto, un andén a la altura de las puertas de los furgones por ambos lados en donde no cabía un ser humano entre las unidades y la pared de la espuela.
Tal vez un error de cálculo, un resbalón, un traspié, ¿quién sabe? El caso es que cuando la máquina terminó de sacar todos los furgones del interior de la espuela de la industria, el cuerpo de mi tío estaba a un lado de los rieles prácticamente irreconocible.
Pero el tío Chito no era el primero de los Mejía que perdiera la vida en Guadalajara, FCP, pues el uno 1 de mayo de 1936, el tío Arnulfo Mejía perdía la vida pero en el peine del antiguo patio de maniobras que estaba frente al taller de Fuerza Motriz y Maquinaria; cuando la Superintendencia estaba en Tolsá y lo que hoy es la Circunvalación Agustín Yáñez, en donde después estuvieron las bodegas del exprés.
Resulta que de acuerdo a la plática de mi abuelo Baldomero Mejía Hernández, hermano del tío Arnulfo, al estar haciendo movimiento en el peine norte, que tenía una pendiente de descenso de norte a sur, al estar haciendo movimiento por la vía cinco (después cinco viejo) se cortaron varias unidades de la máquina, por lo que comenzaron a rodar sin control hacia el sur, entonces los garroteros o guarda frenos, se apresuraron a tratar de pararlas con el freno de mano. El tío Arnulfo se alcanzó a subir a los furgones del extremo norte amarrando dos de ellos y saltó al furgón último del convoy que estaba en el extremo norte y que tendría que ir enganchado a la máquina; los garroteros ya llevaban dominado el convoy chorreado, pero como era de madrugada y en ese entonces el patio no contaba con iluminación como hoy en día que cuenta con altas torres de alumbrado, el maquinista que iba tras las unidades chorreadas tratando de alcanzarlas, no se enteró que ya estaban dominando la carrera y por lo mismo ya casi detenida la carrera, aún con velocidad llegó y pegó con fuerza al convoy, y como tío Arnulfo iba en el extremo B, en el freno de mano del furgón en donde pegó la máquina, la fuerza del impacto hizo que se soltara del freno de mano y cayera al riel lado sierra, quedando entre el furgón y la máquina; pero como las ruedas de la máquina ya no iban rodando debido al frenado que aplicó el maquinista, no cortaron el cuerpo de tío Arnulfo, sino que lo machacaron a la altura de la cintura, quedando posiblemente sin vida en ese instante. Y se soltó del freno de mano porque traía el garrote que usaban como palanca para apretar con fuerza el freno de mano y además la lámpara de señales que era de petróleo y que posiblemente la haya tenido en la mano para dar señales de parada.
Comenta mi abuelo, que el médico que revisó el cuerpo de tío Arnulfo, le comentó que posiblemente hubiera muerto al golpe de la caída, porque tenía fracturada la espina dorsal y un fuerte golpe entre la nuca y la sien del lado izquierdo, por lo que se suponía que no había sufrido su muerte pues posiblemente ya no supo que las ruedas de la máquina, sin rodar, le habían molido la cintura.
37 años después, ocurre la tragedia de tío Chito (que por cierto nos decíamos primos porque me ganaba con seis años nomás, y para que no hubiera lío al correr parrandas, por eso nos decíamos primos, por aquello del respeto). 37 al revés es 73 que fue el año de la segunda tragedia. Y lo curioso: ambos en el mes de mayo. Descansen en paz mis tíos Arnulfo y Jacinto, aunque Arnulfo vendría a ser mi tío abuelo, porque era hermano de mi abuelo.
Sea pues. Vale.
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