Tepic, Nayarit, jueves 21 de noviembre de 2024

AMLO contra el insuperable ecocidio capitalista

Octavio Camelo Romero

24 de Abril de 2018

Algunos críticos, economistas y anticapitalistas es posible que tengan razón al pensar que la barrera de la caída de la ganancia, tanto la tasa como la masa, todavía pueda ser superada por el capital y el capitalismo global para luego levantarse de nuevo otra vez frente a ellos. Sin embargo no ocurrirá lo mismo cuando se producen y produzcan los procesos retroactivos, La noción de barbarie, asociada a las dos guerras mundiales y al Holocausto se aplica ahora a las consecuencias sociales del cambio climático, del exterminio de la biosfera. En cierta medida, Marx ya era consciente del “problema ecológico”, es decir de los problemas de la ecología bajo la dominación del capital y de los peligros implícitos que esto provoca para la supervivencia humana. De hecho, fue el primero en conceptualizarlo. Dijo que la lógica del capital que persigue la ganancia conforme a la autoexpansión y a la acumulación, no puede tomar en consideración los valores humanos ni siquiera la supervivencia de la humanidad. Sin embargo lo que no se puede encontrar en Marx es una explicación de la extrema gravedad de la situación a la cual nos enfrentamos nosotros. Para nosotros, la supervivencia de la humanidad es una cuestión urgente, de primer orden. Por supervivencia de la humanidad debemos entender la supervivencia de la “vida civilizada” tal como la entendemos aunque sea de manera general y un tanto vaga a partir de los resultados de la lucha de las clases en Europa. Probablemente los seres humanos sobrevivirán a la catástrofe, pero si el capitalismo no es derribado o por lo menos dominado, en el mejor de los casos vivirán a nivel mundial en una sociedad del tipo primitivo, inhóspita.

Algunos revolucionarios sostienen que las cuestiones ambientales sólo pueden encontrar solución en el socialismo y que ellas deberían ser parte del programa socialista, una especie eco-socialismo, entonces el capital sería capaz de reconocer su movimiento destructor y el Estado sería capaz de poner en marcha mecanismos reguladores. Se arguye que las cuestiones ambientales podrían ser el terreno de posibles compromisos de clase.

La crítica a estos planteamientos debe centrarse en la oposición entre “contradicción interna” y “contradicción externa” y en la imposibilidad de que el capitalismo modifique las relaciones con el ambiente. La observación metodológica de Marx sobre la relación de los hombres con la naturaleza es válida a nivel general. La misma dice así: “Para producir, los hombres contraen determinados vínculos y relaciones sociales, y a través de estos vínculos y relaciones, y sólo a través de ellos, es como se relacionan con la naturaleza y como se efectúa la producción”. Pero las condiciones del capitalismo global contemporáneo no contemplan el ecocidio capitalista. Suponer que las relaciones sociales de la sociedad mundial contemporánea dominada por el capital, se relacionan con la naturaleza, puede conducirnos a la reducción de una oposición entre el capital y el trabajo, lo cual constituye una simplificación en la que Marx no cayó y además no ayuda a comprender los problemas actuales.

Se trata de relaciones sociales comandadas por la valorización ilimitada del dinero que se convierte en capital, en un movimiento que se caracteriza por la reducción del trabajo concreto al trabajo abstracto y por la producción y venta también ilimitada de mercancías. Marx nos dice: “…como representante de la forma universal de la riqueza, esto es, el dinero, constituye el impulso desenfrenado y desmesurado de pasar por encima de su propia barrera. Para él, cada límite es y debe ser una barrera. En caso contrario dejaría de ser capital, dinero que se produce a sí mismo”. Por eso, debe extraer de la reserva terrestre materias primas, recursos del suelo y subsuelo, ilimitadamente hasta el punto que se afecta cada vez más gravemente a la biosfera y a los muy frágiles ecosistemas relacionados. La explotación ilimitada de la fuerza de trabajo comprada y la explotación ilimitada de los recursos naturales hasta agotarlos.

Esta es la explicación de por qué Andrés Manuel López Obrador busca compensar el ecocidio capitalista que el capitalismo global ha hecho en México, con su proyecto de Nación. En fin.



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