Tepic, Nayarit, jueves 21 de noviembre de 2024

Servidores públicos o monarcas

Sergio Mejía Cano

05 de Enero de 2018

El pasado 03 de enero del presente año apareció en el portal de internet de noroeste.com de Mazatlán una nota referente a que no permitieron que se colocaran los puestos semi fijos en la Playa Norte porque el gobernador Quirino Ordaz Coppel estaba en el puerto, y al preguntarle los comerciantes el porqué a su representante legal, según la nota éste les dijo que por ahí iba a pasar el señor gobernador y “no quería ver cochinero”.

Sin embargo, esto podría ser cosa de algunos achichincles que quisieron quedar bien con el gobernador de Sinaloa, como si este señor jamás hubiera pasado por dicha playa antes de ser mandatario; y no nada más por este lugar, ya que si de cochinero se quiere hablar pues que se diera una vuelta por el mercado Pino Suárez y sus alrededores, aunque existe la posibilidad de que también ya sabe cómo está todo esto en cuestión de suciedad.

Esta acción me hizo recordar cuando hubo una reunión cumbre en Monterrey, Nuevo León en el año 2002, al parecer en donde surgió aquél famoso “comes y te vas” que le dijo el entonces presidente Vicente Fox Quesada al comandante Fidel Castro Ruz, en donde se instaló una barda o muro por donde pasarían los asistentes extranjeros a dicha cumbre mundial para que no vieran los asentamientos humanos de la periferia de la ciudad que mostraban la pobreza extrema de mucha gente, algo imposible de ocultar porque sería como querer tapar el Sol con un dedo, ya que si alguien está bien informado sobre las penurias de nuestra depauperada nación, son precisamente los gobiernos de otros países, así que por más alto que estuviera ese muro aun así fue evidente para los visitantes de lo que se trataba ese muro, por lo que el ridículo fue para quien mandó instalar ese muro.

También me hizo recordar cuando Miguel de la Madrid Hurtado tomó posesión como Presidente de la República, y que más o menos señaló que él no sería factor para interrumpir el libre tránsito de los ciudadanos al andar por las calles de las ciudades en donde tendría que llegar, porque primero estaba el ciudadano y él era nada más un servidor público. ¿Y qué pasó? Pues que tal vez el Estado Mayor Presidencial no oyó lo que había dicho don Miguel, porque por donde andaba se desplegaba de inmediato un operativo interrumpiendo precisamente el libre tránsito de la ciudadanía desviando vialidades y bloqueando calles sin dejar pasar a peatones salvo que comprobaran que tenían algo que hacer en el perímetro acordonado; tal y como ya se ha hecho costumbre hasta nuestros días en que cuando el primer mandatario en turno visita alguna ciudad de cualquiera entidad, se interrumpe todo libre tránsito posiblemente para no molestar al señor.

Allá a mediados de los años 80 del siglo pasado, el tren de pasajeros número 4 con dirección de Tepic a Guadalajara iba corriendo a tiempo con la mira de llegar a la perla tapatía a eso de las 16:55 horas; sin embargo, en la estación de Empalme Orendain, se nos dio la orden de tren de que tomáramos el ladero (hoy escape) en Jocotán, en el municipio de Zapopan, como ocho kilómetros antes de arribar a la estación de la Perla Tapatía. Ahí permanecimos hasta la una de la mañana y después se supo que la detención y motivo por lo que la gente no alcanzó la conexión del tren a Irapuato, fue que el presidente De la Madrid había estado en un hotel por la avenida Niño Obrero, por lo que se habían cerrado al tránsito de vehículos tanto la vía férrea como las avenidas Vallarta, México, Lázaro Cárdenas y las demás transversales en las inmediaciones de dicho hotel.

Así que a pesar de que los gobernantes se consideran servidores públicos, quizás no ellos, pero sí sus cuidadores hacen un despliegue como si en vez de servidores públicos se tratara de soberanos o monarcas a los que se les tiene que rendir pleitesía a su paso. Por lo que de seguir así, tal vez no esté lejano el día en que se nos prohíba a la población mirar a la cara de los gobernantes, como se dice históricamente ocurría en Japón con sus emperadores en donde la plebe tenía prohibido volear a mira a su emperador. Y ya nada más eso nos falta aquí en México, pues a pesar de que los títulos nobiliarios no tienen ningún efecto, los guardias presidenciales o de otros gobernantes así lo hacen sentir a la ciudadanía que no se le permite el paso en un perímetro a propósito sin importarle a nadie de las autoridades si con interrumpir el libre tránsito afectan a la población para trasladarse de un lugar a otro y llegar a tiempo a donde tienen que acudir.

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