Dominar a un solo hombre
Sergio Mejía Cano
04 de Enero de 2018
Cada vez que el PRI destapa a su tapado, éste se convierte como por arte de magia en el prohombre más dotado del universo, en el mejor político y estadista, aunque esté de aquí a la Luna en que lo sea; y todos los priistas que están mamando del presupuesto se ven obligados a resaltar las falsas virtudes con que lo cubren. Sin embargo, lo malo no es que los priistas se desgasten en elogios y sobadas de lomo hacia el neo destapado, sino que éste se llegue a creer que es todo lo que se dice de él.
Se descubre el velo que ocultaba al que sería el bueno no para todos los priistas, sino para uno nada más: el dedo mayor por supuesto, y los demás comienzan a ensalzarlo de tal forma como si fuera un semi dios; obvio, para ver si se fija en ellos, los que lo alaban, para que no los abandone en caso de llegar a la silla prometida y seguir mamando de la ubre presupuestal.
Lo mismo que se dijo hace seis, 12, 18 y más años, es lo mismo que se pregona hoy del destapado; que ahora sí, que compondrá el campo, el sistema pesquero, la clase obrera quedará mejor posicionada; que no dejará títere con cabeza en cuanto a la corrupción y la impunidad, que luchará a brazo partido en contra de la pobreza, que viene una grandeza y lo más chusco que podría ser hasta cómico: que convertirá a México en una potencia mundial. No pos sí, desde cuándo lo fuéramos de no ser por ese gigante que vive al norte de nuestro país que es el que dicta lo que tenemos que ser.
Sin embargo, podría ser que esas alabanzas en boca de algunos encumbrados priistas que ven en su hoy precandidato a un mecenas, al mesías prometido, al non plus ultra, posiblemente lo estén diciendo de dientes para afuera debido a que el aún precandidato y posiblemente candidato a la Presidencia de la República por el PRI, debido a que esta persona no es un priista de cepa o al menos declarado per se, sino que fue escogido por la élite para que sea el próximo gerente del país, porque presidente será nada más institucionalmente, pero manejado por el grupo detrás del poder, según varios analistas que han dicho que de Ernesto Zedillo a la fecha, en México ya no ha habido un presidente tal y como lo fueron hasta José López Portillo, quien se autoproclamó como el último Presidente de la Revolución Mexicana, porque ya Miguel de la Madrid Hurtado y Carlos Salinas de Gortari, fueron los últimos que gozaron relativamente de un presidencialismo casi absoluto y los que hicieron la transición hacia el establecimiento de la nueva Gerencia con sede en Los Pinos, ya que de acuerdo a estos analistas, ahora lo que se requiere es un gerente en vez de presidente, igual que en los USA, y con un poderoso grupo empresarial y armamentista detrás de él que es el que en verdad determina cómo se tiene que adoptar el nuevo orden mundial en todos y cada uno de los países aliados o mejor dicho: alineados.
Y como la mayoría de los anteriores tapados ya descubiertos, después de vivir un buen tiempo en una burbuja de cristal, comienzan sus baños de pueblo como ahora lo hace este precandidato priista que hasta se “da el lujo” de pasear en el metro, cosa que posiblemente jamás lo haya hecho o tal vez en su juventud lo haya hecho de pura vacilada pero no por necesidad, por lo que ya una vez después de ese baño de pueblo, vuelve a meterse a su burbuja de cristal posiblemente con la creencia de que todo fue un mal sueño y que México es un paraíso y que no entiende el porqué haya gente que se queje porque de acuerdo a su estatus de vida, todo está bien para ellos y le dan la razón al que fue secretario de Hacienda en el sexenio de Salinas de Gortari, Pedro Aspe Armella, cuando afirmó que la pobreza en México era un mito genial. Y como otros tantos políticos mexicanos que aducen que una familia puede vivir desahogadamente con seis mil pesos mensuales, y otros que con 300 pesos semanales pueden satisfacer todas sus necesidades. Desde luego que son afirmaciones que el desconocimiento de la realidad del país es la que se las hace decir.
Ahora se comprueba cuánta razón tuvo Robert Lansing, secretario de Estado en la administración del presidente norteamericano Woodrow Wilson en los años 1915 a 1920, cuando afirmó que no era necesario invadir a México militarmente, porque bastaba con dominar a un solo hombre y México estaría siempre a los pies de USA. De ahí que se hayan educado a varios junior mexicanos en escuelas gringas para ser adoctrinados y que ahora estén en la administración pública trabajando más a favor de los USA.
Comentarios