Destruye al imperio norteamericano Trump e impulsa a China

La sobre-acumulación es un proceso natural del capitalismo que se presenta cuando la producción de bienes, servicios, productos financieros y capitales no encuentran salida en los mercados, esto es, se rompe el flujo y reflujo de la producción y la circulación, o dicho de otra forma, la demanda efectiva es menor que la producción. Y este fenómeno se manifiesta como exceso de capacidad productiva, exceso de dinero-capital, sobre-producción, etc. Ante tales situaciones los capitales ociosos en sus diversas formas buscan salidas o mercados. Y para ello, habrá que derrumbar las fronteras que limitan y restringen la circulación de esos capitales. Este tipo de derrumbe se convierte en una necesidad objetiva para los capitales ociosos, por lo cual los estados capitalistas afectados promueven la liberalización de los mercados de bienes, servicios, productos financieros y capital-dinero. Esta liberalización de los mercados la encabezaron los gobiernos de Estados Unidos, Inglaterra y el Vaticano al final de la década de los 70 y principio de la década de los 80. Y como resultado natural del desarrollo del capitalismo surgieron la transnacionalización de los capitales, la mundialización de los procesos productivos y circulatorios, la construcción de las grandes obras de infraestructura por parte de los gobiernos nacionales financiados por las instituciones crediticias transnacionales, la participación de los capitales transnacionales en la construcción de infraestructuras, procesos productivos y procesos circulatorios, etc., es decir, como resultado natural del desarrollo del capitalismo surge la globalización capitalista.

En el sistema globalizado del capitalismo no se termina la competencia, más bien, se recrudece. Y en esa lucha competitiva los capitales transnacionales buscan aquellos lugares donde su inversión complemente los procesos productivos de otros lugares y pueda ir a los mercados con precios competitivos y con calidad. Por ello se muda de unos territorios y se instala en otros. Esto es lo que aconteció en USA con las industrias automotrices, electrónicas, etc. Sin embargo esto no quiere decir que los capitales transnacionales norteamericanos estén perdiendo, ante bien, están aumentando sus ganancias.

Empero, resulta paradójico que en el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico, APEC, celebrado en la ciudad turística de Da Nang, en el sur de Vietnam, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, haya anunciado un cambio de rumbo radical en la política comercial de Washington, al rechazar acuerdos multilaterales y afirmar que su gobierno ya no tolerará abusos comerciales crónicos e insistirá en políticas justas y equitativas. El mandatario señaló que su administración ya no iba a aceptar el robo de propiedad intelectual y otras prácticas injustas, y llamó a los demás países a buscar por sí mismos su propio bienestar. En otro espacio de su discurso dijo: “no podemos seguir tolerando los abusos comerciales crónicos y no los toleraremos. Ya no vamos a dejar que se sigan aprovechando. Siempre voy a poner a Estados Unidos primero”

El mensaje de Trump tuvo un fuerte contraste con la presentación de Xi Jinping, quien defendió, entre interrupciones por aplausos y vítores, el libre comercio multilateral y afirmó que la globalización es una tendencia irreversible. El presidente de China propuso una red global de zonas de libre comercio y prometió beneficiar a las naciones menos desarrolladas. En fin.