Ambulantaje: conflicto histórico de la ciudad
Oscar González Bonilla
11 de Noviembre de 2017
Cuando era un chiquillo que alegría. Mi madre, Hilda Bonilla y Guerrero (qepd), nos llevaba los domingos por la tarde a la plaza principal de Tepic a tres de sus hijos en ese tiempo (somos cinco), agregados los de una hermana y una cuñada hacíamos un grupo de al menos siete chavalitos que gozaba sin contratiempo los espacios del lugar, diversión de los pobres. En la pérgola de la misma para beneplácito de los regulares asistentes se añadió la participación de la Banda de Música del Estado. Era un gozo.
Ese recuerdo infantil me produce sentido de pertenencia, por tanto quisiera ver la plaza principal de Tepic sin decenas de personas dedicadas al comercio informal unos en la mañana y otros en tarde-noche de todos los días, como en aquellos tiempos sin obstáculos para el recreo de chiquillos y pasatiempo de mayores. La añoranza pareciera imposible porque es otra época con avances en todos los órdenes, de prioridad en renglón económico y poblacional.
Sin embargo, con argucias, incluso legales (si hay desacato riesgo de destitución), el Ayuntamiento de Tepic ha logrado (cuando menos este último fin de semana) aquello que parecía inalcanzable: la plaza principal lució original rostro. Los ambulantes y comerciantes semifijos fueron retirados de la superficie que corresponde al sitio público. Donde incluso instalaron negocios (pequeñas sucursales) comercios establecidos, asimismo personas venidas de otras entidades del país, aunque mexicanos dedicados a lícita actividad, sin respeto a la idiosincrasia de los tepiqueños.
¡Qué paradoja! El diputado del Partido del Trabajo, Jorge Armando Ortiz Rodríguez, más conocido con el remoquete de “Fugio” (“me dicen así porque tuve una novia que quise mucho y se llama Refugio”), ha hecho público que Carlos Saldate Castillón, cuando presidente del PRI en el municipio de Tepic, promovió amparo para comerciantes sobre la plaza principal (“hasta un cacahuatero”, dixit Juan Cienfuegos) sólo para fastidiar políticamente al anterior ayuntamiento local que presidió el panista doctor Polo Domínguez. Sin embargo, “Fugio” hoy se pone al frente para defender la permanencia en el lugar de ambulantes con venta de fruta picada y otros antojos de poca monta, porque son “alimentos que le dan folclor, que hacen pintorescas y atractivas a las plazas de las capitales de los estados”. Es decir, cae en la misma actitud del exdirigente priista, salvo que dice respetar a Javier Castellón, alcalde de Tepic, seguro porque coaligados llegaron al poder.
Jamás de los jamases los comerciantes con amparo judicial promovido por el priista Saldate, imaginaron el grave problema que acarrearía no solo a los ambulantes posesionados en la plaza pública, sino a la totalidad del comercio semifijo establecido en banquetas y calles del primer cuadro de la ciudad. Ahora sufren las consecuencias de sentencia dictada por juez de distrito, luego que comerciantes establecidos solicitaron amparo en contra del comercio informal en el primer cuadro de la ciudad.
En las manos le estalló la bomba a Francisco Javier Castellón, presidente del Ayuntamiento de Tepic, quien quizá no tenía el menor interés de mover el avispero, pero fue obligado por la vía legal a intervenir en el desalojo del comercio que genera economía informal. Se le notificó plazo fatal de tres días, pero el alcalde aseguró que pidió al juez federal prorroga de diez días para ejecutar labor de convencimiento, que parece al correr del tiempo la reubicación del ambulantaje se le complicará, muy a pesar que Castellón se manifieste a favor de que estas personas de esa manera ganen el sustento diario para sus familias. Busca quedar bien con todos, lo que se avizora imposible.
En las calles de la ciudad de Tepic el ambulantaje y la presencia de puestos semifijos en lugar de disminuir (en el gobierno municipal de Raúl Mejía -1993-1996- se logró la reubicación) ha crecido exponencialmente. A ello han contribuido mujeres y hombres con todo e hijos que a nuestra ciudad llegaron de Oaxaca o Chiapas (no sé precisarlo) que con carretillas y cubetas van por las calles al ofrecer en venta frutas, variedad de dulces y otros productos comestibles. También venden almohadas y cinturones. En dos lugares estratégicos de la avenida México (banco y laboratorio) se estacionan y obstaculizan la vía peatonal. Pero la mayoría de ellos tiene sentido del ambulante, es decir, no permanece mucho tiempo fijo en el mismo lugar.
Sabido es que esta actividad económica (ambulantaje y demás) es ocasionada por la poca o casi nula oferta laboral. Los anteriores gobiernos de Nayarit no han sido capaces de generar los empleos bien remunerados que demanda la población nayarita.
Por el comercio de las calles que afecta la movilidad peatonal y el tránsito vehicular se antoja complejo el problema a enfrentar, más cuando es un conflicto histórico que ha prevalecido en la capital del Estado. Como se sabe, son alrededor de 400 personas en el primer cuadro de la ciudad dedicadas al comercio informal, algunas por más de 30 años. Sin duda, la política pública del Ayuntamiento de Tepic al actuar con decisión en busca de objetivos y soluciones alternativas perjudicará y lesionará intereses de grupos de poder político y económico que no se quedarán con los brazos cruzados. En la actualidad hay aparente calma por la contención al conflicto de diferentes actores, pero de un momento a otro las cosas pudieran salirse de control y venir la implosión.
Francisco Valle Miramontes, por años dirigente del pequeño comercio, declaró más o menos en los términos siguientes: “Si hacemos un análisis nos daremos cuenta que la acción en contra de los ambulantes tiene fondo político, porque somos priistas” (creo que la mayoría, no todos). Se escucha pues el sonido de los tambores de guerra. ¡Aguas!
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