Violencia que mortifica
Oscar González Bonilla
04 de Noviembre de 2017
Durante los últimos tres miércoles continuos, Enrique Díaz López ha ofrecido conferencia a los representantes de los diferentes medios de comunicación en amplia sala del edificio sede del PRI de Nayarit. Descalificaciones tópicas han sido dirigidas al gobierno que encabeza Antonio Echevarría García.
Es de suponer, puesto que el tricolor desbancado fue del Poder Ejecutivo estatal al ocasionar tremenda derrota electoral la coalición de partidos Juntos por Ti, que abanderó a Echevarría García, el pasado 4 de junio. Hoy, el PRI situado en lugar diametralmente opuesto, es oposición, “pero como tal somos muy responsables”.
En la conferencia de prensa del pasado 1 de noviembre, el presidente del Comité Directivo Estatal sentenció que el PRI está consternado por la ola de violencia que azota nuestra entidad: “A poco más de 45 días (del arribo al poder de AEG) son más de 105 ejecuciones en nuestra entidad, cosa no menor y de lamentar”. Con base en las cifras, equivale al registro de más de dos homicidios cada día que en la actualidad colocan a Nayarit en segundo lugar nacional por homicidios dolosos.
Enrique Díaz López, con 89 días en su haber como jerarca del PRI de Nayarit apuntalado por el Senador Manuel Humberto Cota Jiménez, soltó inadecuada expresión: “Nosotros no queremos politizar el tema”. Desde el momento que es presidente de un partido político, lógico es suponer que la connotación ideológica, así como su pragmatismo, son simple y sencillamente políticos.
En verdad afligido, Enrique Díaz manifestó que los priistas nayaritas comparten el mensaje de desesperación del gobernador AEG al solicitar públicamente a las fuerzas militares y demás federales su intervención para poner freno a la violencia que mata, cuya delincuencia organizada puntual cada día registra presencia ante el azoro de la ciudadanía y atolondrado gobierno estatal, como queriendo dejar en manos de Dios la solución del grave problema.
Luego entonces, el dirigente priista pronunció frase estelar: “Los muertos de hoy no son herencia del pasado. La seguridad es un tema de hoy, del día al día, y como tal se tiene que atacar, y como tal se tiene que enfrentar. Entonces, velamos nosotros porque exista esa capacidad de interacción con las demás instancias (fuerzas militares y policíacas federales) y porque exista ya, de manera firme, una estrategia, que no vemos aún, para poder resolver el tema de la inseguridad”.
Se ha comprobado que en otros estados del país con un alto índice de intervencionismo de bandas delictivas dedicadas al narcotráfico que a sangre y fuego se disputan las plazas, engrosar el número de efectivos de la Marina y Ejército, entre otras fuerzas, no ha sido la solución. Ha producido un efecto contrario al incrementar la delincuencia organizada el número de homicidios, desapariciones, secuestros y otros delictivos. También contraproducentes y hasta fallidas han resultado las políticas públicas contra el crimen organizado que en gran parte del territorio del país ha prolongado periodo de sangre y horror.
Para combatir y prevenir la delincuencia organizada, hay especialistas en la materia como Edgardo Buscaglia que recomiendan acciones operativas que dividan tareas coordinadas entre el Estado y la sociedad civil. El gran problema radica en que se está frente a la debilidad institucional presente y cuyos vacíos se manifiestan a través de sistemas judiciales colapsados; impunidad ante la corrupción gubernamental en todos los niveles; sistemas de control patrimonial fallidos, y escasos o nulos sistemas de prevención de los delitos.
El especialista está en contra de la frecuente idea de que para acabar con la violencia sólo queda pactar con el cártel más fuerte. También rechaza la idea de que la única salida a la violencia desatada sea el establecimiento de pax mafiosa, donde muertes, desapariciones y demás modalidades de la acción criminal puedan disminuir, o hasta desaparecer.
De esto último tenemos amarga experiencia. El entonces Fiscal General de Nayarit, Edgar Veytia, concertó paz narca para durante algún tiempo mantener la entidad en relativa seguridad humana, alejada de la violencia que mata. A cambio permitió el florecimiento del narcomenudeo en los rincones más apartados de comunidades rurales y zonas urbanas de todo el territorio nayarita. El alto costo fue que enorme cantidad de jóvenes, y otros no tanto, se iniciaron en el consumo de drogas y los ya adictos tuvieron mercado abierto en sus manos.
Regreso a las conferencias del priismo. El presidente estatal del PRI ha salido a escena para comparecer ante representantes de medios de comunicación siempre acompañado por la mujer florero Ariadna Pérez García, quien funge como secretaria general del CDE. De su boca no ha expresado palabra alguna (habla para que te conozcan), por tanto no sabemos sus destrezas y atributos en política partidista y de la otra. Indistintamente a don Enrique los han acompañado hombres, dirigentes de organizaciones priistas, pero también permanecen mudos.
La voz cantante es de Enrique Díaz López. Con dotes de intelectual con tino ha sabido desarrollar los temas ante los reporteros, con respuesta puntual a las interrogantes y sin demasiada demagogia. Hasta el momento son aprobatorios sus encuentros semanales con la prensa, pero ha quedado a deber la prometida movilización social, seguro porque más entretenido lo tienen la proximidad de la elección extraordinaria de San Blas y el proceso electoral federal en marcha. Han sido más buenas intenciones, los compromisos formales para después. ¡Pero en fin!
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