Tepic, Nayarit, martes 03 de diciembre de 2024

Tal vez no sea por maldad

Sergio Mejía Cano

19 de Octubre de 2017

Cíclicamente desaparecen rejas y tapas de alcantarillas y registros, respectivamente, y por supuesto que metálicas. ¿Quién, cómo y por qué se hace esto? Obviamente que tiene que haber un comprador porque de no ser así, entonces para qué las querrían los ladrones que ponen en riesgo tanto a peatones como vehículos de todo tipo que al ya no estar una de estas tapas o rejillas alguien podría caer y sufrir hasta fatales consecuencias.

Desde luego que quitar rejas y tapas de registro no es enchílame la otra, porque se necesita algún tipo de herramienta si no especial, al menos apropiada para en el menor tiempo posible quitarlas y cargarlas para trasladarlas a algún lugar ya sea para ser almacenadas y después venderlas al kilo o de una vez correr a ser vendidas a alguien dispuesto y que sabe qué hacer con esta clase de productos.

Y he aquí uno de lo que podría ser el meollo del asunto, porque no se tiene conocimiento de que haya muchas fundidoras tanto en Tepic como en algún otro municipio de Nayarit, por lo que también podría existir la posibilidad de que posteriormente y después de reunir una buena cantidad de rejillas y tapas, trasladarse a alguna otra entidad y allá ser vendidas, y eso es lo malo: que haya quien las adquiera a sabiendas de que es algo por demás ilegal su compra-venta.

Ahora se anuncia que para poner remedio a esto, en lo sucesivo se verá la posibilidad de que las rejillas y tapas sean de otro material que no sea comercializable en lo absoluto; y qué bien que se llegue a una solución de este tipo para evitar algún accidente que pudiera dejar lisiada a una o varias personas y vehículos inservibles o que cuya reparación por haber caído a una alcantarilla o registro destapados sea muy costosa. Pero también en estos casos de caer un vehículo a un vacío que quede por habérsele quitado su protección, la o las personas que vayan viajando en uno de estos vehículos podría desnucarse y ahí quedar su historia; y lo mismo para los peatones que al no fijarse caigan al interior de una alcantarilla o registro que pueda sufrir algún tipo de fracturas de las que ya no se recupere al cien por ciento o que hasta por un golpe pueda perder la vida.

Se entiende que tal vez no sea por maldad el que manos criminales se roben alcantarillas y tapas metálicas, pero sí a la mejor sin pensar que podrían ocasionar un daño irreversible a varias personas, porque no es nada más el hecho de que se lleven estas cosas tan necesarias que obviamente no son para que se las roben, sino para proteger peatones y vehículos y desde luego, facilitar los trabajos de reparación tanto de los conductos eléctricos, de agua y de toda clase de cosas por las que se tuvieron que hacer y poner estas alcantarillas y tapas de registro.

Sin embargo, hay alcantarillas que ya están oxidadas en grado sumo que con las puras manos se pueden desprender o al pisarlas simplemente. Hace poco tiempo, no mucho, en la esquina de las calles Zapata y Zacatecas, justamente en la esquina norponiente, en donde se coloca un puesto de frutas, ahí existe una alcantarilla de reja que no sé si ya la hayan cambiado porque ahora regularmente está cubierta con cartones que probablemente los ponga la persona que ahí expende frutas; pero cierto día, hará como cuatro meses que al tratar de cruzar la calle Zapata viniendo del norte hacia el sur por la Zacatecas, al bajar el pie izquierdo de la banqueta pisé la rejilla y mi pie y parte de la pantorrilla se fueron al interior de dicha alcantarilla porque con el puro peso de mi cuerpo se desprendieron dos barras que conforman dicha rejilla. Lo bueno fue que ya había apoyado mi pie derecho en el pavimento y por eso pude apoyarme y que no se hundiera mi pierna izquierda más abajo del piso. Al revisar el porqué se habían desprendido las tiras de fierro, vi que ya estaban completamente oxidadas por lo que mi temor fue si no me había roto la piel por aquello del óxido del metal, pero afortunadamente del susto no pasó y claro que un poco de dolor tanto físico y un poco de vergüenza porque hubo gente que vio que como que me iba a caer y estaban a la expectativa de ver qué pasaba con alguien cayéndose.

Pero lo que me reconfortó más fue que sigue habiendo personas que se preocupan por el dolor ajeno, ya que un matrimonio que iba a entrar a un estacionamiento que está enfrente, detuvo la marcha de su vehículo antes de entrar y me preguntaron si me encontraba bien, que si no se me ofrecía que me llevaran a que me revisaran mi pie, gesto que agradecí mucho.

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