Con la revolución rusa de 1905 inicia la caída del zarismo
Octavio Camelo Romero
11 de Octubre de 2017
Una ola de agitación política de masas a lo largo de grandes zonas del Imperio ruso ocurrida a lo largo del año 1905 se le conoce con el nombre de la “Revolución rusa de 1905”. Algunos de los altercados estaban dirigidos contra el gobierno y otros simplemente eran reclamos muy puntuales de la clase obrera o del campesinado. En este periodo se dieron casos de terrorismo, huelgas de trabajadores, disturbios campesinos y motines militares, teniendo todos ellos en común, una insatisfacción popular generalizada hacia el régimen del zar Nicolás II de Rusia. Como consecuencia de esta revolución se estableció una limitada “monarquía constitucional” y una especie de parlamento denominado la “Duma Estatal” del Imperio ruso.
El imperio ruso se desplazaba lentamente desde el absolutismo feudal hacia el capitalismo pero, bajo el régimen de la autocracia zarista. Por eso en la década de 1860 comenzaron un conjunto de cambios políticos, legales, sociales y económicos Mientras estas reformas habían liberalizado las estructuras económicas, sociales y culturales, el sistema político permaneció prácticamente inalterado. Diversos intentos de una reforma política fueron rechazados por la monarquía y la burocracia. Las expectativas, contrarrestadas por el limitado progreso reformador, produjo una frustración tal que llegado el momento desembocó en rebeliones. La sensación entre aquellos que se rebelaron fue que la demanda de «tierra y libertad» sólo podía satisfacerse mediante la revolución.
Los revolucionarios provenían casi exclusivamente de la “inteligencia” El movimiento se llamó “populismo revolucionario”. No era un grupo unificado, sino un vasto espectro de células radicales con su propio ideario. El trabajo anterior a la reforma del noble Alexander Herzen y su síntesis del socialismo europeo y el colectivismo campesino eslavo fueron la fuente ideológica de estos revolucionarios. Herzen sostenía que la sociedad rusa era todavía preindustrial y consideraba la comuna campesina como la base del cambio revolucionario porque el país carecía de un proletariado industrial.
En las décadas de 1880 y 1890 en contraste con el estancamiento social, se dieron grandes saltos en el proceso industrializador, sobre todo en la última década del siglo XIX con la construcción del ferrocarril Transiberiano y las reformas emprendidas por el ministro de Finanzas Serguéi Witte, quien en 1892 al enfrentarse a un constante déficit presupuestario se planteó incrementar los ingresos del Estado impulsando la economía y atrayendo a inversores extranjeros. El crecimiento económico se concentraría en unas pocas regiones, que incluían a Moscú, San Petersburgo, Ucrania y Bakú. Y alrededor de la mitad de todo el capital invertido era extranjero y los expertos y emprendedores venidos de fuera resultaron vitales. Por otra parte, en 1897 fijó el rublo al patrón oro.
El 9 de enero según el calendario juliano o el 22 de enero en el calendario gregoriano, de 1905, día conocido como “Domingo Sangriento”, hubo una marcha pacífica de protesta de obreros en San Petersburgo. El objetivo de la marcha era entregar al zar una petición de mejoras laborales, y la formaban familias trabajadoras enteras. La manifestación Iba encabezada por el sacerdote Georgi Gapón y no respondía a ninguna consigna política. Numerosos obreros avanzaban llevando íconos religiosos y cruces, sin armas. La manifestación fue salvajemente aplastada por soldados de infantería y tropas cosacas, apostados enfrente del Palacio de Invierno, que dispararon sucesivas descargas de fusilería contra la multitud desarmada y luego persiguieron por calles y avenidas a los sobrevivientes. Los periódicos del momento hablaron de al menos 2000 muertos, entre hombres, mujeres, y niños, más un número impreciso de heridos.
El medio de resistencia de los obreros era la huelga. Se produjeron huelgas masivas en San Petersburgo inmediatamente después del Domingo Sangriento. Más de 400 000 trabajadores se habían unido a una huelga general en la capital rusa a finales de enero de 1905.
En marzo, todas las universidades fueron obligadas a cerrar hasta fin de año porque docentes y alumnos eran "animadores" de las huelgas y protestas y hacían que los estudiantes radicales se unieran a los trabajadores en huelga. En octubre, el efímero Sóviet de San Petersburgo organizó la huelga de 200 fábricas, la “Gran Huelga de Octubre”, paralizando la capital rusa por días, durante los cuales no circularon tranvías, ni operaron telégrafos ni teléfonos. De la capital, esta huelga se propagaría rápidamente a Moscú, y para el 13 de octubre en el calendario juliano o 26 de octubre según el gregoriano, estalló una huelga general de los ferrocarriles. No habría ningún tren en activo en todo el Imperio ruso.
En diciembre de 1905 fueron promulgadas las leyes electorales. Las primeras elecciones a la Duma se celebraron en marzo de 1906 y fueron boicoteadas por los socialistas y los bolcheviques. En abril de 1906 el gobierno promulgó la Constitución, asentando los límites de este nuevo orden político. Confirmó al zar como gobernante absoluto con control total del ejecutivo, política exterior, Iglesia y Fuerzas Armadas. La Duma fue reformada, transformándose en una cámara de menor rango que el Consejo de Estado, la mitad de cuyos miembros eran elegidos directamente por el monarca. Las leyes habían de ser aprobadas por la Duma, el Consejo y el zar como trámite previo a su puesta en vigor. En “condiciones excepcionales” el gobierno podría sortear la Duma y promulgar leyes sin su beneplácito. Los ministros los elegía el zar y le rendían cuentas a él, no al Parlamento. Los ministros no formaban un Consejo de Ministros, sino que respondían individualmente ante el monarca. La Duma carecía de poderes para controlar la acción de gobierno del soberano o de los ministros. Además, podía ser disuelta por el zar en cualquier momento. Estos eran los logros de la Revolución de 1905. En fin.
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