Tepic, Nayarit, martes 03 de diciembre de 2024

Es la soberanía nacional la que se debe defender

Octavio Camelo Romero

04 de Septiembre de 2017

"No aceptaremos nada que vaya en contra de nuestra dignidad como nación ", dijo el presidente mexicano Enrique Peña Nieto frente a los Poderes formales y fácticos de México, al hablar de la relación con Estados Unidos con motivo de su 5to informe de gobierno. El jefe del Poder Ejecutivo de la Nación insistió en que la nueva relación con el país del norte debe basarse en principios irrenunciables de soberanía, defensa del interés nacional y protección de connacionales. Empero, ¿Dignidad es equivalente a soberanía? ¿Cuál es la “dignidad de México” y cuál, el “interés nacional”?

Dignidad proviene del latín “dignitas, y ésta de dignus” que significa digno, merecedor, valor personal o mérito. La Dignidad por lo tanto es en primer lugar un sentimiento, y en especial un sentimiento de valor propio. El hecho de actuar correctamente bajo los valores morales y preceptos jurídicos impuestos por el capital en la sociedad capitalista, provoca en el ser humano el efecto de sentirse valioso, digno de respeto y admiración, e incluso hasta sentirse un modelo a seguir.

Por su parte el término “soberanía” está formado por la suma de super (encima) más el sufijo anus, que puede traducirse como procedencia, y del sufijo ia. Partiendo de ello podríamos determinar que el significado, por tanto, de dicho concepto es el de la cualidad que tiene el soberano, es decir, aquel que tiene autoridad sobre el resto. Que por cierto en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos es muy precisa al señalar que la soberanía radica en el Pueblo y que este tiene la facultad de modificar la forma de gobierno cuando así lo juzgue pertinente.

Por lo tanto, el presidente de la República tiene la obligación constitucional de defender la Soberanía del país en todo momento y en todo lugar. No es una decisión personal del mandatario, es una obligación constitucional. Y no se trata de un principio, se trata de un valor político consignado en la Constitución Política de México. Pero entonces porque se habla de “dignidad” en lugar de “Soberanía”. Pues porque la normatividad jurídica, la economía, la cultura, la política, la educación, etc., han sido entregados a los capitales transnacionales que operan desde Estados Unidos de Norteamérica. Por ello defender los intereses nacionales equivale a defender los intereses de esos capitales transnacionales que tienen su asiento en México. Y entonces el presidente que salvaguarda dichos intereses no puede hablar de “Soberanía Nacional” porque no representa los intereses del Pueblo mexicano. Pero con la defensa de la “Dignidad”,  el presidente está defendiendo su estatus de “digno” defensor de los intereses transnacionales asentado en la República Mexicana.

Un ejemplo clásico lo tenemos con el maíz transgénico. Se ha suspendido la siembra de maíz transgénico en respuesta a la demanda colectiva de 53 personas y 20 organizaciones civiles, contra Monsanto, Syngenta, Dow y DuPont, y las secretarías de agricultura y medio ambiente (SAGARPA). Pero las transnacionales afirman que México necesita importar una tercera parte de su consumo de maíz, importaciones que son de maíz transgénico, y por tanto ganaría, aumentando la producción, si lo siembra en el país. Este argumento es falso. La propia SAGARPA admitió en tribunales que el maíz transgénico no incrementa la producción. Más tarde, SAGARPA informó que de 2012 a 2016, México aumentó en 12,7 % su producción de maíz y sin usar transgénicos logró un porcentaje de aumento mayor que Estados Unidos en igual período. En 2016, México tuvo una producción total de 25,7 millones de toneladas de maíz, de los cuales 12,3 millones se vendieron para consumo humano, 4,2 millones para autoconsumo, 4,4 millones para el sector pecuario y 1.5 millones para exportación. No sólo cubrió el doble del mercado de consumo interno, sino que además ¡exportó maíz!

Empero, México importa más de 10 millones de toneladas anuales de maíz desde Estados Unidos, pero no para consumo humano, sino para forraje de pollos y cerdos en cría industrial, un negocio principalmente de transnacionales asociadas a las empresas de transgénicos, que además de controlar el mercado de importación, han ido sustituyendo a las empresas nacionales pecuarias y a los forrajes diversos que se producían en México.

Las trasnacionales piden ahora a los tribunales que revoquen la suspensión y que además rechacen la propuesta de la colectividad para que peritos expliquen las afectaciones que provocará la siembra de transgénicos. Alegan que la decisión es técnica y que la debe tomar SAGARPA, caso por caso, ya que el juez no tiene elementos para decidir. Y así, el gobernó de Peña Nieto protegerá a las transnacionales. En fin.

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