Tepic, Nayarit, viernes 29 de marzo de 2024

El socavón de nunca acabar

Sergio Mejía Cano

24 de Agosto de 2017

Existe la posibilidad de que el problema del socavón del libramiento en Cuernavaca, Morelos, quede en veremos y ahí se ven. Porque desde un principio quedó claro que las únicas responsables son las constructoras, debido a que es inconcebible que una obra de tal magnitud se desmorone con las primeras lluvias y se le adjudique el hecho a la basura acumulada y precisamente al agua de lluvia.

Se supone que una obra carretera no es cualquier cosa, porque si bien estamos inmersos en una sociedad de consumo, una carretera no puede ser lo mismo que una televisión o cualquiera otro aparato electrónico; una carretera no es de úsese y tírese, no debe ser algo desechable tal y como se vio con esta carretera  considerada como el libramiento exprés. Y tan son responsables única y exclusivamente las empresas constructoras porque se entiende que en una obra de tal magnitud se debe siempre tener presente la magnitud de los fenómenos naturales a más no poder; de si en determinado lugar pasa una corriente de agua, se debe de contemplar que esa corriente podría crecer al mil por ciento, aunque no sea así, pero se debe de proteger como si por ahí bajara una corriente de agua muy fuerte.

Y tan no es justificable el que se le atribuya al acumulamiento de basura ni a las corrientes de agua, porque al hacer el proyecto todo esto se debió haber contemplado, por lo que se debió apisonar el terraplén hasta que quedara lo más sólido posible, cosa que está visto que no sucedió así porque cómo es posible que con las primeras lluvias dicho terraplén se desmoronara, cosa que indica que fue un trabajo hecho a la ligera y sin ninguna contemplación más allá de lo inmediato.

Sin embargo, todos estos errores de planeación podrían ser atribuibles también a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), porque debió siempre estar al tanto de cómo se estaban desarrollando los trabajos y por más que se le quisiera dar prontitud para que el presidente de la República se parara el cuello, al igual que el secretario de la SCT Gerardo Ruiz Esparza, quien por cierto presumió al máximo dicha obra como si fuera lo máximo en cuestión carretera, se debió supervisar en todo; sin embargo, he ahí los resultados de una obra hecha al aventón, al ahí se va al fin y al cabo, pasara lo que pasara se vuelve a construir y con cargo al erario y listo, ganancia para todos los involucrados.

Pero esto no es nuevo en nuestro país, ya que la mala construcción es cosa de todos los días, pues se ha documentado que por ejemplo en las casas de interés social que se construyen para la gente de escasos recursos, se hacen con materiales de ínfima calidad, casas que a las primeras de cambio se agrietan o se hunden y si alguien corre con la suerte de que nada de esto le pase, al querer subirle un piso más, el albañil a cargo le hace ver la realidad de que esa construcción no podría soportar otro piso arriba por no estar bien cimentadas las paredes o ser casas semi construidas cuyas paredes están atornilladas a un piso firme y que por lo mismo no cuenta con cimientos.

Así que al parecer de lo que se trata es que los constructores hacen lo posible por ahorrar lo más que se pueda en los materiales haciendo uso de los más baratos o hasta defectuosos o en todo caso, no apropiados para las construcciones de todo tipo.

He ahí lo que se descubrió con el sismo del 19 de septiembre de 1985 que al caer los edificios de la Unidad Tlatelolco, se vio que las varillas con que se habían construido esos edificios no eran las más adecuadas de acuerdo a la edificación que tendrían que soportar. Se documentó en su momento que tenían material no apto para el tipo de construcción, material impropio para el propósito, ¿y? ¿Acaso se hizo responsable de esto a alguien en particular? Para nada, sino que nada más se dio a conocer el hecho y a otra cosa mariposa, pues probablemente el arquitecto e ingenieros de la obra ya habían pasado a mejor vida o por ser personajes de renombre, ya no se les podía señalar.

De querer hacer justicia por este socavón del libramiento en Cuernavaca, Morelos, bien que se podría obligando a las constructoras a volverlo a hacer así se tarden diez o más años en afirmar el terraplén y construyendo las alcantarillas necesarias así como el desvío de corrientes que acarren basura y otros desechos, pero al parecer no existe la voluntad necesaria en los tres niveles de gobierno, porque si así fuera, desde cuando ya estuvieran encarcelados tanto los constructores y demás personas involucradas.

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