Lo barato cuesta caro
Sergio Mejía Cano
14 de Julio de 2017
Una de las noticias más sonadas esta semana que está por concluir es sin duda el socavón que se abrió en el flamante libramiento en Cuernavaca, Morelos, de la carretera México-Acapulco y viceversa, llamado pomposamente “Paso Express”, y que según se informa, apenas fue inaugurado el pasado mes de abril del presente año.
¿Qué les estará pasando a algunos ingenieros últimamente que no dan una, sobre todo los designados en Obras Públicas? Y si bien en esta lamentable tragedia que ocasionó la pérdida de dos vidas humanas al precipitarse el vehículo en donde viajaban a dicho socavón están involucradas dos constructoras de acuerdo a la información en los medios noticiosos, en donde se supone que cuentan con ingenieros capacitados, queda claro que les falló el cálculo por más que se quieran lavar las manos atribuyéndole el percance a lluvias atípicas y a la basura, pues con estos pretextos se hunden aún más debido a que se supone que la base para una buena carretera es el terraplén el que debe quedar bien compactado, apisonado de tal manera que quede completamente firme, teniendo siempre en cuenta las avenidas de agua precisamente en temporal de lluvias; además de tener en cuenta alcantarillas, drenajes cercanos, posibles ojos de agua y un largo etcétera de detalles que no deben dejar de sopesar todas las posibilidades que hagan s
urgir algunos contratiempos como este de dicho libramiento.
Así que por más que se diga que todo se debió al acumulamiento de basura y las lluvias “atípicas” de las que ya es su temporada, al observar las imágenes del socavón se ve claramente de inmediato y sin ser experto en la materia de que la erosión comenzó internamente, por debajo de la carretera y no por fuera o encima, tal y como cuando se han colapsado inmuebles debido a una fuga de agua en el subsuelo inmediato a esos edificios que se han venido abajo. En este caso del socavón en el libramiento en Cuernavaca, Morelos, se ve que la erosión es interna, que el subsuelo en donde se asienta la carretera se fue minando hasta que quedó colgada la plancha de concreto hidráulico que no aguantó el peso del vehículo a su paso o que tal vez ya se había abierto y el conductor de dicho vehículo no alcanzó a frenar a tiempo para evitar caer al fondo.
A mediados de los años 80 del siglo pasado, se modificó un trazo de la carretera número 15 entre las poblaciones de Tequila y Magdalena, Jalisco, modificación que dio fin a una curva muy cerrada que se le conocía como “la matona”, curva descendente de norte a sur ya más cercana a la población de Magdalena. El nuevo trazo duró más de dos años para que quedara listo, y esto porque una tangente de poco más de cinco kilómetros de longitud que quedó frente a esa nefasta curva, duró todo ese tiempo compactándose y afirmándose antes de ponerle encima el asfalto, por lo que casi tres temporadas de lluvias, aparte de las atípicas pasaron por encima del terraplén que quedó muy macizo, según los que conocen de esto, y esto lo afirma el paso del tiempo que no ha erosionado en forma alguna ese nuevo trazo frente a una curva que cobró muchas vidas, incluso hasta poco antes de quedar cerrada a la circulación, un camión de pasajeros fue impactado por la caja de un tráiler en donde fallecieron varios pasajeros; fue el último de los accidentes fatales, porque al poco tiempo de ese nefasto accidente quedó inaugurado el nuevo tramo carretero.
Y otro caso, pero este debido a una posible negligencia, fue el accidente que le ocurrió a un tren de pasajeros en el estado de Sinaloa allá por agosto de 1989, pues debido a las lluvias colapsó un puente en las inmediaciones de estación Capomas, cercana a Bamoa, en el municipio de Sinaloa de Leyva.
Debido a las lluvias constantes se tuvieron que detener los trenes norte en Mazatlán por las corrientes de agua que estaban pasando por los puentes y alcantarillas. Cuando se dio luz verde para que salieran los trenes, se les dio prioridad a los de pasajeros que ya tenían más de 48 detenidos en el puerto sinaloense. El primer tren de pasaje que salió rumbo al norte fue el que al llegar a un puente éste ya no estaba en su lugar, pues la avenida de agua que bajaba de la sierra se había llevado dicho puente, y como era en la madrugada, el maquinista no pudo ver a tiempo esto para tratar de detener su tren. Negligencia porque ese puente los gringos lo habían hecho de más de cien metros de longitud, pero las eminencias mexicanas lo habían acortado a poco más de 50 metros, porque casi no pasaba agua.
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