Combis chatarra en Tepic, y el gobierno como si nada

El antepenúltimo miércoles de este actual caluroso mes de junio, como de costumbre en la avenida México de nuestra ciudad capital abordé lo que nombramos combi, unidad de transporte de servicio público.

Enorme fue mi sorpresa al observar las terribles malas condiciones materiales del vehículo. Como si fuera sonaja, todo le sonaba. Cuando traté de acomodarme en asiento lateral mis pies toparon con algo, al bajar la vista vi una llanta de refacción en el piso, la mitad bajo el asiento y la otra obstruía el paso de acceso y salida del automóvil.

Ni por asomo se encuentran rastros de tapicería. Totalmente encuerado. Las bancas,  dos laterales y dos transversales al frente y atrás, con asientos y respaldo sostenidos con alambre o mecate para evitar resbalen junto con el usuario y éste llegara a lastimarse, pues es muy usual que la combi sea conducida a velocidad y constantes son los frenazos para evitar choques o atropellos a personas. El pasajero debe ir agarrado hasta con el chiquilín.

En cierta ocasión, ocurrió que el chofer de la combi para evitar un accidente frenó de tal manera que los pasajeros, la mayoría mujeres, siempre son en mayor cantidad,  conté catorce en un viaje a casa, cayeron al piso, otras pegaron con la lámina de los laterales del vehículo, con más suerte hubo quienes del asiento de atrás se proyectaron hasta el asiento de enfrente. En ese lugar yo viajaba, de espalda al chofer, y una joven se me vino encima de frente, casi me desbarata los lentes. Una señora que se quejaba de golpes en las rodillas, al bajar de la unidad prometió presentar una demanda.

Bueno, mi sujeto de observación tiene a la vista el mecanismo interior de la puerta de entrada principal que sirve para maniobrar la apertura, es decir, sin la debida tapicería, el sistema eléctrico del foquito a la mitad del techo a lo lejos se divisa que no sirve, los vidrios de las ventanillas me dio la impresión que no funcionan. Esta unidad es un verdadero desastre, bien le queda el calificativo de chatarra.

Ello me hizo reflexionar en que las organizaciones que aglutinan permisionarios de unidades del servicio público tienen total desinterés por mejorar sus vehículos, mucho pedir es que a las rutas introduzcan combis nuevas, pero cuando menos los permisionarios deberían tomarse la molestia de someterlas a reparación para mejorar sus condiciones materiales y a la par ofrecer mejor servicio. Un chavalo taxista que trabajó en las combis me dijo que las mejores rutas, como lo es la México, dejan ventas hasta por diez mil pesos diarios.

Pero ni la Dirección de Tránsito del gobierno de Nayarit, que por ley está obligada a regular el servicio de transporte, ha intervenido de manera enérgica para exigir a los permisionarios mejoren sus unidades. Es laxa y en consecuencia les permite hacer lo que les da su chingada gana. Los permisionarios son capaces de aumentar la tarifa, sin obediencia a la organización del gobierno estatal encargada de la autorización. Ha ocurrido que el gobernador Roberto Sandoval sale a la opinión pública para decir que no hay autorización de su gobierno para aumentar el costo del pasaje, sin embargo en la práctica sucede todo lo contrario, los choferes exigieron el pago de 50 centavos más en el último incremento. Los conductores argumentaron que reciben órdenes del patrón, mientras éste adjudica la responsabilidad del cobro a aquellos. Así se pasaron la bolita, mientras que al mandatario estatal le vieron la cara.

La combi en cuestión poco antes del mediodía la abordé en la avenida México al norte de Tepic, por el rumbo del cerro de La Cruz, hasta la calle Morelos. Cubre la ruta México y, una vez de pie en la banqueta, cuando arrancó miré que porta el número 202, aunque antes de este trae impresas al menos tres letras, pero no las fijé en la memoria,

Hasta eso, cuando bajé el chofer me dijo: “Que le vaya bien. Que tenga buen día”, lo cual agradecí. Y a jalar.