Interpretación de varias lecturas
Sergio Mejía Cano
16 de junio de 2017
Varias lecturas se podrían desprender del ofrecimiento de recompensa de la Procuraduría General de la República (PGR), a quien dé información verídica sobre los victimarios de al menos cinco periodistas, algo inusual en el pasado de la PGR, porque si acaso ha llegado a ofrecer recompensa alguna, es por información sobre capos de los grupos de narcotraficantes, pero sobre los asesinos de periodistas es algo de nuevo cuño.
Y las malas lecturas se dan entre la opinión pública, porque en cuanto se dio a conocer esta información a nivel nacional, varios analistas coincidieron en que la más grave de estas lecturas sería que la PGR está dando a entender que no se siente con la capacidad de investigación a fondo y que está dejando en manos de la propia ciudadanía que investigue y dé información al respecto; y coinciden también estos analistas, al afirmar que el monto de la cantidad ofrecida que es de un millón 500 mil pesos de recompensa, deja un cierto dejo de discriminación para los periodistas asesinados, porque en el caso de recompensas de antaño para las cabezas de los grupos criminales han sido mucho más altas en su monto, como por ejemplo Joaquín (el Chapo) Guzmán en que la PGR llegó a ofrecer hasta 60 millones de pesos de recompensa o como el caso de don Servando Gómez, alias “la Tuta”, que ofrecía 30 millones y por Edgar Valdez, alias “la Barbie” llegó a ofrecer 15 millones; y de las recompensas más recientes pero también muy altas en comparación a las ofrecidas por los asesinos de los periodistas, llama la atención la del exgobernador del estado de Veracruz Javier Duarte, por el que se ofrecieron 15 millones de pesos; claro que todo esto entre otros sonados casos de recompensas que dejan muy lejos la cantidad ofrecida por los victimarios de los periodistas.
Sin embargo, respecto a las recientes recompensas para el esclarecimiento del asesinato de periodistas, se dan única y exclusivamente para los casos de cinco de ellos y nada más, por lo que aquí la lectura se podría dar en el sentido de que ya los demás periodistas desaparecidos violentamente son cosa del pasado y por lo tanto, del olvido. Pero más grave aún, es que ¿qué quiere dar a entender con esto la PGR al ofrecer recompensas? ¿Será acaso que no le interesa investigar y que nadará de a muertito hasta que le llegue información de algún ciudadano que en aras de ganarse dicha recompensa llame para dar datos fidedignos? ¿O será acaso una estrategia de la PGR para distraer al enemigo aparentando estar a la espera de información ciudadana para que asome la cabeza y cometa un error y dar con ese supuesto enemigo?
Con esto, el desprestigio de la PGR tanto a nivel nacional como internacional aumenta irremediablemente porque ya tiene mucho tiempo en que la PGR no da buenos resultados, al menos para la ciudadanía por supuesto, porque tal vez esa falta de buenos resultados sí signifiquen algo para otros sectores, pero no para la población en sí que espera el esclarecimiento de infinidad de casos y cosas que aún permanecen sin resultado alguno como la desaparición de los 43 estudiantes normalistas del estado de Guerrero y un sinfín de señalamientos de abusos de autoridad y otras desapariciones y un largo etcétera de casos y cosas sin resolver. Y ahora sale la PGR con este ofrecimiento de recompensas y nada más por los casos de cinco periodistas a sabiendas que por lo menos son 39 los casos documentados de periodistas agredidos en los que va en esta administración federal.
Y este desprestigio de la PGR ante gran parte de la opinión pública no es gratuito ni por insidia de la población, sino porque la mayoría de los casos en los que se ha visto involucrada la PGR y que se notifican como grandes triunfos, con el tiempo se llega a saber que todo sucedió con base en una denuncia anónima o una llamada ciudadana y no por una investigación, un trabajo de inteligencia, sino que la mayoría de los casos se han dado, así se ha documentado, por dedo y no por investigación de fondo y lo que es peor, es que queda la duda entre la opinión pública si los supuestos criminales detenidos o abatidos son reales o nada más chivos expiatorios.
Pero después de todo no hay peor lucha que la que no se hace, así que esperemos que de algo sirva el ofrecimiento de estas recompensas y en verdad se llegue a hacer justicia no nada más por cinco periodistas por los que se ofrece recompensa, sino por todos los caídos, periodistas o no, sino de quienes hayan caído en aras del desempeño de su trabajo.
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