Con cargo a los trabajadores mexicanos la competitividad MX
Octavio Camelo Romero
04 de Mayo de 2017
Resulta aparentemente inexplicable cómo con una “tecnología media” y en algunos casos “desfasada” por no decir “tecnología atrasada”, la producción nacional para exportación ha hecho severos estragos en la economía norteamericana. La balanza comercial entre México y EEUU es grandemente favorable para nuestro país. Y por el lado americano se han cerrado industrias y se han lanzado a la calle, al ejército industrial de reserva, a una gran masa de trabajadores hoy desocupados. Pero a la vez, y por paradójico que parezca, los capitales han crecido desmesuradamente, o sea, los empresarios han obtenido grandes ganancias. Es relevante el estudio de este fenómeno porque el actual presidente de Estados Unidos de América, Donald Trump, tuvo que enarbolar la bandera de los desplazados para poder arribar a la “casa blanca”, y en su campaña se comprometió a devolver el empleo a los trabajadores blancos desempleados.
Es perfectamente claro que la esencia del fenómeno es de naturaleza capitalista. La presencia de las mercancías chinas en el mercado mundial ha sido un factor decisivo para la estructuración de una estrategia mexicana orientada a atraer al país a capitales productivos norteamericanos. Desde luego que las mercancías se presentan en el mercado con cierto precio comercial. Y en función de dicho precio, está su compra. Si dos mercancías sucedáneas o similares se presentan con semejante calidad, pero con diferencia de precios, desde luego que la de menor precio comercial tendrá mayor probabilidad de venderse. Por eso había que ofrecerles a los capitales estadounidenses la posibilidad de que pudieran competir contra las mercancías asiáticas con precios comerciales, aun utilizando sus tecnologías medias o atrasadas en relación con las tecnologías chinas. Para tales efectos se diseñaron políticas púbicas mexicanas para abaratar al máximo el precio comercial o salario de la mano de obra en el país. Al ver semejante oferta, los capitales norteamericanos bajo la inversión directa llegan a México y se consolida la fusión de capitales mexicoamericanos.
En el país también se sintieron los impactos de esa fusión del mercado mexiconorteamericano, al grado que quebraron muchas micro y pequeñas empresas absorbedoras de gran cantidad de trabajadores, por lo cual también en el país se dio el fenómeno del desempleo, pero éste tuvo una limitante, la economía informal. Evidentemente que bastantes mexicanos desempleados ingresaron a las diversas actividades económicas propias en la informalidad. Este aspecto ayudó a soportar la terrible situación de verse de la noche a la mañana sin empleo, y, por consiguiente, sin ingresos familiares.
Hoy el gobierno de la República pretende que todos los “informales” se conviertan en “formales”. Sin embargo, surgen grandes cuestionamientos al respecto. Por una parte, la seguridad social, y en particular la salud y las pensiones, son algunos aspectos valorados entre trabajadores formales e informales. Y el 75 por ciento de quienes se encuentran en la informalidad, dice estar dispuesto a cambiarse a un empleo con seguridad social o prestaciones, según la encuesta de la Asociación Mexicana de las Afores. Pero, por otra parte, el 45 por ciento de quienes ya tienen la formalidad dice que renunciaría a las prestaciones para trabajar por su cuenta. También, la mayoría de los trabajadores informales dice estar dispuesto a sacrificar ingreso para obtener un empleo formal. contar con una pensión hace una gran diferencia en la percepción del retiro entre los trabajadores formales e informales, los primeros lo asocian con la tranquilidad mientras que una parte importante de los segundos, dice sentirse preocupado. En fin.
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