A quien sirve el gobierno mexicano queda claro con el TLC
Octavio Camelo Romero
28 de Febrero de 2017
“En el momento en que digan: ‘Vamos a fijar un arancel del 20 por ciento a los autos’, me levanto de la mesa”, dijo Ildefonso Guajardo, secretario de Economía de México, anunciando de esa forma que su país rompería negociaciones con USA sobre el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, TLCAN, si se da esa circunstancia.
Pero ¿Quiénes son los principales beneficiarios con el famoso Tratado? Fundamentalmente los grandes capitales transnacionales norteamericanos asociados con capitales mexicanos. Para poder competir en el mercado mundial las industrias estadounidenses tuvieron que renovar su tecnología estándar por una tecnología de avanzada, y en algunos casos como en la industria automotriz, por una tecnología robotizada en algunos procesos productivos. Se trataba y trata de elevar la productividad de la fuerza de trabajo, esto es, que en el mismo tiempo se produzcan más piezas o bienes y servicios, de los que se producían con anterioridad. Desde luego que con tal circunstancia se abate el costo de producción y por lo tanto, se tiene la posibilidad de obtener una ganancia extraordinaria si el precio de mercado no sufre grandes disminuciones. Empero surge un problema técnico-económico, ¿Qué hacer con la tecnología desechada absorbedora de mucha más mano de obra que la tecnología nueva? Para compensar los costos de producción y nivelarlos con los costos de tecnologías avanzadas, los países emergentes y en desarrollo como México, fueron obligados por los organismos del capitalismo transnacional a bajar al máximo el salario de tal manera que la baja productividad de la mano de obra se viera compensada con los salarios de hambre y los costos de producción se pudieran equiparar a los costos de las altas tecnologías, para poder de esa manera, competir en el mercado mundial. En este sentido son las políticas del Fondo Monetario Internacional, del Banco Mundial, del Banco de Desarrollo, de la OEA, de la OCDE, etc.
El presidente de Estados Unidos Donald Trump, ha prometido abandonar el TLCAN, el acuerdo comercial vigente desde 1994, que también incluye a Canadá, si no puede renegociarlo para obtener más beneficios para su país, aumentando el riesgo de un gran choque económico para México. El asunto está en que quienes salen beneficiados con el TLCAN son los capitales transnacionales norteamericanos y, principalmente la industria automotriz. La desocupación de los obreros norteamericanos se debe a la tecnificación robotizada de las empresas del país vecino y si quieren trabajar como en México, tendrán que bajar el salario muy por debajo del que actualmente existe, llegando en algunos casos hasta medio dólar la hora en lugar de los 5 o 6 dólares la hora como actualmente se paga en USA. Por tal motivo Donald Trump está muy distante de poder equiparar los salarios de los norteamericanos con los de los mexicanos.
México que se prepara para discutir posibles cambios a algunas reglas comerciales bajo el TLCAN y, el secretario de Economía de México Ildefonso Guajardo, ha expresado su confianza de que Trump no podrá imponer fuertes barreras a las importaciones en el corto plazo. En principio gravar las importaciones de USA procedentes de nuestro país, es encarecer los productos que los mismos capitales transnacionales norteamericanos están produciendo en la República mexicana, lo cual se reflejará en un mayor costo de producción de tales bienes y servicio y en una disminución de la competitividad de precios en el mercado mundial y norteamericano. Circunstancia que se pudiera compensar con una disminución de la ganancia empresarial, lo cual se antoja difícil de aceptarse. Por lo tanto, las políticas trumpistas en este sentido van en contra de los mismos intereses de los capitales transnacionales norteamericanos. Luego entonces, ¿Donald Trump a quién sirve? Y ¿México a quién defiende? En fin.
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