Fortalecer el mercado interno es prioritario para México
Octavio Camelo Romero
13 de Febrero de 2017
Mucho se ha oído decir que una de las salidas al trumpismo norteamericano es el fortalecimiento del mercado interno. Pero, ¿Qué significa fortalecer tal mercado? Fortalecer el “mercado interno” significa que se incremente cualitativa y cuantitativamente, tanto la capacidad de consumo como el consumo mismo; se trata que los consumidores puedan comprar más cantidad de lo que antes consumían e integren a su canasta, otros bienes y servicios que antes no consumían, así como, que el aumente el número de consumidores. Y en ese sentido las debieran orientarse políticas públicas y las acciones de gobierno. Para empezar, hay señalar que las restricciones al gasto público o los recortes presupuestarios van en contra de tal fortalecimiento, pues de manera directa el gobierno deja de consumir y, con los despidos, de manera indirecta contrae el mercado al arrojar a muchas personas al desempleo o, en el mejor de los casos, a la economía informal, y con ello se alienta el no consumo o la disminución del mismo.
Lo lamentable para el capitalismo mexicano es que con la contracción del mercado interno y con las limitaciones impuestas a las exportaciones mexicanas por parte del presidente de Estados Unidos Donald Trump, las inversiones en el país dejarán de fluir porque se ha perdido uno de los principales atractivos, esto es, el mercado norteamericano. La única salida a tal contradicción es restablecer las “buenas relaciones” con el comercio de USA o, en su defecto, conquistar otros mercados, bien sean estos latinoamericanos o europeos, porque competir con los chinos “está en chino”.
Otro factor para el fortalecimiento del “mercado interno” es el relacionado con el desarrollo de la ciencia y tecnología y su aplicación a los procesos productivos y de circulación de los bienes y servicios creados en México. El desarrollo de las fuerzas productivas materiales y sociales se traduce necesariamente en un incremento de la producción en una misma unidad de tiempo, o sea, cuesta más barato producir cada pieza en bajo las nuevas condiciones productivas. La medida para evitar la ganancia extraordinaria de los capitales fuertes es que se popularice entre los empresarios de todos los niveles los logros del avance científico-tecnológico. Evidentemente que se abaten los precios de costo y, consecuentemente los precios de mercado, si se está atento a regular y preservar la cuota media de ganancia. Sin embargo, los recortes presupuestales a Educación y al Conacyt, el cierre de universidades públicas, de los centros de investigación y de postgrado, entre otros, impide las actividades orientadas al desarrollo de las ciencias y de las tecnologías requeridas para el desarrollo autónomo de México, y que se traduzca en una producción nacional de precios competitivos y apta para ser absorbida por los mexicanos de todos los niveles económicos.
Un siguiente factor es el abaratamiento del costo de la fuerza de trabajo o mano de obra. Esto se logra abaratando los bienes y servicios consumidos por los trabajadores, así como, el gasto social del gobierno que incide en abaratar el consumo de los obreros como son, entre otros, el transporte de bajo costo, la educación gratuita, la venta de productos baratos a través de las tiendas como la Conasupo, Liconsa, etc.
Un cuarto factor es aumento del salario que se traduciría de manera inmediata en un incremento del consumo de los bienes de consumo humano. Este tipo de consumo incide de manera directa en el consumo de bienes de producción, lo cual impacta en todo el sistema económico reactivándolo. Sin embargo, aunque no necesariamente debiera ocurrir, viene un incremento de precios porque los empresarios se aprovechan de estas medidas para ampliar la cuantía de su ganancia.
Estos son los factores para una real y verdadera protección al salario, y no la demagogia oficial del incremento al precio de los combustibles, del aumento a las tasas de interés, de la aplicación indiscriminada del IEPS, etc. En fin.
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