Un fuero constitucional mal enfocado
Sergio Mejía Cano
03 de Febrero de 2017
En el entendido de la tan cacareada frase de “nadie por encima de la ley”, entonces ¿por qué los legisladores y otros servidores públicos se han arrogado un fuero que única y exclusivamente se constituyó para que precisamente los diputados y senadores no sean criminalizados por lo que digan o hagan en tribuna?
Se ha documentado que esto del fuero político nació debido al asesinato del senador por el estado de Chiapas, don Belisario Domínguez, asesinato que se le atribuye históricamente al usurpador don Victoriano Huerta porque no le gustó lo que decía de él el senador chiapaneco; de ahí que se haya protegido la investidura no nada más de los senadores de la República, sino también de los diputados por aquello de que se exaltaran en sus peroratas en tribuna enardecidos por la situación de determinado momento y se fueran más de la lengua. Un ejemplo claro lo hemos tenido cotidianamente con la senadora campechana Layda Sansores, quien le impuesto epítetos de todos los colores y sabores y más al actual presidente Enrique Peña Nieto, a quien desde luego no han de gustar esos adjetivos con los que lo ha nombrado la senadora Sansores; sin embargo se entiende que Peña Nieto se tiene que aguantar debido a ese fuero con que cuenta esta legisladora, porque de lo contrario tendría que recurrir a los métodos empleados por Victoriano Huerta quien quizás en un arranque de mucho disgusto al oír que Belisario Domínguez lo culpaba de la muerte del apóstol Francisco I. Madero y del entonces vicepresidente José María Pino Suárez, así que “cuello”; así lo ha documentado la historia, aunque la realidad podría ser muy similar por cómo se acostumbraban a limar las asperezas en aquellos años de principios del siglo XX; y más, al estar nuestro país en una situación cotidiana por demás bélica.
Así que se entiende que el fuero político es nada más para proteger a los legisladores para no ser sancionados por lo que digan o hagan en tribuna, se supone que esa es la esencia y nada más, y no para que puedan hacer y deshacer toda clase de ilícitos en la calle y que queden impunes gracias a un fuero mal aplicado; porque se entiende que el dichoso fuero no los debería proteger si son cachados orinando en la vía pública, si atropellan a una persona conduciendo un vehículo automotriz o hasta de pedales, si golpean señoras de la tercera edad, si insultan a otros ciudadanos nada más por sentirse protegidos con ese mal aplicado fuero o por cualquiera otra clase de delito del orden común ya sea civil o penal.
El artículo 61 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos señala que “Los diputados y senadores son inviolables por las opiniones que manifiesten en el desempeño de sus cargos y jamás podrán ser reconvenidos por ellas.
“El presidente de cada Cámara velará por el respeto al fuero constitucional de los miembros de la misma y por la inviolabilidad del recinto donde se reúnen a sesionar”. Todo, dentro del recinto. Sin embargo, al parecer para la mayoría de los legisladores el hecho de estar protegidos por un fuero constitucional, los hace creer que son intocables hagan lo que hagan no nada más dentro de su recinto legislativo, sino hasta en la calle también. Y aun dentro de su propio recinto, si un diputado o senador le roba su teléfono móvil a otro o al ver la bolsa abierta de una diputada y ve que su cartera o monedero está a la mano y se lo agencia ni modo que por tener fuero no se le aplique la sanción debida así esté dentro de su recinto, nomás porque tiene fuero constitucional.
La fracción del artículo 109 de la Carta Magna en su fracción II dice que “La comisión de delitos por parte de cualquier servidor público será perseguida y sancionada en los términos de la legislación penal; y III.- Se aplicarán sanciones administrativas a los servidores públicos por los actos de omisiones que afecten la legalidad, honradez, lealtad, imparcialidad y eficiencia que deban observar en el desempeño de sus empleos, cargos o comisiones”.
Así que se entiende que en realidad no son intocables; pero así se siente la mayoría de los servidores públicos a los que supuestamente ampara el fuero constitucional o político en todo caso, sin entender que nadie está por encima de nadie y mucho menos de la ley, de ninguna por más fuero que se tenga; y menos los servidores públicos, porque se supone que son los primeros en poner el ejemplo de cómo conducirse respetando y haciendo respetar nuestra Constitución Política y las leyes que de ella emanan. ¿O no es así?
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