Programas inoperantes
Sergio Mejía Cano
21 de Diciembre de 2016
Según los enterados el famoso “Hoy no circula” se implantó por primera vez en el entonces Distrito Federal, el 20 de noviembre de 1989, y por lo visto hasta ahora no ha dado los resultados que se esperaban, a menos que lo que sucede hoy en día haya sido la verdadera expectativa, ya que la contaminación atmosférica se ha incrementado alarmantemente, por lo que se podría suponer que este programa no ha servido para nada de lo que se decía iba a servir, sino únicamente para generar focos de corrupción al por mayor y desde luego, sangrar aún más los bolsillos de la ciudadanía que cuenta con vehículo automotriz.
Corrupción, porque se ha documentado que se han descubierto o se descubrieron en su momento que infinidad de los llamados “verificentros” se prestaban al chanchullo otorgando autorizaciones sin que los automóviles fueran checados de bien a bien, dándoles la autorización debida para que circularan como si no contaminaran o que la contaminación que causaran fuera menor. Y si bien queda claro, según los estudiosos serios del caso, que en cierta forma los automóviles automotrices contribuyen a la contaminación del aire, no lo es tanto en comparación a como lo hacen las industrias de las que está plagada la hoy Ciudad de México; y es aquí en donde entra la sospecha del porqué no se dice nada al respecto, pues ya se ha comprobado que es la industria la que contribuye en mayor parte a la contaminación.
No deja de ser curioso que las ciudades que tienen más industria sean las más contaminadas en su calidad de aire, como lo son la Ciudad de México, Monterrey y Guadalajara. Y precisamente respecto a esta última, allá a mediados o principios de los años 90 del siglo pasado, la Universidad de Guadalajara, monitoreó la calidad del aire en la perla tapatía en horas de la madrugada, sorprendiéndose los investigadores al comprobar que en la madrugada el aire presentaba mucha más contaminación que durante el día a pesar de que la carga vehicular era infinitamente menor en durante la noche que en las horas diurnas, ¿y por qué? Pues obviamente que por las industrias que en la madrugada trabajan a toda su capacidad siendo sus chimeneas el principal foco de contaminación. ¿Y en qué quedó todo esto? Pues en pura información porque al parecer nada se hizo al respecto, sino también tratar de culpar a los vehículos automotrices, y tan, tan. Fin del asunto.
Y también hoy en día se oye que este año, en diciembre, para ser precisos, se cumplen diez años en que se militarizó el país por decreto del entonces neo presidente Felipe Calderón Hinojosa, al declararle una guerra absurda a los supuestos grupos del crimen organizado. ¿Y? Durante estos diez años no se ha visto un resultado positivo a pesar de que el ejército ha invadido inconstitucionalmente las zonas urbanas y más aún las rurales, sobre todo las de las serranías. Y si se dijo en su momento que el ejército tomaría las riendas de la seguridad en el país mientras se profesionalizaban las corporaciones policíacas, tal parece que dicha profesionalización va para largo, pues ahora ha surgido una iniciativa por parte del titular del Poder Ejecutivo, vulgo Presidente de la República, para que, como dicen los enterados, se legalice lo que ahora se ha hecho ilegalmente, y de una vez por todas reconocer que somos una nación militarizada con el dizque cuento de velar por la seguridad.
Y es un cuento porque ¿diez años no han sido suficientes para capacitar y profesionalizar a los elementos de las diversas corporaciones policiacas para que tomen de nuevo las riendas para proteger a la ciudadanía? Porque tomando en cuenta que la mayoría de las carreras profesionales toman por lo menos cinco años o seis según sea el caso para que salgan ya los neo profesionales bien capacitados; si bien no en la práctica, al menos sí en teoría, pero aun así sería mejor que entraran en acción los profesionales de la justicia porque a los soldados no los han preparado para hacer trabajos de policía y mucho menos de investigación e inteligencia, sino nada más para entrarle a los cocolazos de lleno sin decir “agua va”. Por lo que tanta tardanza en profesionalizar a las corporaciones policíacas como que ya es preocupante, porque o no se quiere hacer o a nadie le interesa hacerlo prefiriendo tener al ejército ya la marina en labores que, se ha dicho hasta el cansancio, en ningún modo les corresponden, a menos que tal y como se rumora insistentemente, ya estemos en una guerra civil y que no se quiera reconocer abiertamente.
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