Tepic, Nayarit, jueves 21 de noviembre de 2024

Tocan un vals mientras el buque se hunde

Manuel Aguilera Gómez

20 de Diciembre de 2016

En una visita a la Fábrica de Vestuario y Equipo de la Secretaría de la Defensa Nacional, el Secretario del ramo, General Salvador Cienfuegos hizo pronunciamientos públicos muy enérgicos sobre el descontento imperante en el seno de las fuerzas armadas por los escollos  para contribuir a la seguridad de los ciudadanos. Si bien, no es la primera ocasión en la que aborda temas tan delicados, sus pronunciamientos conmocionaron la conciencia nacional. ¿Qué dijo el General Secretario? En esencia lo siguiente: a) Las  tropas no salieron de sus cuarteles para vigilar las calles por iniciativa propia, sino por órdenes del presidente de la República; b) La milicia no está capacitada para realizar labores policiales porque son tareas  ajenas a su formación; c) Algunos grupos de la opinión pública suelen censurar a las   fuerzas armadas a raíz de las confrontaciones con delincuentes cuyo saldo, a menudo, se traducen en actos de sangre, y no hay expresiones de solidaridad claras en su defensa; d) Cuando las muertes no son obra de enfrentamientos sino de ejecuciones extrajudiciales, los tribunales militares han sancionado a los responsables; pero son casos excepcionales; e) Comienza a imperar en las tropas el temor a ser castigadas con cárcel cuando se producen enfrentamientos y se está llegando al extremo de preferir las sanciones administrativas por desacato al cumplimiento de sus deberes militares, a correr el riesgo de ser enjuiciado por acciones calificadas de delictivas; e) En algunos círculos judiciales se privilegia el respeto a los derechos humanos y se desdeña el papel de los soldados. En fin, se queja de la incomprensión imperante en algunos círculos periodísticos y el desdén de la clase política sobre el desempeño de las fuerzas armadas en las tareas de coadyuvar a combatir a la delincuencia. Y remató con su deseo ferviente de recibir órdenes para reincorporar a las tropas a los cuarteles lo más pronto posible.

Tanto el Secretario de la Defensa como el de Marina están pidiendo –reclamando—un ordenamiento jurídico destinado a definir los alcances y límites de las fuerzas armadas en su papel de coadyuvantes de la seguridad interior confiada a cuerpos policiales manifiestamente incompetentes. Para algunos periodistas y académicos, el reclamo de los militares es anuncio de sedición inminente. ¡Eso es absurdo! Desestiman que los gobernadores y numerosos presidentes municipales les alarma la posibilidad del retiro de las fuerzas armadas de las calles porque provocaría niveles de violencia incontrolables.

El problema de fondo reside en no reconocer el estrepitoso fracaso de las autoridades políticas para  constituir corporaciones policiales estatales y la desaparición de las policías municipales convertidas en simples fuerzas pretorianas al servicio de los alcaldes, dedicadas a proteger las actividades de la delincuencia. Los arreglos del mando único compartido es una experiencia frustrante, estéril, infructuosa; y la policía federal preventiva y la gendarmería carecen de capacidad operativa para hacer frente a todas las bandas delincuenciales a lo largo del territorio nacional. Se pretende disimular el fracaso del gobierno con simplonas exhortaciones declarativas de la Secretaría de Gobernación.

El panorama es desolador. No hay autoridad capaz de contener el avance de delincuencia; a lo largo y a lo ancho del país, se extienden los homicidios, los secuestros, las extorsiones y florecen las prácticas relacionadas con el tráfico de drogas. La persecución de los delitos está atascada en un lodazal de corrupción ante la indiferencia e incapacidad gubernamental para contenerlos.

La indolencia oficial linda en la complicidad simuladora; se extiende a los Poderes de la Unión. En particular, los padres de la Patria decidieron disfrutar sus vacaciones navideñas financiadas con un bono especial y no quisieron, siquiera, definir un periodo de sesiones extraordinarias para debatir y aprobar el marco legal relativo. Los partidos simplemente  hicieron mutis al debate de la iniciativa de Ley de Seguridad Interior. En el Poder Judicial, el nuevo sistema de justicia penal acusatoria comienza a privilegiar a los delincuentes amparados en violaciones al “debido proceso”. Todo este entramado es respaldado por algunas organizaciones de la denominada “sociedad civil”. Mientras tanto,  en el territorio nacional se siguen cavando fosas clandestinas.  

La ausencia de compromiso político hacia las fuerzas armadas es patente mientras el país continúa desmoronándose. Son los músicos del Titanic tocando un vals mientras el buque se hunde.

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