La metamorfosis del capitalismo transnacional
Octavio Camelo Romero
12 de Diciembre de 2016
El capitalismo es un organismo social en permanente y dinámica evolución; su desarrollo viene dado como consecuencia de las contradicciones internas, inherentes, al régimen capitalista de producción y circulación. Cuando dichas contradicciones entran en crisis, viene un proceso de metamorfosis y el arribo a nuevas formas de desarrollo que sub-sumen a las formas anteriores. Y como consecuencia de este procedimiento dialéctico el capitalismo ha arribado a su actual forma de desarrollo, la cual la conocemos como el “capitalismo transnacional planetario” o, “capitalismo global”, etc. Cabe la observación que con la transnacionalización del capital y la creación de grandes corporaciones transnacionales no desaparecen las contradicciones ni sus crisis. Más aún, las contradicciones del actual sistema capitalista-transnacional, desde finales del siglo pasado han entrado en una profunda crisis que hasta el 2016 no se han superado. Para el sociólogo marxista norteamericano William I. Robinson “La crisis en espiral del capitalismo global ha llegado a una encrucijada. O bien hay una reforma radical del sistema o habrá un giro brusco hacia el fascismo del siglo XXI”.
Las luchas competitivas entre las corporaciones transnacionales son más cruentas que las antiguas luchas entre los capitales individuales. Los impactos de las actuales peleas de los capitales transnacionalizados por seguir subsistiendo y por abrir nuevos mercados tanto para vender sus mercancías como para invertir sus plusvalías, son de transcendencia mundial. Las crisis de fines del siglo pasado y de la primera década de este siglo fueron superadas en gran medida por la apertura del mercado de bienes y servicios como de inversión, de China. Allí se tenía una mano de obra barata y dispuesta al sacrificio con tal de sortear la situación de pobreza en que se encontraba. Sin embargo el capital transnacional invertido en los países asiáticos provocaría la crisis de las economías de occidente a consecuencia de los bajos precios de producción. El desarrollo científico, la aplicación de la alta tecnología y una mano de obra barata eran y son las potentes armas de los chinos. Como resultado de esa violenta lucha económica deviene la sobreacumulación, es decir, surge la ociosidad capitalista: capacidad productiva no utilizada, mercancías no vendidas, dinero atesorado sin invertir, etc.
Con la transnacionalización del capital, los Estados Nacionales se han metamorfoseado para convertirse en Estados Transnacionalizados y prestar un mejor servicio a los capitales transnacionales. Por eso en sus políticas públicas se trasluce el abaratamiento de la mano de la mano de obra, el impulso al desarrollo científico-técnico, la adecuación del marco normativo, el robustecimiento de las fuerzas armadas, la generación de miedos entre los ciudadanos creando enemigos imaginarios, la liberalización de los mercados, la apertura de fronteras, etc.
Por otra parte, también las Instituciones Internacionales como la ONU, el Banco Mundial, etc., se han adecuado para dar un mejor servicio al capital transnacional. E igualmente se han creado otros organismos nacionales, internacionales y transnacionales públicos y privados con el mismo propósito. En una palabra, se ha transnacionalizado la vida social de cada país. Y aunque dentro de la clase capitalista en general, se ha estructurado un sector hegemónico transnacional que en el planeta antepone sus intereses como los únicos intereses de clase y que por ello bien pudiéramos llamarlo “clase capitalista transnacional”, en la clase de los asalariados no existe ni siquiera identidad de clase y, además, no cuenta con alguna real organización transnacional. Cada Estado Nacional se ocupa en lo individual de su clase de trabajadores asalariados.
Las crisis de las contradicciones inherentes al capitalismo transnacional planetario se manifiestan de diversas maneras. Sin embargo éstas han provocado un estancamiento en el crecimiento de las economías de USA, de la Unión Europea, de Japón, etc. Ante tal situación, y para reactivar el crecimiento económico, los Estados han tenido que subsidiar la reproducción ampliada del capital transnacional mediante la obra pública en infraestructura, la concesión de funciones del Estado, la deuda pública, etc. Más no obstante lo anterior, la crisis persiste y se profundiza más. En fin.
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