Muy cómodas inversiones
Sergio Mejía Cano
26 de noviembre de 2016
Recientemente apareció en las redes sociales un video en donde la diputada federal por el Distrito 11 del estado de Veracruz, Norma Rocío Nahle García, del partido Movimiento de Renovación Nacional (Morena), le hace ver al secretario de Energía Pedro Joaquín Coldwell que las inversiones son bien recibidas siempre y cuando los potenciales inversionistas construyan sus plantas petroquímicas, y no que les sean entregadas las instalaciones que le costaron a la nación, al pueblo contribuyente. Sin embargo, esta ha sido siempre la tónica a seguir cuando se han privatizado empresas antes consideradas estratégicas y como de prioridad nacional. Pues cuando se privatizó Teléfonos de México, se documentó en su momento que Carlos Slim no había pagado nada por los inmuebles ni la tecnología con los que contaba ya la compañía telefónica, y que no había quedado muy claro que digamos lo que había pagado a las arcas nacionales por adueñarse de dicha compañía, porque se afirmaba en su momento por los estudiosos del caso, que todo había sido una operación en libros; eso se decía, porque el fondo del asunto obviamente nada más lo supieron y lo saben quienes estuvieron involucrados en la entrega al capital privado de lo que antes había pertenecido a la Nación Mexicana. A mediados de la década de los años 90, se comenzaron a rehabilitar las vías férreas poniendo durmientes de concreto y riel de mayor calibre, ¿y por qué? Pues porque ya estaba en puerta la reprivatización de los ferrocarriles, por lo que los nuevos concesionarios ya tomaron la mesa servida en cuanto al área operativa que se les entregó en condiciones óptimas de funcionamiento y con los inmuebles que comprendían las estaciones correspondientes, y si bien remodelaron algunas, las que no les servían en lo absoluto, las dejaron en el vil abandono. Claro que los nuevos concesionarios modernizaron la fuerza tractiva y de arrastre, pero siguen moviendo unidades antiguas que pertenecieron a la nación. Igualmente, cuando se estaba construyendo la autopista Guadalajara-Tepic, hubo voces que afirmaban que a pesar de estarse haciendo con dinero del erario, posteriormente se entregaría a la Iniciativa Privada (IP) para su explotación, tal y como sucedió, y no una vez, sino dos o más veces, porque se informó en su momento que los primeros concesionarios habían tirado la toalla dejando dicha autopista en malas condiciones, por lo que entró a su reparación el gobierno Federal ¿y para qué? Para volverla a entregar de nuevo a otros concesionarios que son los que se quedan con las ganancias de las cuotas que el público usuario paga en las casetas de cobro. Pero lo más relevante que se documentó en ese tiempo, era que había quien señalara que a la compañía que había ganado la licitación para tan magna obra, el gobierno Federal la estaba apoyando con maquinaria y personal perteneciente al Estado Mexicano. En 1982 cuando se afilió a los trabajadores ferroviarios al IMSS, al menos el Hospital del otrora Ferrocarril del Pacífico, en Guadalajara, Jalisco, le fue entregado a esta institución de Salud, sin que haya quedado claro del todo en qué condiciones se lo adjudicaron, ya que se suponía que dicho Hospital del Ferrocarril pertenecía en forma bipartita tanto al mismo ferrocarril como a sus trabajadores, por las aportaciones al 50 y 50 con que se había construido. Sin embargo, de la noche a la mañana el que fuera hospital de los ferrocarrileros pasó a ser la clínica número 89 del IMSS; y siempre quedará la duda si el IMSS pagó algún cinco por el inmueble que ocupa hoy esa clínica que pasó a formar parte del Sector Salud; y si bien aquí no fue la IP quien se adueñó de un inmueble sin pagar ni un cinco, en caso de que se haya pagado algo, a los supuestos dueños de una de las mitades, es decir, los trabajadores, no les tocó nada de nada. Entonces, es obvio pensar que ahora con la Reforma Energética en donde se está entregando a la IP tanto nacional como extranjera todo lo que huela a energía, tal como es Pemex y la CFE, no es muy descabellado pensar que así como lo afirmó la diputada veracruzana de que los inversionistas va a llegar con la mano en la cintura a adueñarse de instalaciones que le costaron a los contribuyentes mexicanos, igualmente tomarán posesión de las presas hidroeléctricas que le costaron a los mexicanos, que no a los gobiernos en turno, que si bien no son dueños de nada, siempre ha actuado como si lo fuera disponiendo de los bienes nacionales como si fueran de su propiedad.
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