Tepic, Nayarit, jueves 21 de noviembre de 2024

Un Infonavit muy desvirtuado

Sergio Mejía Cano

21 de noviembre de 2016

Es notorio comprobar cada día que el Infonavit se apartó de su principal iniciativa de dotar de una casa digna a las clases más necesitadas del país, conforme para lo que fue creado dicho instituto convirtiéndose al paso de los años más en una empresa lucrativa que más parece como una institución privada que un programa de gobierno, pues al cobrar altísimos intereses en vez de ayudar la población la ahorcan a tal grado que aunado a la eterna crisis económica que ha originado la falta de empleo o que la clase trabajadora pierda sus trabajos por equis razones, han hecho que mucha gente abandone sus viviendas al no poder resistir la carga económica que significa. Hubo un tiempo en que se documentó que muchas instituciones bancarias habían determinado ya no embargar vehículos automotrices por falta de pago de quienes los habían adquirido bajo crédito bancario porque ya no había dónde meterlos, pues eran tantos los automotores embargados que los bancos ya no tenían en dónde almacenarlos y porque se estaban deteriorando todos esos carros al estar inmóviles, por lo que con un tiempo más serían pura chatarra a la que ningún provecho ni beneficio se les podría sacar después. Y ahora sale a la luz que el Infonavit ha desalojado gente morosa en los pagos a ese instituto al mostrarse renuentes hasta llegar a un arreglo de pago, por lo que ya existen infinidad de casas abandonadas echándose a perder, por lo que al igual que a los bancos, el Infonavit ya no sabrá después qué hacer con tantas casas habitación abandonadas. Pero cómo no va a desconfiar mucha gente del Infonavit si ve con horror que en la mayoría de los casos que con cinco años de estar pagando la supuesta deuda con el Infonavit, su cuenta no decrece, sino que al contrario, se incrementa cada vez más y más, pues hay personas que afirman que después de más de cuatro años de estar abonando al Infonavit y al ir a ver su estado de cuenta le salen con que su deuda no ha bajado en lo absoluto, sino que ha aumentado esta; hay personas que señalan que si por ejemplo su vivienda les costó algo así como 186 mil pesos, y ya casi después de cumplir los cinco años de estar pagando religiosamente mes tras mes, ven con gran sorpresa que ahora deben casi 300 mil pesos y se les dice que todo lo aportado han sido para pagar los intereses del préstamo que se les otorgó para adquirir dicha vivienda. Entonces, esto comienza a generar una especie de desconfianza hacia el instituto de la vivienda y más cuando entre familiares, conocidos y amigos se corre la voz de que quien adquiera un crédito con el Infonavit, será una deuda eterna e impagable, teniendo que estar pagando casi de por vida esa deuda contraída con un instituto que se dice había sido creado con fines más altruistas que de negocio. Y peor aún es que de vivienda digna la mayoría de las casas y apartamentos proporcionados por el Infonavit dejan mucho qué desear en cuanto a dignidad. Pero, ¿qué fue lo que pasó para que se desvirtuara tanto de su real propósito este instituto para la vivienda? Pues probablemente a alguna de nuestras “eminencias” administrativas se le prendió el foco y determinó que cómo era posible que la gente pobre que ganara apenas un salario mínimo fuera a tener una casa digna. Porque al menos las primeras casas que se dieron en Guadalajara en el fraccionamiento Miravalle y aquí en Tepic en El Mirador, sí eran casas, casas, amplias, y fueron otorgadas mediante sorteos indiscriminados; y eran casas porque las primeras tenían dos plantas, tres habitaciones dos y medio baños y hasta cochera, las segundas ya fueron de una planta pero también con tres recámaras y cochera; sin embargo después llegaron las llamadas “dúplex” en donde a un trabajador le tocó la planta baja y a otro la planta de arriba y con habitaciones más reducidas, pero éste último ya no adquirió terreno en sí, pues prácticamente estaba quedando en el aire y sin suelo firme; posteriormente aparecieron los famosos conjuntos multifamiliares de cuatro pisos en donde en sus recámaras ya no cabía más que una cama matrimonial pero sin burós y menos algún tocador, y en el comedor una mesa para seis sillas prácticamente tampoco cabían, y el baño había que entrar de ladito para poder pasar a la regadera que era apenas un cubo en donde con dificultad se podía bañar. Y luego sale el Infonavit con sus dichosos puntos para poder alcanzar un crédito en donde los que ganaban el salario mínimo ninguna esperanza tuvieron nunca de poder reunir los puntos requeridos.

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