Hace 106 años
Miguel González Ibarra
19 de noviembre de 2016
¿Por qué se levantó en armas el pueblo mexicano en 1910 e hizo la Revolución, hace 106 años?
La gente no tenía ni siquiera para comer. El sistema feudal de Las Haciendas no producía lo suficiente para alimentar a todos los habitantes del país. Muy pocos eran los privilegiados, que lo tenían todo, a manos llenas.
Porfirio Díaz gobernó más de treinta años desde la Presidencia de la República. A quién no estaba de acuerdo con él, lo perseguía, lo encarcelaba, lo desterraba, o de plano, lo asesinaba. El ejército que tenía, estaba hecho para torturar y matar. A nadie perdonaba.
La filosofía que profesaba el dictador, era para justificar la descomunal y tremenda injusta distribución de la riqueza, concentrada en los señores hacendados, feudales, hombres de horca y cuchillo, que tenían aterrorizada a la población, teniendo de aliada a la iglesia católica y a los sacerdotes, quienes, todos los días, desde el púlpito de las iglesias, defendían al gobernante y a La Hacienda. El pueblo, era esclavo de los hacendados. El régimen de las haciendas, era la nueva esclavitud.
La realidad de entonces, hizo surgir a los líderes y dirigentes de aquella epopeya conocida y denominada por la historia como la Revolución Mexicana de 1910, teniendo el día 20 de noviembre, la fecha que inició el levantamiento armado de las grandes masas mexicanas, contra la dictadura porfiriana y el oprobioso sistema feudalista de las haciendas, surgiendo las figuras de Madero, Flores Magón, Villa y Zapata, entre los héroes más queridos y amados por nuestro pueblo y que están, todos los días, en nuestro corazón, porque cada instante, les rendimos homenaje, al cuidar el ejido, la escuela pública, la seguridad social, nuestros muy amados niños y jóvenes, nuestra comunidad, nuestro municipio, nuestro estado y nuestra querida y amada patria, que defenderemos y cuidaremos al precio que sea necesaria, de ser ello posible, con nuestra vida misma.
En un momento como éste, tenemos que recordar al General Cárdenas, Presidente que ejecutó el Programa Revolucionario por el que entregaron sus vidas un millón de compatriotas y, a los cuales, les debemos lo mejor que se ha construido en nuestra patria. Los que murieron en los campos de batalla, son los verdaderos héroes y a ellos les debemos todo lo que somos.
¿Por quienes tenemos ejido? Por el millón de mexicanos que murieron en los suelos de México fusil en mano.
¿Por quienes tenemos Escuela Pública? Por el millón de mexicanos que murieron en la Revolución de 1910.
¿Por quienes tenemos acceso a la Salud Pública y, en particular, al Seguro Social, una de las grandes instituciones que hemos construido en este país? Por el millón de compatriotas que entregaron sus vidas en el movimiento armado contra Porfirio Díaz y los hacendados.
Hay que decir que las revoluciones de Reforma e Independencia, jefaturadas por Hidalgo y Juárez, fueron el cimiento de la Revolución Mexicana de 1910, como, igual, ésta, la Revolución Mexicana de 1910, arrancada aquél histórico 20 de noviembre, es el muro de la NUEVA REVOLUCIÓN, que se avecina, que se asoma, que día a día, estamos forjando obreros y campesinos mexicanos y que muy pronto alumbrará el NUEVO AMANECER DE LA PATRIA y que será la verdadera Revolución porque romperá para siempre las cadenas de la explotación en México y construirá la patria de los trabajadores que serán los dueños absolutos de la riqueza nacional.
La historia de México es una sola, semejante a una hermosa sinfonía, muy agradable para todos nuestros sentidos. Hemos buscado siempre, como mexicanos, generación tras generación, la elevación del ser humano en este país, a partir de desarrollar su infinita capacidad creadora.
¿Había una corriente de pensamiento en la república, antes de aquel histórico 20 de noviembre de 1910?
En teoría política estábamos en pañales, no obstante el desarrollo alcanzado en Europa, con la Comuna de París y la Revolución Francesa y con la aparición y difusión del Manifiesto Comunista, lanzado por Marx y Engels. Así, en este precario ambiente del conocimiento universal, el régimen de Don Porfirio desarrolló una filosofía basada en la egolatría más acentuada; en el yo absoluto, definitivo e infalible; en la, para ellos, eterna propiedad privada y la nueva y moderna esclavitud, dónde sólo ellos, los científicos, los intocables hacendados, tenían derecho al disfrute pleno y al derroche de la riqueza acumulada, producto de la explotación de los peones-esclavos.
Aquel sistema nunca creyó en la dialéctica y sus inexorables leyes debido a que tal teoría aun no llegaba a tierra mexicana y porque al gobierno no le importaba conocerla; jamás supo que la vida y el mundo tenían causas y efectos; y, en aquellos tiempos, la investigación que se practicaba, se basaba en la biología general, más no, en los hechos históricos y el devenir de los pueblos y la humanidad. Galeano, el uruguayo, tiempos después, dijo con acierto que la vida no estaba hecha de átomos, sino de historias. Y tuvo toda la razón el destacado pensador latinoamericano, autor de “Las venas abiertas de América Latina” que conmocionó al mundo entero.
El porfirismo estaba muy atrasado, perdido en las tinieblas y oscuridad de la ignorancia. El desarrollo de la teoría política europea no había llegado a México, como ya lo dijimos. Concebía la vida solamente para existir sin necesidad de trabajar y luchar por transformarla. Todo es estático, nada cambia, decían los testaferros de la dictadura, rematando que aquel feudalismo, materializado en las portentosas haciendas, sería eterno, duraría por los siglos de los siglos, imposible de destruirlo. Una filosofía a la medida de la clase dominante y hegemónica. No se iban echar la soga al cuello, admitiendo las tesis de Carlos Marx y Federico Engels, mismas que, en Europa, cargaban ya una revolución, tal y como se comprobó más tarde, en 1917 con la Gran Revolución de Octubre en la Vieja Rusia encabezada por el genial Lenin.
Según el conocimiento de los intelectuales de la época feudal porfiriana, sólo triunfaban los aptos y el pueblo estaba condenado a morir por vivir en el mundo del desconocimiento y la subjetividad. El régimen protegía nomás a los supuestos vencedores, los cuales, se contaban con los dedos de las manos, siendo muy poquitos los que llegaban a la meta y, eran, en la óptica de los personeros del oprobioso sistema, muy felices, frente a un pueblo que no comía y se moría de hambre.
El Derecho se consideraba como el hacedor de todo. Claro, era el Derecho que servía al régimen de Don Porfirio. No era definido como superestructura de la sociedad, igual que la ciencia, la educación, la cultura, la religión y la moral. No había llegado a estas tierras el Materialismo Histórico, hasta que Lombardo lo trajo y desmadejó como nadie en aquella charla expuesta por él en la Mesa Redonda de los marxistas mexicanos. Allí, el singular ideólogo, clarificó el camino de México, su pasado, presente y futuro. Nadie, por cierto, lo ha superado.
Antes de 1910, no había más propiedad privada que las haciendas en manos de los hacendados esencia de la filosofía, teoría política e ideología porfiriana.
Sin embargo, todo nace, crece y muere. Así pasó con la esclavitud, lo mismo que con el feudalismo. Eso pasará (como está ya pasando porque lo estamos viendo y viviendo) con este capitalismo salvaje, soportado en dos partidos: el PRI y el PAN.
Este sistema tendrá que morir. La Nueva Revolución (que viene) vendrá y construirá un México libre de explotación y ataduras.
Hace 106 años empezó la Revolución Mexicana que sigue y seguirá hasta liberar para siempre y, en definitiva, a nuestro pueblo, en un proceso que nada ni nadie, por poderoso que sea, podrá interrumpir.
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