Manuel Cota y su Cuarto Informe
Marco Vinicio Jaime
16 de noviembre de 2016
El Senador priísta Manuel Cota Jiménez, encabezó este pasado fin de semana un evento masivo con motivo de su Cuarto Informe de Labores como representante popular nayarita en el Congreso de la Unión. Numerosas personas provenientes de distintos municipios de la Entidad, atestiguaron el evento que tuvo verificativo en la parte inicial del recinto ferial de esta capital.
El Legislador nayarita, aprovechó el espacio para intentar presentarse al público como, antes que personaje de la política con obligada rigidez formal, persona común, marco en el que exaltó su desenvolvimiento desde su nacimiento hasta su crecimiento y vivencias de una buena parte de su vida que, en realidad, según agregó, no es diferente al de la gran mayoría de los que ahí estuvieron presentes. “Porque no soy diferente a ustedes, solo un servidor más, ahora desde una trinchera estratégica para ayudar; de origen en el seno de una familia con dificultades económicas -en su caso monoparental -y de una marcada cultura del esfuerzo”. Paso a paso, dijo, primero como niño con grandes carencias, y que lo movieron con firme espíritu de superación a insertarse en el mercado laboral, y después al momento en que se fueron abriendo las puertas de la realización seglar y al fragor de su comienzo él mismo como cabeza de familia al contraer matrimonio con su cónyuge: Doña Amparo Vélez de Cota, para convertirse en padre de tres hijos, consciente de la imprescindible formación valoral para dar estabilidad a la familia, a la que reconoció importancia invaluable en la regeneración del tejido social.
Posteriormente en la ovación de los presentes, tras dirigirse “a las mujeres, a los niños, a los jóvenes, a los adultos, a las personas de la tercera edad, a los obreros, a los maestros, a los laboristas, a los representantes de los medios de comunicación”, a los que agradeció su noble labor y presencia, mencionó que es precisamente la trayectoria antedicha que lo trajo ante ellos, de frente, para dar fe ahora de lo efectuado en el Senado, de entre lo que destacó: la aprobación de la Ley Nacional Anticorrupción (dirigida, de acuerdo a su justificación, a castigar servidores públicos deshonestos), así como la restitución de nueve mil millones de pesos para el enriquecimiento de la productividad del campo.
Con una organización logística y mediática característica en la praxis mercadotécnica de nuestros días: juego de luces, pantallas, música electrónica, tecnología de drones y mariachi, Manuel Cota en su oportunidad disertó en el estrado, iniciando en pódium y terminando con micrófono en mano dando pasos en cuatro direcciones, para proyectar un toque de familiaridad y relajar la solemnidad.
Fue un informe distinto al formato tradicional, pues su enfoque se basó en la proyección de identidad con los presentes, y en consecuencia el planteamiento de oportunidades de mejora con ideales y anhelos comunes en un “Estado de potencial nato que espera ser aprovechado en bien de todos”; ello en su ciclo como Senador y acorde a su propia esfera de competencia, y “más allá en donde la gente desee que continúe Manuel Cota”.
Así, el también líder de la Confederación Nacional Campesina (CNC), trajina pues en su tiempo y circunstancias y enfrenta su singular batalla: remar contra corriente en una clara situación circundante de desvinculación del poder y la praxis de lo que se concibe por política con la sociedad, de ahí los graves problemas que flagelan a las mayorías a través de pobreza, miseria, desempleo, corrupción, malos servicios de salud, de educación, enriquecimientos inexplicables y complicidades lesivas del interés popular, inclusive de ineficacia Institucional fincada en amiguismo y compadrazgos; toda vez que cuando no hay comunicación genuina con la gente, la simulación del “todo está muy bien en unidad”, termina por socavar el derecho colectivo de vivir en paz y progreso.
Por eso, Cota Jiménez ha decidido emprender el reto de construir justo en un entorno nada halagüeño donde la gente difícilmente cree cuando la transversalidad se ausenta de las palabras. Edificar entonces para el Senador, significará dar voz a la gente en cada encuentro (con dirección y contenido programático, garante de su reproducción analítica) y de continuo, generar interacción que privilegia el sentir y la propuesta que suma, cuando las acciones van resultando congruentes con los valores pregonados. Es necesario pues dar un rumbo que contraste y haga la diferencia en forma y fondo, dando respuesta a la esperanza siempre vigente de volver a creer. ¿Se podrá alcanzar el cometido? Veremos.
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