Mejor voltear nuevamente hacia el sur

Ahora que se ha puesto de moda incentivar a los mexicanos de que compren productos de manufactura nacional, así como consumir en su mayoría lo que el país produce en sus campos, recordé que la maestra de la secundaria de segundo año, en un viernes social nos explicaba que la dominación de los Mexicas llegaba hasta lo que hoy es Nicaragua, y que precisamente ese nombre era derivado del náhuatl y que significaba, “hasta aquí llega el Anáhuac”. Con el tiempo llegué a leer a varios historiadores que confirmaron lo que nos había dicho esa maestra.

Según la maestra, decía que mientras no llegaran los españoles a esta parte del continente hoy llamado América, los Mexicas tenían su mira puesta hacia el sur, dominando toda la región precisamente hasta Nicaragua. Sin embargo, cuando llegaron los españoles y dominaron, se dejó de lado esa dominación y los iberos se dedicaron únicamente a los lugares en donde tenían presencia dejando abandonado el sur y ni tan siquiera voltear al norte, excepto las expediciones que hicieron que fray Servando Teresa de Mier y otros exploradores llegaran a lo que hoy es la Baja California y por el este a La Florida. Y una vez consumada la independencia, los llamados criollos que se adueñaron de toda la región poco les interesó el norte del entonces enorme país que significaba la Nueva España, debido al centralismo que tanto caracterizó a los nuevos mexicanos con su República incipiente. Así que por ese centralismo y lo lejano de los territorios norteños, poco se pudo hacer para que los Estados Unidos se pudieran anexar esos territorios que prácticamente tenían abandonados en cuestión militar y de atención a quienes los habitaban, pues cuando comenzaron los conflictos bélicos con los vecinos norteños, a los tantos gobiernos mexicanos que cambiaban a cada rato de presidente, les salía muy costoso tener que trasladar los ejércitos hasta los territorios del norte, cosa que aprovecharon los ahora llamados gringos para apoderarse de la mayor parte de lo que fue la Nueva España.

Así que por lo mismo, desde que se perdió gran parte del territorio, los hijos de quienes hicieron la independencia comenzaron a admirar y temer a sus vecinos norteños, por lo que empezaron con una sumisión que ha crecido aún más en nuestros días. Porque si bien posteriormente ya en la época contemporánea hubo presidentes de la República que se llegaron a mostrar renuentes a los dictados gringos, de Miguel de la Madrid Hurtado a la fecha, los siguientes presidentes del país han mostrado un sometimiento hacia el imperialismo yanqui a más no poder.

Desde siempre, ha habido analistas que señalan que México debe volver a voltear hacia el sur y no depender tanto de la economía gringa, que hay más mercados en otras partes del mundo y que nuestros gobiernos no se asusten con el petate del muerto que lanzan a cada rato los gringos, cuya moneda en sí no tiene ningún sustento, porque si todas las naciones del mundo que basan su economía en los dólares que emite el gobierno gringo se los cobraran en oro, los USA no cuentan con el respaldo en oro para sostener su moneda.

Y esto me hizo también recordar que allá a mediados de los años 70, en varias revistas de difícil circulación como “El Por qué y El Por Esto”, y desde luego la revista “Sucesos”, cierta vez apareció una nota diciendo que al gobierno gringo de entonces no les había caído en gracia “La Carta de los Derechos y Deberes Económicos de los Estados” en donde el entonces presidente mexicano Luis Echeverría Álvarez se había involucrado a fondo, así como en la aprobación de las 200 millas náuticas de Mar territorial para todas las naciones; y menos les cayó Luis Echeverría a los gringos, cuando les dijo que si querían productos mexicanos México pondría el precio, cosa que no agradó nadita a los gringos acostumbrados a poner las cuotas de los productos que importaban, y más mal les cayó el entonces presidente mexicano, cuando los gringos se enteraron que ya estaba apalabrado con Finlandia, Noruega, Dinamarca y otras naciones europeas para comerciar con ellos al precio que México impondría.

Y se dice que esto dio pie para que le empezaran a mover el tapete económico a Echeverría Álvarez y de ahí la debacle económica de nuestra hoy depauperada nación. Cosa que se agravó aún más, porque don Luis no las tenía todas consigo con los empresarios mexicanos debido a su doctrina de querer estatizar todo lo que se pudiera, expropiando sin ton ni son. Así que voltear al sur podría ser mejor.