Tepic, Nayarit, viernes 29 de marzo de 2024

El síndrome Vicente Fox

Sergio Mejía Cano

10 de noviembre de 2016

Imposible resistirse a no emitir una opinión respecto al tema que anda en boca de la mayoría de los mexicanos y que tiene de cabeza a buena parte del mundo: el triunfo de Donald Trump en las elecciones para la Presidencia del vecino país del norte. Cosa que en realidad nos sorprendió a muchos que ya dábamos como un hecho de que los USA tendrían a su primera mujer presidenta; pero no fue así, y ahora sin saber por qué, hay decepción en muchos de nosotros.

Hasta el repartidor de las tortillas que pasa por mi barrio me dijo en forma de saludo que cómo veía que haya ganado Trump, porque la mayoría de sus clientes se estaban quejando por tal acontecimiento. Sin embargo, en realidad ¿a los mexicanos de a pie qué más cosas malas nos podrían pasar si prácticamente ya tocamos fondo? Porque queda claro que quien haya ganado la presidencia de los gringos, al grueso de la población no nos irá ni mejor ni peor, porque la falta de empleo seguirá, los salarios de 73 pesos igual, la calidad de la enseñanza seguirá en declive, los denigrantes servicios del Sector Salud tal vez empeoren aún más, aunque aquí conviene resaltar que así den un mal servicio en el Sector Salud, es bueno aplicar aquello de que más vale tenerlo y no necesitarlo que necesitarlo y no tenerlo, porque al menos teniendo el servicio médico siempre habrá más esperanza que para quienes no cuentan ni tan siquiera con el Seguro Popular. Así que en ¿qué nos podría afectar que haya sido doña Hilary Clinton o Donald Trump, si todo seguirá igual o peor para la gran mayoría de los mexicanos?

Pero en sí no habría de sorprendernos el que haya ganado Trump las elecciones en su país a pesar de todo lo que dijo y dejándose ver como un vil patán en toda su extensión, así como xenofóbico, misógino, racista, antiinmigrante a pesar de que es descendiente de ellos, aunque eso sí: güeritos y de ojos azules y no de la raza de bronce o de ojos rasgados o de color serio; además de haberse auto reconocido como admirador del nefasto grupo del Ku Klux Klan, si no es que hasta miembro distinguido de dicho grupo asesino. Y sin embargo, se alzó con la victoria dejando en la lona a la señora Hilary Clinton. Y tan no debería de sorprendernos porque con Trump no ha pasado otra cosa más que el síndrome de Fox, porque al parecer el ahora expresidente de México fue un caldo de cultivo para ver cómo el electorado reaccionaba ante un lengua larga y dicharachero como se mostró don Vicente desde que contendía para la gubernatura de Guanajuato, siguiendo así en su precampaña y en ella misma diciendo que acabaría y sacaría del gobierno a las víboras prietas, los tepocates y toda clase de alimañas que a lo largo de 70 años habían sangrado al país, y que de llegar a la Presidencia de la República se dedicaría a pescar peces gordos, ¿y? Puro jarabe de pico, pues no pasó nada de nada, al contrario, todo siguió igual o peor.

Así que ahora pasará igual con el demagogo de Trump, pronto le leerán la cartilla y lo sentarán a orinar quienes manejan la economía mundial, ¿y por qué? Pues simple y sencillamente porque son nada más figuras decorativas, ya que eso de decir que el presidente de los USA en turno es el hombre más poderoso del mundo es simple y sencillamente eso: un decir nada más, porque tienen que ajustarse a los dictados de los grandes capitales mundiales y desde luego, a los grandes armamentistas de su propio país que los hacen bailar al son que se les toque a sus presidentes en turno; y si acaso alguien se quiere salir del huacal, ahí está el ejemplo de John F. Kennedy como una muestra de que tienen que acatar lo que se les diga.

Y también no debe de admirarnos el que haya ganado Trump, quien posiblemente al igual que Vicente Fox, crean que si tuvieron éxito manejando empresas, igual lo tendrán manejando un país; sin embargo, he ahí el rotundo fracaso de Fox a pesar de que supuestamente su Gabinete lo conformó con los cerebros más brillantes del país, y nada que avanzamos, al contrario, retrocedimos enormemente.

Y así como Vicente Fox que nunca supo ni se enteró de lo que era la investidura presidencial, igualmente estará Donald Trump que no sabe en el barril de pólvora en que se tendrá que sentar sin tener los mínimos conocimientos de política y la diplomacia adecuadas que, aunque sea un ser manipulable, al menos debe de dar el gatazo como un estadista y no nada más como lo que es: un bocón y nada más que ha dado muestras claras de que desconoce la propia historia de su país o esta le importa un bledo.

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