Tepic, Nayarit, jueves 25 de abril de 2024

La genuina esperanza de México

Miguel González Ibarra

05 de noviembre de 2016

Es equivocado creer que la candidatura indígena del EZLN le quita votos a determinado o cual otro aspirante presidencial. No es así. A eso se le llama ver moros con tranchetes. Todavía más errado afirmar que el zapatismo está en la línea del gobierno dominado por el imperial prian, cuando está demostrado que la ruta de esta corriente política, es abiertamente y sin tapujos, contra el capitalismo y, a favor, de estructuras socioeconómicas justas y democráticas que resuelvan, por siempre y para siempre, los derechos básicos de todos los humanos que vivimos en esta geografía que lleva por nombre México.
 
Los mexicanos debemos aplaudir la decisión de postular a una indígena para ocupar el máximo cargo político de la nación. Ello, era necesario; muchos en este país, lo estábamos esperando. Qué bueno que el zapatismo lo decidió así. Les salió la jugada, tal y como la pensaron: Hicieron retemblar la tierra. Y qué bueno; era necesario. Todavía falta la decisión final. Hacemos votos porque la consulta sea favorable para el lanzamiento, no por la libre, sino con registro ante la autoridad electoral, lo cual, tendría la gran ventaja de usar los medios, como lo harán los demás, así sean del azul, del tricolor, amarillo o color moreno. Aquí, de lo que se trata, es llegarle a las grandes masas de trabajadores mexicanos, con las armas de ellos mismos tal cual lo son los poderosísimos medios de comunicación, pero, usando el arsenal de ideas que los adversarios no tienen y jamás tendrán, propio solamente del zapatismo y la diversísima y riquísima corriente radical mexicana floresmagonista, constructora de nuestra hermosa historia, que fue capaz de hacer una Constitución en 1917.
 
¿Qué tiene Fox que no tenga una mujer indígena? ¿Qué tiene Peña Nieto que no tenga una mujer indígena? ¿Qué tiene Calderón que no tenga una mujer indígena?
 
Más bien, Peña, Fox y Calderón carecen de lo que le sobra a una mujer indígena, todavía más, si figura como candidata presidencial: patriotismo; amor por la tierra, equivalente a decir, amor por la patria, porque los pueblos indios de México nos enseñan y guían con su elevado amor por la tierra, las aguas, los bosques y todo lo proporcionado generosamente por la madre naturaleza.
 
Ellos, los indígenas, como muy bien lo escribió Elenita, nunca venderían el petróleo ni los abundantes manantiales mexicanos ¡Jamás!
 
Necesitamos a alguien así despachando en Los Pinos y Palacio Nacional ¡Urge! ¡Superurge! ¡Ya basta de gobiernos vendepatrias al servicio del capital foráneo y los monopolios globales!
 
Los enemigos de México deben salir (¡Para no regresar nunca más!) de la primera magistratura de la nación.
 
El zapatismo va al fondo. Es lo que se ocupa aquí: Ir al fondo. No sacarle cañas al tercio. No hay empleo por culpa del sistema capitalista. No hay buenos salarios por culpa del capitalismo. No hay aulas para todos los niños y jóvenes por culpa del capitalismo. No hay suficientes techos por culpa del capitalismo. No hay medicinas y hospitales suficientes por culpa del capitalismo. No hay seguridad por culpa del capitalismo. No se garantizan los derechos básicos para todos los mexicanos por culpa del capitalismo.
 
Los bosques se nos están terminando por la voracidad del capitalismo y los capitalistas. Los ríos se nos están secando por culpa del capitalismo y los capitalistas. La madre tierra se nos achica y la estamos perdiendo por culpa del capitalismo y los capitalistas. Los lagos y lagunas están desapareciendo por culpa del capitalismo y los capitalistas.
 
¿Qué hacer, entonces? Terminar con el sistema capitalista ¿Eso es muy difícil? No. Es lo que debemos hacer: destruir el sistema capitalista mexicano, para, sobre sus ruinas y cenizas, construir el régimen soportado en las tesis del Poder Popular. Así ha ocurrido siempre. Exactamente cómo lo hicimos con las haciendas y los hacendados. Parecía imposible terminar con el régimen de Porfirio Díaz y finiquitamos con aquella dictadura que mataba de hambre al pueblo y lo asesinaba con su ejército ¡Llegó la hora! ¡Ya no hay día después! ¡Capitalismo no, Poder Popular sí, es lo que está en la agenda nacional!
 
Todo es cuestión de organizar al pueblo. Es justamente lo que se puede hacer con una mujer indígena de candidata a la Presidencia de la República: organizar y movilizar al pueblo, como se hizo en 1810 y 1910, ni más ni menos. Y no le tengamos miedo a la historia. Nuestra historia es una hermosa y bellísima  sinfonía muy agradable y que nunca rechazarán nuestros sentidos y gustos.
 
Los indígenas son sabios. Será un orgullo tener de Presidenta a una mujer indígena. Estamos seguros que hará un gobierno igualito al del General Cárdenas y al de Benito Juárez. Con tal investidura, los intereses superiores de la nación, estarán garantizados junto a los del pueblo que día y noche labora, medita y sueña, en este grandioso país.
 
Será un placer para todo mexicano ver y escuchar a una mujer indígena debatir con los abanderados del prian, ese nefasto binomio que debe salir a la voz de ¡ya! del Ejecutivo Federal, para que sean los pueblos originarios, en representación de 120 millones que en esta tierra vivimos y radicamos, quienes lleven la voz cantante de la patria. El pueblo mexicano comprenderá de qué lado está la razón y la verdad y verá con gran simpatía a una mujer indígena que pelea por el primer cargo político de la nación.
 
Definitivamente, la propuesta indígena del EZLN para la Presidencia de la República, ya es y, será, la GENUINA ESPERANZA DE MÉXICO. Y no le busquemos tres pies al gato. Es el camino correcto. Es la candidatura correcta.

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