Tepic, Nayarit, jueves 21 de noviembre de 2024

William I. Robinson y la crítica a su capitalismo global

Octavio Camelo Romero

02 de noviembre de 2016

Mi amigo Ignacio Aguilar me prestó un artículo recientemente aparecido en el periódico nacional “La Jornada” en donde uno de los articulistas a través de dos “envíos”, emitía sus juicios sobre la obra de William I Robinson “El Capitalismo Global”. Como encontré algunas opiniones que merecen ciertas precisiones, me propongo dar nuevamente mi opinión sobre tal libro, al igual que hace años lo hice en este mismo espacio.

William I. Robinson al igual que James Petras, son sociólogos norteamericanos de corte marxista. Robinson es profesor en el Departamento de Sociología de la Universidad de California, en Santa Bárbara, y entre sus publicaciones se cuentan “Estudios críticos sobre la globalización”, “Conflictos transnacionales: Centroamérica, globalización y cambio social” y “Una teoría sobre el capitalismo global: Producción, clases y Estado en un mundo transnacional”.

Robinson sostiene que el capitalismo sigue siendo capitalismo en cuanto a sus propias leyes de desarrollo y acumulación pero, destaca la existencia de nuevos rasgos, de procesos cambiantes y de estructuras novedosas que le dan pie a expresar que estamos ante una nueva etapa del capitalismo. Independientemente de su desafortunada periodización, dice que a comienzos del siglo XX hay una tercera etapa caracterizada por la transformación del capitalismo competitivo en capitalismo monopólico que él llama corporativo dentro del cual  las grandes compañías nacionales comienzan a internacionalizarse y a hacerse compañías multinacionales, pero todavía con la existencia del Estado-Nación. A esta época corresponden la primera y la segunda guerras mundiales.

Evidentemente que nuestro sociólogo norteamericano no comprende al capitalismo ni mucho menos las leyes de su evolución ni su historia. Sobre este tema en este espacio hemos hablado mucho. Desde aquí su Teoría deja de ser “explicativa”.

Robinson asegura, cosa verídica, que a finales del siglo XX y comienzos del XXI se conforman nuevos rasgos en el capitalismo, dentro de los cuales se destacan que los principales capitales nacionales se han Transnacionalizado, esto es, los capitales nacionales se han fusionado con capitales de otros países de tal manera que surge el verdadero capital transnacional, un “gran capital” que ya no se arraiga o se identifica con un solo país y que domina al sistema global en su conjunto, al capitalismo global.

Robinson asegura que ha surgido una nueva clase social, la clase capitalista transnacional la cual es una fracción de clase pero es la dueña de las grandes compañías multinacionales que operan alrededor del mundo sin base en ningún país. Opera como clase, desarrolla una conciencia de clase, se reúne una vez al año en Davos y ha creado una serie de instituciones y foros para actuar como tal. Aquí el sociólogo no distingue porque no las concibe, las contradicciones entre los propios capitalistas y la dominación de unos a costa de la subordinación de los otros. En realidad los capitalistas transnacionales son un segmento de la clase capitalista y está constituido por capitalistas en funciones como por capitalistas rentistas y productivos. Los capitalistas en funciones son los altos ejecutivos tanto de las empresas transnacionales como de las Instituciones internacionales como el FMI, etc.

El otro rasgo señalado por Robinson es la transmutación de las almas de las viejas instituciones mundiales como la ONU, FMI, BM, OMC, etc., que cada vez más se sincronizan entre sí para servir a los intereses del capital transnacional, creando de esta forma la infraestructura global y las regulaciones requeridas por la economía global. Por todos estos cambios el sociólogo norteamericano dice que estamos frente a una cuarta etapa del capitalismo. En realidad esos organismos son constitutivos del capitalismo transnacional y por ende, deben servirle.

Robinson dice que la economía global es un sistema transnacional de producción y de finanzas no visto en la historia anterior. Que en él surgen circuitos globales de acumulación y que los países han sido obligados a integrarse a este nuevo sistema productivo y financiero del capitalismo global siendo por ello que los Estados responden a las exigencias del capital global y no pueden absorber las demandas populares, y asumen más un rol policíaco que político. Nuestro sociólogo norteamericano no se ha dado cuenta que el Estado desde su nacimiento ha sido un Estado clasista siempre al servicio de los dominadores. Incluso el Estado Soviético estuvo al servicio de los capitalistas en funciones encubiertos en la forma de una burocracia revolucionaria así como en China y Cuba.

Robinson hace una distinción de categorías que no debemos olvidar. Dice que Neoliberalismo no equivale a capitalismo global, que son dos cosas distintas. El capitalismo global es una nueva etapa histórica del sistema capitalista en cambio el neoliberalismo es un programa particular que ha servido desde la década de los 80 para abrir paso al capitalismo global mediante la reducción de las barreras comerciales a la expansión del capital. Desde luego que el “neoliberalismo” es la expresión ideológico-política del capitalismo transnacional. Un ejemplo lo tenemos en China.

En relación con los obreros Robinson dice que ha surgido una clase trabajadora global dado que la clase trabajadora de un país tiene una relación orgánica con las otras naciones porque están fabricando el mismo producto. La fabricación de un bien pasa entonces por varios países. Y si obreros de estos países ponen su mano de obra para elaborar un solo producto, ello quiere decir que es una clase transnacional. Pero a diferencia de la burguesía transnacional, los trabajadores conforman una clase “en sí” más no “por sí” ni mucho menos “para sí” porque es una clase sin conciencia clasista además de que no tiene conciencia de ser una “clase transnacional”, ni cuenta con una forma de organización transnacional o foros como los tiene la burguesía transnacional. Y no los tiene porque para los obreros existen todavía fronteras nacionales. La clase trabajadora está jurídica, política e institucionalmente bajo los parámetros del Estado-Nación, mientras orgánicamente existe en la transnacionalidad. Esa es otra de las funciones de los Estados-Nación, servir de  amortiguador de las contradicciones entre los pueblos y el capital Transnacionalizado.

Vale la pena leer el libro “Una teoría sobre el capitalismo global: Producción, clases y Estado en un mundo transnacional” de William I. Robinson. En fin.

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