Es el momento de plantearnos alternativas de gobierno
Octavio Camelo Romero
31 de octubre de 2016
Cuando oímos hablar de "comunidades" inmediatamente nos "conectamos" con la Sierra o con alguna "abstracción" que dice todo y sirve para nada. Y es que la enajenación a la cual nos tiene sometidos el "Sistema Capitalista" nos ha hecho seres autómatas, seres que no pensamos por sí mismo, seres que asumimos el pensamiento de otros como propio y que además lo defendemos hasta con la vida. El capitalismo nos ha convertido en seres enajenados sometidos a alguien externo que piensa por nosotros, que toma decisiones por nosotros y que prácticamente es dueño de nosotros. Como el capitalismo nos ha hecho seres subordinados a la voluntad externa, seres sin razonamiento que reciben desde el exterior un razonamiento, además de elemental, simplificado al máximo, entonces nos cuesta arto trabajo identificar a nuestro alrededor a las comunidades. Nos resulta imposible que haya o se construya una comunidad en la cuadra donde vivimos, o en la manzana donde está nuestra casa, ya no digamos la que podemos construir en la colonia, ni mucho menos la que constituimos en la familia, etc. Y más nos cuesta trabajo "concebir" a las "comunidades autogestoras". ¿Cómo nuestra familia va a ser una Comunidad Autogestora? Esa seguramente es una cosa del "demonio" o simplemente es un asunto de los "comunistas".
Cuesta trabajo entender estos cuestionamientos porque el capitalismo no sólo nos chupo el cerebro sino que nos lo sigue chupando diariamente para que no pensemos cosas malas, cosas que tengan que ver con nuestra liberación. Pero las cosas no son tan difíciles como parecen. Una comunidad autogestora es aquella que piensa por sí misma, que gestiona por sí misma la satisfacción de sus necesidades, que es independiente y autónoma del Estado y que toma las decisiones y actúa en consecuencia, por si misma. Por lo tanto, una colonia, un barrio o una familia autogestora debieran tener esas características.
La formación del ciudadano autogestor no puede ser de la noche a la mañana, pero si se puede construir de abajo hacia arriba. Por "libertad" debemos entender el acto autónomo de la toma de decisiones, sin sujeción a una fuerza exterior, desde luego sin perder de vista el bien o el beneficio de la comunidad. Este es el sentido válido desde la perspectiva de las comunidades autogestoras. Y por lo tanto resulta natural hablar del "Autogobierno" como el ejercicio pleno de esta libertad comunal y autogestora. Así se tiene entonces que con el "Autogobierno" cada comunidad autogestora se rige a sí misma. Con esto en cada cuadra, en cada barrio, en cada colonia habría instancias del Autogobierno, o sea, instancias comunitarias para regirse y para gestionar sus satisfactores por sí mismo.
En el "Autogobierno" cobra sentido pleno el "Poder Popular". Empero el "Poder" se revela como la habilidad de conjugación de las capacidades humanas en torno a la toma de decisiones y praxis de la comunidad sin sujeción a alguna fuerza externa. En el Autogobierno el Poder deja de ser formal. En el Poder Popular el Poder es un Poder Real y residirá fundamentalmente en la comunidad.
Tanto el "Poder Popular" como el "Autogobierno se construyen de abajo hacia arriba hasta pernear en el aparato de Gobierno o en los Órganos del Estado. Pero el Estado en el Autogobierno adquiere otra dimensión; deja de ser un Instrumento regido por la voluntad de uno o varios políticos para pasar a ser un medio o instrumento de la comunidad para regir, por si misma, su vida. Este es el nuevo Estado que requiere el presente siglo para hacer realidad los objetivos del desarrollo sostenible, conocidos como los ODS. En fin.
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