Mientras se las vieron negras
Sergio Mejía Cano
21 de octubre de 2016
En días recientes apareció una nota tanto en algunos medios informativos impresos como en las redes sociales locales, en donde se da la noticia de que al menos ocho elementos de la policía municipal habían dado positivo en un examen toxicológico, por lo que podrían ser dados de baja. Sin embargo en asuntos así siempre queda la duda para gran parte de la opinión pública si son todos los que están y si están todos los que son, por aquello de algún tipo de error tan común cuando se hacen este tipo de exámenes.
La duda persiste en saber si quienes han sido señalados como positivos son elementos conflictivos y que se aprovecha esta situación para deshacerse de ellos o si están próximos a su jubilación o simple y sencillamente por no compartir ideas con los mandos superiores. Pero más duda persiste en caso de que sea efectiva su situación de haber dado positivo si nada más se les dará de baja o si como marcan las reglas sean sometidos a una rehabilitación con el fin de que sigan sirviendo a la ciudadanía, porque en caso de haber dado positivo y se les hecha a la calle así nomás, pues como que no es por ahí la cosa, ya que con el conocimiento de armas con que cuentan estos elementos, así como las entretelas de la justicia a la que estuvieron allegaros, posiblemente el resentimiento los haga actuar tanto en contra de la misma ciudadanía como de sus mandos superiores que algo tendrían qué ver en su despedida.
En el sexenio de José López Portillo (1976-1982) se lanzó la iniciativa de ley para que todos los trabajadores ferroviarios relacionados con el movimiento de trenes tuvieran su licencia federal ferroviaria, por lo que a todos los trabajadores de transportes se les requirió que entregaran dos fotografías tamaño infantil y con esto se les proporcionaba su licencia federal ferroviaria; sin embargo, a inicios de los años 90 del siglo pasado, ya en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari se determinó que todos esos empleados relacionados con el movimiento de trenes tuvieran que sustentar un examen toxicológico, psicopedagógico, psicométrico, etcétera, por lo que muchos de los trabajadores ferrocarrileros salieron no aptos debido a la obesidad y todo tipo de salud en donde por daltonismo y hasta por una caries no tratada se determinaba como no apto para el servicio a un empleado ferroviario.
Obviamente por daltonismo salieron varios compañeros ferroviarios; pero lo extraño del caso es que al menos dos de ellos a quienes declararon como daltónicos, uno de ellos es pintor y sabe igualar colores y desde su niñez ha pintado cuadros sicodélicos con varios matices de colores, y el otro es peluquero pero siempre ha distinguido los colores de los semáforos, e incluso cuando quedó fuera del ferrocarril estudió para radiotécnico y bien que distingue los cables de los aparatos que tiene que arreglar.
Pero de pronto se hizo presente personal adherido a la Salud dependientes de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) en las estaciones, en donde antes de la salida de los trenes los ferroviarios tenían que pasar a ser checados de la presión arterial, del romberg y tener que orinar en un recipiente para agregarle un reactivo para determinar si ese trabajador ferroviario había consumido algún tipo de droga. Lo raro de todo esto es que como por ser otrora llamados la gran familia ferrocarrilera y por conocernos la mayoría de los trabajadores prácticamente desde la niñez, nos conocíamos de todo a todo, sabíamos quiénes éramos borrachos y quienes fumaban mota o tomaban pastillas psicotrópicas, y lo raro estribaba en que compañeros que entre el gremio sabíamos que eran personas serias, los sacaron positivos, y a los que se sabía que eran locochones salían como si nada de dichos exámenes.
Desde luego que los que se sentían sin culpa de inmediato demandaron por su buen nombre; y hubo un caso muy notorio en un compañero aquí en Tepic que levantó un acta y los médicos de la SCT se mostraron renuentes a proporcionar su nombre; y el malestar del compañero es que ni siquiera fumaba tabaco y lo habían sacado positivo de usar cannabis; pero como tenía familiares que manejaban un laboratorio de inmediato se abocó a otros exámenes saliendo limpio, pues lo único que había consumido había sido una ensalada de lechuga orejona, vegetal que es prima-hermana de la mariguana.
Desde luego que hubo ferrocarrileros que reconocieron su adicción, pero al igual que otros que no, demandaron y ganaron la demanda posteriormente. Pero mientras se las vieron negras.
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