Los mininos sanadores
Sergio Mejía Cano
23 de septiembre de 2016
No deja de ser extraño que de un tiempo para acá han estado apareciendo en las redes sociales informaciones que contradicen en mucho sobre lo que antes se decía de los beneficios del café, del chile, de todo tipo de hierbas medicinales y hasta de alimentos naturales, pues estas nuevas noticias sobre lo mismo, ahora dicen que son todo lo contrario de lo que antes se afirmaba; y hoy en día resalta que haya aparecido una nota afirmando que los gatos son un peligro para el planeta.
Por ejemplo ahora en el portal de internet de “El Sol de Nayarit”, viene algo relacionado al respecto y señala que de acuerdo a un informe publicado en The New York Rewiew of Books, asegura que “la actual población de gatos perjudica al medio ambiente y causa la extinción de varias especies. Y que los gatos son responsables de la desaparición de millones de pájaros cantores, reptiles y pequeños mamíferos y que incluso mueren más aves por los gatos que por venenos, pesticidas o accidentes”.
Y es precisamente en esta afirmación en donde se podría deducir algo de jiribilla en contra de los mininos, porque si se les culpa de la desaparición de aves cantoras y que son la causa de que mueran más aves, tan solo es de considerar una cosa muy sencilla: los gatos no vuelan para andar atrapando aves en el aire; y además, se debe tener en cuenta que nada más actúan por instinto y no por la convicción de depredar nada más porque sí, tal y como lo hacen muchos humanos; porque también en dicha información se dice que lo peor es que los gatos cazan aun sin tener hambre. Tal vez quien escribió esto se reflejó en un espejo porque alguna vez pensó en cazar tal y como lo hacen algunos especímenes de la humanidad: solamente por diversión.
Según los analistas de la flora y la fauna, existe un equilibrio natural entre las especies y que cada cual está diseñada para un propósito, y ese equilibrio consiste en no permitir que haya exceso de otras especies, por lo que hay otra que controla su expansión y otra para otra y así sucesivamente, y que ninguna otra especie podría poner en peligro la vida en el planeta tal y como lo está haciendo el mismo ser humano que, en aras del progreso ha generado una gran contaminación en todo el planeta de tal forma que ahora es muy evidente el cambio climático gracias a ese afán de progreso el que sí ha extinguido especies y tiene a otras tantas en peligro de desaparecer, por lo que eso de achacarle a los gatos la desaparición de infinidad de aves cantoras y de otro tipo es una vil falacia.
Y a propósito de analistas, hace muchos años una maestra de la secundaria nos dijo que a los gatos había que respetarlos porque son más benéficos que dañinos, pues absorben muchas de las enfermedades que podría tener un humano, que si no habíamos observado alguna vez, los que tuviéramos o hubiésemos tenido mininos en casa que cuando alguien estaba en cama el felino se subía a la cama y se acurrucaba junto a la persona enferma y ahí duraba buen rato. Y sí, más de uno de los que estábamos en clase reconocimos algo parecido, porque en casa teníamos un gato muy vago que casi siempre andaba en la calle o en las azoteas, pero cuando mi hermana mayor a consecuencia de una caída en la escuela la tuvieron que enyesar de ambas piernas, el gato no se le separaba de su lado en la cama donde estaba mi hermana inmóvil porque tenía rota la cadera.
Sin embargo, lo que más llamó mi atención en aquella plática de la maestra de español en segundo de secundaria, fue que nos advirtió que jamás le hiciéramos daño a un gato o un perro, porque por más inverosímil que pudiera parecer, muchas de las veces el daño que le hiciéramos ya fuera a un minino o un can, se nos podría revertir pasándonos algo similar al daño que les causáramos.
Y esto me sorprendió más porque estando en la primaria, al salir de la escuela, en un baldío cercano a la misma vi a un grupo de niños que le hacían bola a algo tirado en el suelo, y cuando me acerqué alcancé a mirar a un niño de mi barrio que levantaba una piedra grande y la dejaba caer sobre algo, al llegar al lugar, vi con horror y tristeza a la vez que la piedra había dado en la cabeza de un gatito que al momento del impacto se le habían saltado los ojos en fea forma; y el niño que había hecho esto, no dejaba de reír. Y este niño de nombre Margarito, antes de cumplir los 20 años de edad iba en una moto y fue atropellado por un camión del servicio urbano en la colonia del Fresno, en Guadalajara, Jalisco, y el camión le aplastó la cabeza.
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