Tepic, Nayarit, jueves 21 de noviembre de 2024

Un clavo más en el ataúd de la nación

Manuel Aguilera Gómez

21 de septiembre de 2016

Reducir el presupuesto, empequeñecer al Estado, menguar su capacidad conductora de la actividad económica, es el objetivo central de la política económica de los lustros recientes. Hace treinta años, los “recortes presupuestales” obedecían a los dictados del FMI; ahora, forman parte de la  cotidianidad. Si bien, los ajustes se pretenden explicar a partir de la disminución del ingreso tributario a causa  de la declinación del precio internacional del petróleo, los responsables hacendarios se comprometieron con los empresarios a no aumentar los impuestos durante cinco años; se ataron las manos. No pudieron  enfrentar el déficit a través de los ingresos  y los ajustes se han realizado mediante la reducción del gasto.

El ajuste al gasto debió hacerse dos años atrás, una sola vez, y olvidarse de ese gigantesco negocio de las coberturas en el mercado de derivados. ¿Es aceptable aplicar recursos públicos para especular en los mercados internacionales? ¿Esas operaciones están aprobadas por el Congreso?

En fin, se anunció un recorte presupuestal arropado por un lema abusivamente simplón: el recorte presupuestal recae sobre el gobierno, no sobre los ciudadanos.  Al revisar las cuentas públicas se advierte la enfermiza proclividad de aniquilar a Pemex: su gasto se reduce en 20.7%; a la SEP, el 10.6%; a Salud, 10.8%. a Sedesol. 6.8%. En cambio, los “Patrones de la Patria” fueron los gananciosos: los legisladores recibieron un aumento de 3.6%; los jueces, magistrados y ministros de Poder Judicial, el 14.8%; los flamantes defensores   de los Derechos Humanos (de los delincuentes) 8.2%.

La estructura de los mandos superiores permaneció intocada: siguen el mismo número de subsecretarias, de coordinaciones, de direcciones generales adjuntas, casi todas creadas durante los gobiernos de Fox y Calderón. ¿Sabía usted, estimado lector que fueron creadas, en los quince años recientes, poco más de un centenar de subsecretarías y casi un millar de coordinaciones, direcciones y subdirecciones?  Quienes las ocupan son, a menudo,  generales sin tropa a su mando; para cobrar en esos cargos solo se requiere certificado de nacimiento en el Estado de México. Es la burocracia de angora, beneficiaria de autos blindados, de generosas “primas de riesgo”, sobresueldos, bonos de eficiencia, abultados aguinaldos, seguros de gastos médicos de cobertura amplia y … el privilegio de la “garra libre”.

El nuevo presupuesto fue acompañado de las predicciones sobre la evolución de la economía mexicana durante el año entrante. Similar a la presentadas en los cuatro años anteriores, son fantasiosas, alucinantes: estiman una expansión de la economía nacional entre 2 y 3%. Dos predicciones son particularmente preocupantes: la plataforma de producción de crudo se estima en 1,928 miles barriles diarios y la tasa de interés de los Cetes será del orden del 5.3%. Veamos por qué inquietan.

Los Cetes y otros valores gubernamentales se colocan principalmente entre los especuladores internacionales. Protegidos por coberturas de riesgo cambiario, los fondos de inversión norteamericanos los compran y obtienen un rendimiento muy superior al pagado por los bonos del Tesorería de Estados Unidos. Tras la devaluación del peso, el monto de los valores gubernamentales en poder de extranjeros ha venido declinado por el efecto de la fuga de los capitales golondrinos; en las semanas recientes suman alrededor de 105 mil millones de dólares. Es una forma de disimular el endeudamiento externo mediante la colocación de deuda interna; es la fuente de provisión de las reservas internacionales del Banco de México. Al pagar más por los esos valores, el déficit presupuestal será mayor. La pregunta que hasta ahora no tiene una respuesta: ¿para qué necesitamos una reserva internacional de estas dimensiones? ¿cómo se paga la diferencia descomunal entre el costo de los valores gubernamentales y el interés recibido por la recolocación de las reservas en el mercado internacional? Un misterio infranqueable.

En cuanto a las extracción de petróleo, el tema es patético. Se espera extraer 572 mil barriles menos que en 2012, al principio del actual gobierno. Un cifra muy alejada de las cuentas alegres de la Secretaría de Energía que había prometido que México alcanzaría a extraer 3 millones de barriles diarios. Nos ofrecieron que las compañías exploradoras extranjeras salvarían al país de esta crisis. Un engaño más.

Lejos de fortalecer a Pemex, lo están asfixiando. El presupuesto recortado es un clavo más en el ataúd de la Nación.

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