El posible ardor de la envidia
Sergio Mejía Cano
07 de septiembre de 2016
Según algunos analistas, cada vez que muere un cantante famoso tiende a ganar más fama y dinero estando muerto que vivo. Algo así se comentó con la muerte del llamado “rey del pop” Michael Jackson, lo mismo cuando fallecieron las cantantes Selena y Jenny Rivera; y que esto se había estudiado por el efecto que generó la muerte de Pedro Infante, pues de no haber muerto a tan relativa temprana edad, no se hubiera convertido en el inmortal personaje que es hoy en día.
Y ahora estamos viendo la gran derrama económica que ha estado generando la muerte del señor Alberto Aguilera Valadez, más conocido en el mundo de la música como Juan Gabriel, y que desde luego, seguirá produciendo muchas ganancias económicas porque esto apenas comienza, pues no tardan en aparecer libros sobre su vida en donde se narren sus vicios y virtudes así sean relatados por personas que ni lo conocieron físicamente pero que creen saberlo todo de la vida del cantautor michoacano, pero que creció en Ciudad Juárez. Y desde luego, álbumes de su colección de discos ya sea cantando solo o acompañado con quienes grabó a dueto.
Obviamente no podrán faltar los detractores como ahora está el caso de un señor que se dice intelectual y culto y que sin respetar el luto y dolor de millones de mexicanos, y aduciendo la libertad de expresión, denostó a la persona y no en sí al trabajo cultural que es la música que produjo Juan Gabriel. Y este señor es Nicolás Alvarado quien de acuerdo a quienes han estudiado las palabras con las que sobaja tanto al compositor como a quienes han gustado de su obra musical, no las emite precisamente por su amplia cultura e intelectualidad, sino por ardor de ver que un personaje que nació en la pobreza ahora ha dado ese paso a la inmortalidad de nuestro país tal y como ya lo son otros compositores mexicanos que han dado a conocer mediante sus creaciones a nuestra nación por prácticamente todo el mundo; por lo que fue el ardor que siente el señor Alvarado sobre Juan Gabriel lo que hizo que hablara de más; aunque claro que de acuerdo a su libertad para expresarse tiene todo el derecho del mundo a hacerlo, pero debió haber recalcado que lo que piensa sobre el compositor michoacano era a título personal y no como director de TVUNAM, porque como la música también es cultura no podía resaltar su propio pensamiento sobre su música, porque Nicolás Alvarado bien pudo haber dicho que no le gustaba la música del también llamado divo de Juárez, pero que respetaba el gusto musical de millones de los seguidores de Juan Gabriel. Sin embargo, como el hubiera no existe, la palabra dicha no puede volver atrás y hasta su trabajo como director de TVUNAM perdió este señor que se dice intelectual, pero que de esto por lo visto no tiene ni un gramo, ya que de acuerdo al diccionario un intelectual es “aquél a quien le da por la razón del entendimiento”, y obviamente el señor Alvarado no razonó ni entendió el trabajo musical de Juanga.
Y ese posible ardor que hizo expresarse así a Nicolás Alvarado sobre Juan Gabriel, quizás esté fundado en la envidia al ver que una persona prácticamente sin estudios ha pasado a la inmortalidad y no alguien como él que se dice tiene estudios en muchas materias y que ha estado inmerso en el mundo de las telecomunicaciones, en el ambiente político y rosarse con la burguesía y oligarquía del país y que en poco tiempo pasará al olvido como tantos otros que tuvieron sus 15 minutos de fama y hasta ahí; porque es evidente que en pocos años Nicolás Alvarado pasará al olvido ciudadano y no así Juan Gabriel cuya obra persistirá más allá de varias generaciones.
¿Y ese ardor y posible envidia serán acaso por ser homofóbico el señor Alvarado Vale? Porque hay mucha gente que piensa que Juan Gabriel era homosexual y más cuando él mismo dijo en una entrevista cuando le preguntaron al respecto que “lo que se ve no se pregunta”; sin embargo, es poco probable que haya alguien que pruebe fehacientemente que el divo de Juárez era homosexual, a menos que le haya servido de almohada o haya estado presente en alguna habitación con Juan Gabriel y así poder dar fe de los hechos.
Si bien se dice que así como a los humanos que padecen síndrome de Dawn se les reconoce porque todos se parecen, igual como a quienes padecen de enanismo, también a los homosexuales se les llega a reconocer por el tiple de su voz, es difícil probar que alguien sea homosexual si no le consta, y no nomás porque hablen como Juan Gabriel. Así que ya se quemó el señor Nicolás Alvarado.
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