Incongruencia y falta de diplomacia
Sergio Mejía Cano
01 de septiembre de 2016
La popularidad del presidente Enrique Peña Nieto anda por los suelos de la apreciación de la ciudadanía y posiblemente hasta en otros países, así que para nada le hace bien esta visita que ha recibido del candidato presidencial de los USA, Donald Trump, pues esto es echarle más leña al fuego de la impopularidad presidencial que arrastra en este momento el señor Peña Nieto por lo errático de su administración, y más por los sentimientos encontrados que ha despertado el candidato gringo entre gran parte de la sociedad mexicana.
¿Acaso sería por iniciativa propia que Peña Nieto haya invitado a Trump a Los Pinos? Esto es poco probable, pero si así fuera, entonces para qué quiere asesores, porque consejeros de este tipo son peores que enemigos; aunque claro está, también está el cómo sea en su carácter Peña Nieto en cuanto a sus decisiones, porque si a él se le prendió el foco de invitar a tan nefasto candidato, tal vez por más que le hayan dicho sus asesores que no era prudente ni necesario esta invitación, a la mejor el presidente Peña creyó que sí era lo mejor para decirle en su cara a Donald que ha ofendido gravemente a los mexicanos; sin embargo, conociendo la sumisión ante los güeros de Peña Nieto, es poco probable que le vaya a hacer alguna reclamación al respecto, si acaso algún señalamiento por demás ligero y hasta ahí.
Esto de invitar a la residencia oficial de Los Pinos a quien claramente ha demostrado que no quiere a nuestro país, para nada demuestra congruencia y mucho menos diplomacia, al contrario, está demostrando un sometimiento tal hacia el candidato republicano de los USA, que más que enaltecerlo ante los mexicanos lo hunde por completo a Peña Nieto. Sin embargo, quien más mal está quedando ante la opinión pública de ambos países, USA y México, es precisamente Donald Trump, porque al aceptar venir a un país que claramente ha dicho odiar al máximo, lo muestra completamente como el más grande hipócrita de todos los tiempos, como alguien que tiene dos caras y que no tiene empacho en mostrarlas al mismo tiempo, que lo muestra no nada más ante sus conciudadanos y los mexicanos como la persona más falsa que pudiera haber, sino ante los ojos del mundo. Y además, este gesto de la invitación del candidato republicano a Los Pinos, para muchos sectores de la sociedad mexicana podría significar como una gran falta de respeto absoluto, pues como claramente ha afirmado el señor Trump que odia a los mexicanos, pues entonces lo único que se podría haber esperado del presidente mexicano, era el desprecio hacia un individuo que no nos puede ver y mucho menos tolerar, de acuerdo a las mismas palabras de Trump.
Pero bueno, ya llegó a México Donald Trump y ya se entrevistó con el presidente Peña Nieto y todo lo demás; lo hecho, hecho está y ni modo de darle para atrás a los acontecimientos. Lo malo estaría en que, como se ha informado por parte de la oficina de la Presidencia de la República, que también se ha invitado a la señora candidata Hilary Clinton, es posible que por la congruencia, sensatez y prudencia que ha demostrado tener la señora Clinton, es poco probable que venga a nuestro país, porque si llega a venir y es recibida en la misma forma en que lo fue Donald Trump, entonces se podría tomar esto como una injerencia del gobierno gringo hacia nuestro país ordenándole a nuestro presidente que acate la llegada de ambos candidatos no nada más en algún lugar público, sino precisamente en la propia residencia oficial de Los Pinos, porque entonces sí que sería más grave de lo que se piensa sobre esta visita.
Posiblemente el equipo de asesores y ayudantes de la señora Clinton ya hayan tomado cartas en el asunto y hayan visto que para nada es conveniente aceptar la invitación de la Presidencia de la República para venir a México, debido a la reacción de la población mexicana ante la visita de Trump, que se pudiera tomar como una aceptación a lo dicho por este candidato republicano de lo que piensa sobre nuestro país y por ende de sus ciudadanos, por lo que es probable que la señora Hilary no venga a México a hacerle el caldo gordo no a Peña Nieto, sino a Donald Trump, porque la cercanía y alianza de ambos países, USA y México no se da con palabras sino con hechos, y si los dichos de Trump son y han sido más que ofensivos, por más que los quiera maquillar ahora, lo dicho, dicho está y como se dice comúnmente: “la palabra dicha no puede volver atrás”. Así que no esperemos la presencia de la señora Clinton en nuestro país.
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