La UAN en su laberinto

Mil 400 millones no es poquito. Es una fortuna. Un dineral. Es el laberinto de la Universidad Autónoma de Nayarit (UAN). Es el quebranto financiero, dicho por su líder máximo, el actual Rector. Ojalá no sea más. El anterior dirigente, el Rector Juan López, al salir, declaró que eran 500 millones. Mintió. Deplorable. Positivo que el Rector en funciones, haya dado la cifra que se indica al inicio de este comentario.

Su presupuesto es de mil 700 millones y su gasto de dos mil millones. Viendo este cuadro desde la perspectiva de la grilla (o politiquería), nuestra universidad ya no tiene remedio, tal y como le he escuchado a importantes académicos de la UAN, incluso, a cuadros que ocupan cargos destacados dentro de la estructura de la misma.

Viendo el asunto a partir de que la UAN es la obra más grande que hemos construido los nayaritas, este laberinto por el que atraviesa nuestra Alma Mater y que se expresa y materializa en este escandaloso déficit, lo tenemos que resolver y superar para rescatar, a toda costa y a cómo de lugar, el instrumento (como lo es nuestra adorada y hermosa UAN) que ha sido y es el cerebro para el desarrollo de Nayarit y lo será por siempre y hasta la eternidad.

Los responsables del laberinto de la UAN somos todos. Los que están adentro, laborando y estudiando, y todos los nayaritas que estamos fuera de la universidad, incluyendo, obviamente, a los gobernantes. Los gobernadores y rectores, en primer lugar, igual que los dirigentes de los sectores actuantes en su interior.

Por supuesto, que en esta responsabilidad, hay niveles. Pero, aquí, no se trata de rasgarnos las vestiduras y hacernos pedazos. Se trata, sobre todo, de encontrar la vía, para superar esta crisis por la que atraviesa nuestra Universidad Autónoma de Nayarit (UAN). Tenemos que salvarla. Tenemos que rescatarla. Tenemos que hacer de la UAN, el espacio fundamental para formar el Hombre Nuevo que transforma y seguirá transformando hasta límites inimaginables, la vida de Nayarit, parte de la vida nacional y planetaria. Su salvación y rescate, no es cuestión solamente de los universitarios. Es responsabilidad de todos los nayaritas. Tenemos que empezar, sin duda, usando el método de la crítica, pero, la autocrítica, es también indispensable. Y, aquí, que caiga quien tenga que caer. Es parte esencial para salir de la escena o realidad titulada: la UAN en su laberinto.