Reflexiones sobre la inclusividad del desarrollo
Octavio Camelo Romero
20 de Junio de 2016
Los estudios, las investigaciones y los informes sobre las tendencias del mundo impactaron sobre el modo de ver el desarrollo de las sociedades contemporáneas. Ciertamente que frecuentemente se confunde crecimiento con desarrollo y desarrollo con crecimiento. Crecimiento atiende solamente a los cambios cuantitativos en tanto que desarrollo, a los cambios cualitativos. Sin embargo no se pueden disociar uno del otro, ambos mantienen una relación dialéctica. Empero los límites naturales y los problemas del medio ambiente por un lado, junto con el crecimiento de la pobreza y la desigualdad social por el otro, cuestionan si el tipo de desarrollo capitalista hasta hoy implementado debe seguir manteniéndose, si con este desarrollo se alcanzará la equidad social y todos podrán satisfacer sus necesidades sociales y si la naturaleza aguantará sin fin su degradación. Se generaron dos vertientes de opinión en relación con los problemas socio-económicos, una en torno a la equidad social y la otra en relación a la protección y preservación del medio ambiente. La primera vertiente desemboca en la “inclusividad” del desarrollo y la segunda, en la “sostenibilidad” o “sustentabilidad” del mismo. Es así como surge lo que hoy se denomina “desarrollo inclusivo y sostenible” o sustentable. De suyo estos dos apelativos del desarrollo implican profundas modificaciones en el “orden social” y en los” modelos de nación”.
La equidad y la desaparición de la desigualdad, social, implica el reconocimiento tácito de la diversidad y de la pluralidad. En consecuencia aparece la diferencia y el respeto a ella. En países como en México o en entidades como Nayarit surge la necesidad de reconocer a las etnias como distintas nacionalidades al lado de otras nacionalidades. Y por ende, nuestro país y nuestra entidad federativa adquieren el carácter de multi o de plurinacional. Tan solo este hecho nos lleva a una refundación del Estado Mexicano y del Estado Nayarita. Por las mismas circunstancias desaparecería la rígida categoría de “ciudadano” para dar paso a otra más flexible de “poblador”. Estas realmente serían las “Reformas Estructurales” que requiere el mundo para seguir manteniendo la casa, como dice el Papa Francisco.
Pero por otra parte y como consecuencia de lo mismo, el desarrollo estaría obligado a respetar la cultura y los valores de las distintas nacionalidades. Esta situación se ha visto muy comprometida con la construcción de las presas en Nayarit. Por lo tanto no se trataría de un único desarrollo sino de una diversidad de desarrollos según las diversidades de las nacionalidades y de los territorios donde estuvieran asentadas. Los elementos culturales van a dar una perspectiva particular sobre el desarrollo.
La equidad además tiene que ver con la distribución de la riqueza. La desigualdad social y la pobreza de los pueblos son consecuencia de la distribución capitalista de la riqueza, la cual excluye a los trabajadores de buena parte del “valor” que ellos producen. Plantear la equidad en este renglón equivale dentro del capitalismo a que los dueños de los capitales repartan parte del “valor” que no le dan a sus productores. Situación por demás ilusoria. La otra alternativa es generar un nuevo “orden social” sin capitalistas. Como una salida a estas trampas de los Objetivos del Desarrollo Sostenible se dice que hay una relación entre lo económico, lo social y lo ambiental. En lo económico se da el crecimiento, en lo social, la distribución de la riqueza y en lo ambiental, lo ecológico, la preservación de la naturaleza. Por eso se dice que la sostenibilidad del desarrollo es la armonización de los tres elementos: lo económico, lo social y lo ambiental. Y así se deja a los capitalistas en paz. En fin.
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